El sábado 14 de septiembre,
la Iglesia que peregrina en Argentina vivió un trascendental acontecimiento
eclesial con la beatificación del Cura José Gabriel Brochero, durante una ceremonia
presidida por el enviado del Papa Francisco, Cardenal Angelo Amato, que reunió
a cientos de miles de personas en la localidad cordobesa que lleva el nombre
del beato argentino.
Entre los miles de
consagrados, Obispos y presbíteros, que participaron de la ceremonia, se
encontraban el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y trece sacerdotes del
clero catamarqueño, quienes brindaron su testimonio sobre este hecho singular
de tener al primer sacerdote beato argentino y el primero declarado por el Papa
Francisco.
El Obispo de Catamarca,
Mons. Luis Urbanc, comentó que “la celebración fue muy emotiva, sobre todo el
testimonio de su vida, a quien compararon con el Santo Cura de Ars. Se destacó la
fe y la piedad, que inspiraron su accionar en el amor a Dios, y esto surge de
la oración”. También mencionó como relevante “su dedicación a todos sus fieles,
sin dejar a nadie afuera”. De esta manera, Mons. Urbanc consideró que el Cura
Brochero “se adelantó al Concilio y a Aparecida por su acción pastoral”.
Además, rescató la ocasión que tuvieron los consagrados de compartir el viaje,
que realizaron juntos, para estar en la celebración y volver inmediatamente a
Catamarca para atender a sus comunidades.
El Vicario General de la
Diócesis, Pbro. Julio Quiroga del Pino, contó que vivió con gran emoción la
celebración de la misa de beatificación del Cura Brochero, especialmente al
“oír los relatos de la historia de su vida, testimonios reales, de las
conversiones de las personas”. También resaltó la presencia de miles de
sacerdotes y seminaristas, que se dieron cita en
esta gran fiesta de la Iglesia
en Argentina, oportunidad de encuentro fraterno entre los hermanos consagrados
de todas las regiones de la Patria. “Fue muy lindo encontrar a algunos amigos y
compañeros que no veía desde hace muchos años”, dijo, agregando que “en las
calles se sentía la alegría y eran el escenario de saludos efusivos y abrazos
de reencuentro”.
Por su parte el P. Hugo
Rodríguez, Párroco de Nuestra Señora del Rosario, Hualfín (Belén), manifestó
que “es la primera vez que participamos de un acontecimiento tan significativo
y lleno de sentido para la Patria, tener un beato argentino que trabajaba tanto
por sus fieles. No sólo se preocupó de lo espiritual sino también de lo social”.
“Lo que más me impresionó
fue la vida de él y cómo buscaba que las personas se encuentren con Jesucristo
y descubran el amor de él, en todo momento. Lo que sería tender la mano al otro”,
afirmó, agregando que “a pesar del frío de esa jornada, me impresionó la gran
cantidad de gente, más de 150.000 personas”.
El joven presbítero Eugenio
Pachado, Capellán del Santuario y Catedral Basílica de Nuestra Señora del
Valle, dijo: “Para mí fue muy conmovedor. Me emocionó el testimonio del niño en
quien el Cura Brochero obró el primer milagro. Nunca imaginé que iba a haber
tanta gente, que pobló el predio cordobés donde fue la celebración”. También dijo
que le impactó “la cercanía del Cardenal Angelo Amato, enviado por su Santidad,
con la gente, a quienes saludaba y expresaba su afecto”. “Para mí fue una
gracia muy especial, porque es la primera vez que participo de una
beatificación”, enfatizó.