Camino a la Beatificación

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28 abril 2019

Primer día del Septenario en honor a la Virgen del Valle


Homenaje de los medios de comunicación y acción de gracias por los mártires beatos

En el primer día del Septenario en honor a la #VirgendelValle, rindieron su homenaje los medios de comunicación social estatales, privados y eclesiales de comunicación social televisivos, gráficos, digitales, radiales, Radio María, página web Morenita del Valle, Comunicadores de María, programa Mateando con la Vida y Pastoral de la Comunicación Social.
La celebración dio inicio con el ingreso en procesión de los alumbrantes, los sacerdotes concelebrantes, y el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, quien presidió la Eucaristía.
Los comunicadores sociales participaron de los distintos momentos de la ceremonia
litúrgica, guiando, proclamando las lecturas y el Salmo; elevando las oraciones al Padre, en las que se rogó por la Iglesia, el Papa Francisco, el Obispo y los sacerdotes, por los comunicadores sociales y sus familias, como también por aquellos que ya partieron a la Casa del Padre.
También acercaron las ofrendas de alimentos y otros elementos, como también el pan y el vino, para ser presentados en el altar.
Durante su homilía, Mons. Urbanc dio la bienvenida a los alumbrantes y agradeció a Dios por los 128 años de la Coronación Pontificia de la Imagen de la #VirgendelValle, conmemorada el 12 de abril.

También se sumó a la acción de gracias de la Iglesia “por la beatificación de los mártires riojanos, celebración en la que participé esta mañana. Que estos hermanos, que derramaron su sangre como la de Cristo por la instauración del Reino de Dios en el mundo, nos ayuden a ser testigos alegres, valientes y generosos de Jesucristo en los tiempos que nos toca vivir con sus desafíos, tan o más complejos que aquellos”, dijo.
“Nuevas ideologías nos desafían con artera virulencia y los cristianos estamos llamados a ser sal, luz y levadura en medio de la cultura reinante, la que tenemos que
comprender y amar para poder dialogar con ella y proponerle de modo claro y comprensible el mensaje perenne de Jesús a fin de que su amor y su vida la transforme y purifique”, manifestó.
Luego de reflexionar sobre el Evangelio proclamado, pidió a la Virgen “que nos ayude a no ser como el apóstol Tomás, que no confía en el testimonio de los hermanos, ya que la transmisión de la fe se hace por medio de la predicación y el testimonio de vida, sino que de tal manera vivamos nuestra unión con Jesús, que seamos creíbles en todo. Que nuestras familias sean verdaderas transmisoras de la fe a las
futuras generaciones. Que sepan dar razones de su esperanza a quien la pida. Que se sepan felices porque sencillamente creen y encaminan sus vidas según las enseñanzas del Divino Maestro, bajo la guía del Espíritu Santo y en comunión con toda la Iglesia, superando indiferencias, mezquindades, individualismos, divisiones, envidias, desprecios y marginaciones”.

TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA

Queridos devotos y peregrinos:
Hace dos horas que realizamos el piadoso gesto de entronizar la sagrada imagen de la Virgen del Valle en el presbiterio de esta catedral basílica para que nos acompañe a lo largo de este septenario con el que
agradeceremos a Dios los 128 años de su coronación pontificia. Bienvenidos a esta celebración eucarística pascual, y que Jesús Resucitado nos renueve en nuestro fervor apostólico para anunciar con gozo que Él vive.
Antes que nada daremos gracias en esta Misa por la beatificación de los mártires riojanos, celebración en la que participé esta mañana. Que estos hermanos, que derramaron su sangre como la de Cristo por la instauración del Reino de Dios en el mundo, nos ayuden a ser testigos alegres, valientes y generosos de Jesucristo en los tiempos que nos toca vivir con sus desafíos, tan o más complejos que aquellos. Nuevas ideologías nos desafían con artera virulencia y los cristianos estamos llamados a ser sal, luz y levadura en medio de la cultura reinante, la que tenemos que comprender y amar para poder dialogar con ella y proponerle de modo claro y comprensible el mensaje perenne de Jesús a fin de que su amor y su vida la transforme y purifique.

