Camino a la Beatificación

siguenos en facebook Canal de youtube siguenos en facebook

17 abril 2019

Misa Crismal y emotiva inauguración de la Capilla del Santísimo en la Catedral


El Obispo llamó a los sacerdotes a “ser siempre apóstoles de la alegría, de la esperanza, del amor y del Evangelio”

Una jornada de fiesta vivió la Iglesia que peregrina en Catamarca, el martes 16 de abril, con la celebración de la Misa Crismal y la inauguración de la Capilla del Santísimo en la Catedral Basílica. La ceremonia litúrgica fue presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por 52 sacerdotes que trabajan pastoralmente en las 31 parroquias distribuidas a lo largo del territorio diocesano, quienes durante la mañana participaron de la jornada de formación y espiritualidad, en la casa de retiros
espirituales Emaús.
Con la participación de una gran cantidad de fieles que colmó el Santuario de la Madre del Valle, durante la Eucarística se consagró el Santo Crisma y se bendijeron los óleos de los catecúmenos y de los enfermos, y los presbíteros renovaron las promesas sacerdotales.
En su homilía, Mons. Urbanc agradeció “al Señor el inefable don del sacerdocio con el que fuimos configurados con Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote. Todos somos conscientes
cuánto nos supera el misterio que acontece en la vida de cada uno de nosotros. De allí que necesitamos de la iluminación progresiva del Espíritu Santo para irnos adentrando en él”.
Citando una expresión tomada de Presbyterorum Ordinis dijo que “los presbíteros han sido tomados de entre los hombres y constituidos en favor de los hombres para las cosas que se refieren a Dios, para ofrecer dones y sacrificios en remisión de los pecados; viven pues en medio de los demás hombres como
hermanos en medio de los hermanos”.
En este sentido, afirmó que “cada uno de nosotros ha nacido y crecido en un contexto humano concreto; ahí aprendimos los primeros valores y a relacionarnos, absorbiendo la espiritualidad del pueblo”. Por ello señaló que “no podemos ser sacerdotes creyendo que fuimos formados en un laboratorio; sino que nacimos, crecimos y nos educamos en una familia donde tuvimos una experiencia con la ‘tradición’ de la fe y que la fuimos personalizando a partir del llamado al
discipulado y al sacerdocio, con la sola convicción de configurarnos con Jesucristo, Maestro, Pastor y Sacerdote, para servir a la Iglesia y con ella a toda la humanidad”.
Asimismo, resaltó que “la Familia, Iglesia doméstica, primer y fundamental lugar de formación humana, es el natural ‘centro de pastoral vocacional’ donde puede germinar en los jóvenes el deseo de una vida entendida como camino vocacional, para recorrer con empeño, generosidad y alegría. En familia y en todos los demás otros contextos comunitarios –escuela, parroquia, asociaciones, grupos de amigos– aprendemos a estar en relación con
personas concretas, nos hacemos modelar por el trato con ellos, y nos convertimos en lo que somos también gracias a ellos”.
En otro tramo de su mensaje manifestó que “para ser buenos sacerdotes, hemos de amigarnos con nuestra propia humanidad, conocer y amar nuestro origen e historia, con sus riquezas y sus heridas, y aprender a estar en paz con ella, alcanzando la serenidad de fondo, propia de un discípulo del Señor. Por lo cual, la formación humana permanente es una necesidad para cada uno de nosotros, para que sepamos manejar nuestras limitaciones y potenciar los talentos”.

“¡Seamos siempre apóstoles de la alegría, de la esperanza, del amor y del Evangelio! Por cierto, muy conscientes que no somos nosotros los que damos la fuerza al Evangelio, pero, sí, que podemos favorecer o entorpecer el encuentro entre el Evangelio y las personas. Nuestra humanidad es el ‘vaso de barro’ donde guardamos el tesoro de Dios, un vaso que debemos cuidar, para transmitir bien su precioso contenido”, expresó.
Dirigiéndose a los fieles, pidió: “Queridos hijos de esta amada Iglesia de Catamarca, recen sin desfallecer por nosotros, indignos sacerdotes, elegidos por la Misericordia del Señor para servirlos en todo lo que atañe a su salvación y dicha eternas. No se detengan en nuestras miserias y pecados, sino vean con ojos de fe la obra que Dios va haciendo en la humanidad por medio de estos frágiles, pobres y tantas veces infieles servidores”.

