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02 diciembre 2025

El ámbito de Salud honró a la Virgen y el Obispo bendijo las ambulancias

“La salud es un derecho ínsito a todo ser humano; por tanto, entre todos, y desde las instituciones públicas y privadas, debemos hacer este primario acto de justicia”, dijo el Obispo, quien, además, pidió erradicar la burocracia en la atención de los enfermos.

 

Durante la noche del lunes 1 de diciembre, tercer día de la novena en honor de la Pura y Limpia Concepción del Valle, rindieron su homenaje el Ministerio de Salud y el área de Salud de la Municipalidad de San Fernando del Valle de Catamarca, con autoridades y empleados; Salud pública y privada: Sanatorios, Hospitales, Maternidad, Círculo Médico, Colegio de Profesionales en Psicomotricidad de Catamarca, Colegio Profesional de Enfermería, Farmacéuticos, Odontólogos, Kinesiólogos, Anestesistas, Psicólogos, Bioquímicos, SAME, ECA y EMICA, OSEP, Geriátricos, Liga de lucha contra el cáncer (LALCEC), Pastoral de la Salud, Pastoral de las Adicciones, ONG Corazón con Agujeritos y Soles.

La Santa Misa fue presidida por el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč, y concelebrada por el padre Daniel Pavón, asesor de la Pastoral de la Salud Diocesana, y capellán del Hospital San Juan Bautista.

Entre las autoridades presentes se encontraban la Ministra de Salud de Catamarca, Dra. Johana Carrizo; la Secretaria de Planificación y Gestión, Dra. Daniela Ayala; la Secretaria de Medicina Preventiva y Promoción en Salud, Dra. Silvia Bustos; la Directora Provincial de Discapacidad, Lic. Verónica Fornet; y el director del Centro de Rehabilitación, Lic. Marcos Bazán; la Subsecretaria de Salud de la Municipalidad de la Capital, Dra. Ana Fernanda Lagoria; la Directora de Sanidad Municipal, Dra. Cinthia Ripoll; la Jefa de Administración de Sanidad Municipal, Sonia Cansino; la responsable del Centro de Imágenes, Dra. Marisa Amayo; la Jefa de Enfermería, Yanina Barrionuevo; la encargada del Vacunatorio, Marcela Bracamonte; el Jefe de Choferes de Ambulancia Juan Carlos Vergara; representantes del sector privado de salud y miembros de la Pastoral de la Salud.

Tras el saludo y la bienvenida a los alumbrantes, el Obispo se refirió al tema propuesto para reflexionar en esta jornada acerca de ‘Jesucristo como peregrino que nos conduce a la justicia’. “Durante todo este Año Jubilar nos guió el lema ‘Peregrinos de Esperanza’. Y en este novenario se nos presenta a Jesucristo, como peregrino, referido a diversas realidades. Puede parecer raro que Él sea un peregrino, pero lo es por excelencia y, además, el modelo perfecto”, afirmó, agregando que “así como todos los humanos somos peregrinos, porque del corazón de Dios hemos salido y hacia Él estamos regresando en un temporal peregrinar, así también Jesucristo fue enviado por su Padre a la tierra para peregrinar un tiempo con nosotros y para enseñarnos a peregrinar, a fin de que, con una esperanza viva, regresemos a Dios”.

 

La necesidad de erradicar la burocracia en la atención de los enfermos

Luego, dijo que “respecto al ámbito de la Salud, voy a hacer una disquisición en base a dos palabras: peregrino y justicia. Una realidad muy dolorosa que constatamos en el ámbito de la Salud son las ‘peregrinaciones’ que les toca hacer a los enfermos, sea para ser atendidos, sea para realizarse algunos estudios, sea para conseguir medicinas, sea para alguna intervención quirúrgica. Y para que no nos quedemos sólo en este ámbito, sabemos muy bien que también suceden en otros, y mucho. Solemos llamarlas ‘burocracia’. Quiera la Virgen del Valle, Madre de los peregrinos, ayudarnos a erradicar la burocracia, que tanto ralentiza y amarga la vida de la gente”.

“El otro aspecto -continuó- es el de la justicia, la que consiste en darle a cada uno lo que le corresponde. La salud es un derecho ínsito a todo ser humano; por tanto, entre todos, y desde las instituciones públicas y privadas, debemos hacer este primario acto de justicia. Qué bueno sería que cada uno de nosotros salga, hoy, de este encuentro con María y Jesús, dispuesto a no colaborar con burocracias que impiden que seamos alegres ‘Peregrinos de Esperanza’”.

Seguidamente reflexionó sobre el texto del Evangelio que relata el pasaje en el que un centurión le pide a Jesús que sane a uno de sus servidores, ante cuya solicitud “Jesús le contestó: «Voy yo a curarlo». Nada de burocracia, de obstáculos, sólo prontitud. Esto sorprende al centurión, como a cualquiera de nosotros… También esto cae bajo el ámbito de la Salud, y toca a cada uno de los que tratamos con enfermos, ancianos y personas vulnerables”.

En este sentido, apuntó que “ojalá sepamos reaccionar como Jesús: Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «En verdad les digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe»”.

“Solamente con mucha fe y amor es posible entender y aceptar las enseñanzas y ejemplos de Jesús”, señaló, invitando a que “aprendamos, también, de la profunda humildad del centurión, que teniendo autoridad y poder, se acerca a Jesús no para exigir, sino para rogar por su criado enfermo. Sus palabras: ‘Señor, no soy digno de que entres en mi casa; sólo di una palabra y mi criado quedará sano’ son un acto de humildad tan grande que la liturgia de la Misa la incorporó antes de la distribución del Cuerpo de Cristo”.