Las lecturas de este segundo domingo de Pascua, en la que de modo particular se pone de relieve la Misericordia de Dios, nos proponen con claridad lo que producía en las personas y en la sociedad el testimonio de los apóstoles, congregando a multitudes que eran animadas por un mismo espíritu de amor recíproco y a Dios, aceptando los nuevos contenidos de la fe en Jesucristo, Muerto y Resucitado, de manera que eso los llevaba a arrimar a cuanto enfermo había para que los apóstoles los tocaran y bendijeran.
Pero no todo es alegría y triunfo, también están las tribulaciones y persecuciones por causa de Cristo, al menos así lo atestigua la lectura del Apocalipsis, ya que el vidente se encuentra recluido en la isla de Patmos a causa de la Palabra de Dios y del testimonio que de ella daba a través de la predicación y de la conducta acorde a la fe recibida. Pero Jesús no nos abandona, Él camina con su Pueblo, con su Iglesia, nos
reconforta y sostiene con la fuerza de los sacramentos, la caridad con los hermanos, la oración. Siempre dirá a su Iglesia y a cada uno: “No temas. Yo vencí, vivo para siempre”.
En el Evangelio escuchamos tres veces el nuevo y definitivo saludo de Cristo resucitado: ¡La Paz esté con ustedes! Y que nosotros utilizamos en las celebraciones litúrgicas y también algunos en la vida cotidiana.
Si Jesús saluda así es porque un nuevo orden quedó instaurado en toda la creación. La paz con Dios ha sido restablecida gracias su muerte y resurrección. Ahora, visibilizar esa paz se nos ha convertido en tarea por medio de nuestro amor mutuo a ejemplo de Jesús. Es un amor que se hace superador de la mera justicia humana. Esa paz será duradera en la medida que
estemos dispuestos a subir y a morar en el peldaño más alto del amor que es el perdón, a ejemplo de Jesús en la Cruz, dispuestos incluso a quedar en ridículo por obrar a ejemplo de Él. Aquí nos ayuda mucho el ejemplo de la Virgen María, que supo acompañar con su dolor silencioso y confiado la inmolación de su Hijo en favor de la salvación de la humanidad, conforme al plan concebido por Dios, Padre eterno y misericordioso.
Otro aspecto, sumamente importante de este pasaje y que es propio del evangelista Juan, radica en la efusión del Espíritu Santo por parte de Jesús en orden a capacitar a los apóstoles para ser dispensadores del Perdón divino que Jesucristo conquistó definitivamente en favor nuestro. Perdón que llega a todo aquel que lo implora con fe; y que se retiene a quien no se abre a la misericordia de Dios. ¡Cuánto tenemos que vivir de este perdón para hacerlo creíble y apetecible por aquellos que no les parece necesitarlo, ni pedirlo.
Por último, le pidamos a la Virgen Santa que nos ayude a no ser como el apóstol Tomás, que no confía en el testimonio de los hermanos, ya que la trasmisión de la fe se hace por medio de la predicación y el testimonio de vida, sino que de tal manera vivamos nuestra unión con Jesús, que seamos creíbles en todo. Que nuestras familias sean verdaderas trasmisoras de la fe a las futuras generaciones. Que sepan dar razones de su esperanza a quien la pida. Que se sepan felices porque sencillamente creen y encaminan sus vidas según las enseñanzas del Divino Maestro, bajo la guía del Espíritu Santo y en comunión con toda la Iglesia, superando indiferencias, mezquindades, individualismos, divisiones, envidias, desprecios y marginaciones.
¡¡¡Nuestra Señora y Madre del Valle, ruega por nosotros!!!