Bendición de óleos y consagración del
Santo Crisma
Luego de la renovación de las promesas sacerdotales, fueron bendecidos los óleos de los enfermos y de los catecúmenos; y se consagró el Santo Crisma con el que se administrarán los Sacramentos del Bautismo, la Confirmación y el Orden Sagrado.
Posteriormente, el Obispo entregó los óleos consagrados a cada uno de los párrocos de las 31 parroquias distribuidas en los cuatro Decanatos: Capital, Centro, Este y Oeste, de la diócesis, como también del Santuario
Mariano, Obispado y al responsable de la Pastoral de la Salud.



Capilla del Santísimo: "Un regalo para la Virgen"

Antes de la bendición final, se llevó a cabo la inauguración de la Capilla del Santísimo Sacramento de la Catedral Basílica. Una obra muy esperada, concretada con el esfuerzo y la oración de mucha gente.
“Es una ofrenda a la Madre del Señor en sus 400 años de presencia entre nosotros”,
dijo el Padre José Antonio Díaz, Rector de la Catedral Basílica y Santuario de Nuestra Señora del Valle, quien explicó que “la Catedral Basílica lleva el título del Santísimo Sacramento, además de ser el Santuario de la Virgen del Valle. Tiene en la cúpula central una imagen de la Eucaristía a quien está consagrado. Por eso extrañábamos un lugar dedicado exclusivamente a la reserva del Santísimo Sacramento y adoración personal”.
Aclaró que “la Capilla no está pensada como lugar de celebraciones, para lo cual está el Altar Mayor. Este espacio sagrado
está proyectado como lugar de luz, por eso el vitral, de color blanco, y como lugar de silencio y oración, por ello está alejado de la zona de alta circulación del templo. A la vez es una zona de calidez con la presencia del Sagrado Corazón en su ingreso y la invitación ‘Vengan a mí’”.
El presbítero aseveró que “es una ofrenda a la Madre del Señor en sus 400 años de presencia entre nosotros. El mejor regalo que se le puede hacer a la Madre es que su Hijo sea exaltado, escuchado y obedecido. También un regalo para nosotros, puesto que tendremos un lugar más digno para la oración personal con el Señor.

Inmediatamente, se llevó en procesión la Custodia con el Santísimo Sacramento hacia la nueva capilla, ubicada al final de la nave lateral norte.
En el ingreso, se realizó una breve ceremonia, oportunidad en que se escucharon las emotivas palabras de la arquitecta Catalina Ortiz, quien tuvo a su cargo el proyecto y la dirección técnica de la obra.
La profesional comentó el proceso personal de encuentro con Dios que vivió, siendo “un instrumento para proyectar y dirigir su obra, la Capilla del Santísimo Sacramento del Altar, con  momentos de mucha oración y adoración”.

En esta tarea dijo que experimentó el acompañamiento de la Virgen María, San José, San Manuel González, Patrono de los Sagrarios Abandonados, “a quien acudí por causalidad, pidiéndole su intersección ante Dios por esta obra, dándome valor y seguridad para continuar en ella”. También agradeció al Padre José Antonio Díaz, a su familia, y “a todas las personas que han realizado la mano de obra en la construcción de la Capilla, durante estos tres años y medio”.
Comentó que los trabajos se iniciaron en septiembre 2015, describió que “la Capilla se compuso por diferentes elementos simbólicos eucarísticos, a saber:

“El Altar: Formado por el antiguo trono de la Virgen en madera restaurado de forma octogonal, sobre el cual se asienta el pedestal de mármol, y la Custodia sobre este último, remata con un semi ábside, de vitraux, que asemeja a la cúpula del altar mayor, representando el Sol en el cielo, la  Hostia con sus rayos de luz, el Sol es el Señor, el centro de todo”.
“El Espacio de Adoración: se manifiesta en el área antes del altar, con piso de piezas romboidales en mármol, en el centro del espacio, el pelícano eucarístico, motivo en mosaiquismo, simboliza que como el
pelícano le da de comer a sus crías, Cristo se nos da en especies de pan y vino, que es su Cuerpo y Sangre”.
“El ingreso: se reutilizó la puerta ventana de vidrio con vitraux, que poseen también imágenes eucarísticas”.
“La pared de piedra: se revaloriza la antigua pared que estaba revestida, a través de la cual se expresa el uso del elemento roca y piedra mencionado en distintas citas bíblicas, resaltando que los fieles debemos ser como piedras vivas, constructores de la Iglesia, el Señor es la Roca”.
Seguidamente, se descubrió placa y se ingresó al recinto, donde hubo un momento de adoración al Santísimo.