 

Invitados a limpiar nuestra vida

Con relación al tiempo litúrgico del Adviento que iniciamos, Mons. Urbanč dijo que “somos invitados a limpiar nuestra vida. El Señor viene, pero Él desea que su casa -nuestro corazón- esté limpia. El tiempo de Adviento es esa tienda donde encontramos refugio mientras nos preparamos para Su llegada, sabiendo que su presencia nos envuelve y nos protege de toda tempestad”.

“El Adviento es la espera del Mesías. A menudo, esperamos que venga a nuestro modo o en nuestros términos. El centurión nos enseña la actitud correcta: humildad total ("no soy digno") y confianza absoluta ("basta que lo digas"). Para recibir a Jesús en Navidad, al igual que María, debemos reconocer nuestra indignidad, pero confiar plenamente en que su Palabra tiene el poder de sanarnos y transformarnos”.

En el momento de las ofrendas, los alumbrantes acercaron elementos para el servicio a los peregrinos.

 

Bendición de ambulancias

Finalizada la celebración eucarística, el Obispo se dirigió hasta el Paseo de la Fe, donde bendijo las ambulancias destinadas al traslado de los pacientes y al personal que se conduce en ellas para la atención, tanto provinciales como municipales.

Este momento fue concluido con el sonido de las sirenas de los móviles sanitarios, ante el aplauso de los presentes.

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TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA

Queridos devotos y peregrinos:

En este tercer día de la Novena rinde su homenaje a la Virgen del Valle, el ámbito de la Salud. Bienvenidos a los que lo representan, participando de esta celebración eucarística.

Se nos propuso reflexionar en esta jornada acerca de ‘Jesucristo como peregrino que nos conduce a la justicia’.

Durante todo este año jubilar nos guio el lema “Peregrinos de Esperanza”. Y en este novenario se nos presenta a Jesucristo, como peregrino, referido a diversas realidades. Puede parecer raro que Él sea un peregrino, pero lo es por excelencia y, además, el modelo perfecto.

Así como todos los humanos somos peregrinos, porque del corazón de Dios hemos salido y hacia Él estamos regresando en un temporal peregrinar, así también Jesucristo fue enviado por su Padre a la tierra para peregrinar un tiempo con nosotros y para enseñarnos a peregrinar, a fin de que, con una esperanza viva, regresemos a Dios.

Respecto al ámbito de la salud, voy a hacer una disquisición en base a dos palabras: peregrino y justicia.

*Una realidad muy dolorosa que constatamos en el ámbito de la salud son las ‘peregrinaciones’ que les toca hacer a los enfermos, sea para ser atendidos, sea para realizarse algunos estudios, sea para conseguir medicinas, sea para alguna intervención quirúrgica. Y para que no nos quedemos sólo en este ámbito, sabemos muy bien que también suceden en otros, y mucho. Solemos llamarlas ‘burocracia’.

Cuando los creyentes peregrinan, no están honrando este tipo de peregrinaciones. Se trata de otra cosa muy distinta.

Quiera la Virgen del Valle, Madre de los peregrinos, ayudarnos a erradicar la burocracia, que tanto ralentiza y amarga la vida de la gente.

*El otro aspecto es el de la justicia, la que consiste en darle a cada uno lo que le corresponde. La salud es un derecho ínsito a todo ser humano; por tanto, entre todos, y desde las instituciones públicas y privadas, debemos hacer este primario acto de justicia.

Qué bueno sería que cada uno de nosotros salga, hoy, de este encuentro con María y Jesús, dispuesto a no colaborar con burocracias que impiden que seamos alegres ‘Peregrinos de Esperanza’.

Qué oportuno el texto del Evangelio (Mt 8,5-11) que acabamos de escuchar. Apenas el centurión pide al Señor por la curación de su esclavo, Jesús, sin dudarlo, dice: vamos ya… Mejor cito el texto: “un centurión se le acercó rogándole: «Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho». Jesús le contestó: «Voy yo a curarlo». Nada de burocracia, de obstáculos, sólo prontitud. Esto sorprende al centurión, como a cualquiera de nosotros. Y su reacción nos descoloca, aún más: «Señor, no soy digno de que entres en mi casa. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace».

¡Cuántas veces hay que saber aceptar ‘caprichos’, sugerencias, indicaciones que el enfermo o el anciano nos da! También esto cae bajo el ámbito de la salud, y toca a cada uno de los que tratamos con enfermos, ancianos y personas vulnerables.

Ojalá sepamos reaccionar como Jesús: “Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «En verdad les digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe»”.

Solamente con mucha fe y amor es posible entender y aceptar las enseñanzas y ejemplos de Jesús.

Aprendamos, también, de la profunda humildad del centurión, que teniendo autoridad y poder, se acerca a Jesús no para exigir, sino para rogar por su criado enfermo. Sus palabras: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa; sólo di una palabra y mi criado quedará sano" son un acto de humildad tan grande que la liturgia de la Misa la incorporó antes de la distribución del Cuerpo de Cristo.

En este inicio del Adviento, somos invitados a limpiar nuestra vida. El Señor viene, pero Él desea que su casa —nuestro corazón— esté limpia. El tiempo de Adviento es esa tienda donde encontramos refugio mientras nos preparamos para Su llegada, sabiendo que su presencia nos envuelve y nos protege de toda tempestad.

El Adviento es la espera del Mesías. A menudo, esperamos que venga a nuestro modo o en nuestros términos. El centurión nos enseña la actitud correcta: humildad total ("no soy digno") y confianza absoluta ("basta que lo digas"). Para recibir a Jesús en Navidad, al igual que María, debemos reconocer nuestra indignidad, pero confiar plenamente en que su Palabra tiene el poder de sanarnos y transformarnos. Así sea.

¡¡¡Viva Jesucristo!!!   ¡¡¡Viva la Virgen del Valle!!!

  Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat