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04 diciembre 2025

Mons. Urbanč: “Gobernar es ponerse al servicio del bien común y velar por la dignidad de la persona humana”

Durante la noche del miércoles 3 de diciembre, día en que la Iglesia celebra a San Francisco Javier, Patrono de las Misiones, y quinto de la novena en honor de la Pura y Limpia Concepción del Valle, rindieron su homenaje el Poder Ejecutivo Provincial y Municipal, con sus respectivos gabinetes.

La Santa Misa fue presidida por el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč, y concelebrada por el padre Ramón Carabajal, capellán del Santuario Catedral.

Participó el Gobernador de Catamarca, Lic. Raúl Jalil; la Intendenta de Fray Mamerto Esquiú, Prof. Alejandra Benavidez, acompañados por miembros de sus respectivos gabinetes.

Los cantos litúrgicos fueron interpretados por la Banda de Música de la Policía de la Provincia.

Al inicio de su homilía, Mons. Urbanč les dio la bienvenida a los alumbrantes, rogando “que la Reina del Cielo los siga ayudando en el servicio de administrar lo que les ha confiado la ciudadanía”, a la vez que puntualizó: “El tema que meditamos hoy es ‘Jesucristo peregrino, Sabiduría eterna del Padre’. ¡Qué inspirador para quienes gobernamos!”.

Luego remarcó que “gobernar es ponerse al servicio del bien común, velar por la dignidad de la persona humana y practicar las virtudes humanas y cristianas por parte de todos los ciudadanos”.

 

Virtudes, obligaciones y responsabilidades de la autoridad

Posteriormente, resaltó que “el Magisterio de la Iglesia, a través de sus enseñanzas sociales, pone de relieve ciertas virtudes, obligaciones y responsabilidades esenciales respecto de los que ejercen la autoridad en cualquier ámbito”. Y enumeró: •Amor al Pueblo: El gobernante debe amar a su pueblo y no solo mantener el orden. Gobernar se entiende como un servicio a la comunidad, y no como un ejercicio de poder personal. •Humildad: Es indispensable para escuchar a todos, considerar diferentes opiniones y elegir el mejor camino para el bien de todos. Un gobernante que ama a su pueblo es, por naturaleza, humilde. •Búsqueda del Bien Común: Este es el objetivo principal de todo gobierno. El bien común se define como ‘el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro, más pleno y fácil, de la propia perfección’. Implica la paz, la justicia, la seguridad, la protección de los derechos y la provisión de las necesidades básicas. •Justicia y Paz: Un gobierno ideal es aquél que defiende a los débiles y a los pobres, que son la presa fácil de los oportunistas, y trabaja incansablemente por establecer la justicia y la paz”.

 

Deberes de los ciudadanos

Asimismo, señaló que “el Magisterio de la Iglesia también subraya que los ciudadanos, incluidos los católicos, tienen deberes cívicos, pues: • Ser ciudadano fiel es una virtud, y la participación en la vida política es una obligación moral para los católicos, así lo enseñaba con palabras y con el ejemplo, el Beato Mamerto Esquiú. La política, según la Doctrina Social de la Iglesia, es una de las formas más elevadas de la caridad porque sirve al bien común. •Los laicos bautizados tienen la responsabilidad de formar su conciencia y crecer en la virtud de la prudencia para aplicar los principios morales y la verdad de la dignidad humana a las complejas cuestiones políticas. •Un cristiano debe rezar constantemente por las autoridades para que gobiernen bien, con amor y humildad, y para que busquen la paz y el bien común. La oración se considera lo mejor que los ciudadanos pueden ofrecer a sus líderes. •Los cristianos deben dar al César lo que es del César, pero deben obedecer a Dios antes que a los hombres cuando las leyes o mandatos del gobierno intentan obligarlos a traicionar los principios básicos de la fe y la dignidad humana”.

Concluyendo, enfatizó que “gobernar es una vocación de servicio que debe estar anclada en la ética y la moral, priorizando siempre la dignidad inalienable de cada persona y el bienestar de toda la sociedad”.

 

“El ejemplo de San Francisco Javier nos interpela sobre nuestra misión”

Al reflexionar sobre los textos bíblicos del día mencionó a San Francisco Javier, Patrono de las Misiones, afirmando que “su vida y misión nos muestran que la esperanza y la alegría que recibimos de Cristo no pueden guardarse. Al igual que el Evangelio describe a Jesús sintiendo ‘compasión de la gente’, Javier se sintió impulsado a viajar miles de kilómetros para compartir el Evangelio con pueblos que nunca lo habían oído. Su ejemplo nos interpela sobre nuestra propia misión, o sea, evangelizar”. En este sentido, se invitó a que “nos preguntemos, ¿cómo estamos haciendo presente a Jesús en nuestro propio entorno: la familia, el trabajo, las amistades, la comunidad eclesial?”.

Hacia el final dijo que “la Liturgia, hoy, nos ofrece una rica convergencia entre la esperanza profética de Isaías, la misericordia sanadora y alimentadora de Jesús, y el impulso misionero de San Francisco Javier, todo ello en el marco de la alegre espera que nos promueve el Adviento”.

En el momento de la preparación de la mesa eucarística, los alumbrantes acercaron sus ofrendas particulares, junto con los dones del pan y del vino.

Antes de la bendición final, toda la asamblea, junto con el Obispo, se consagraron a la Santísima Virgen María en su advocación del Valle y la honraron con el canto.


TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA

Queridos devotos y peregrinos:

En este quinto día de la Novena rinden su homenaje a la Virgen del Valle el Ejecutivo Provincial y Municipal, acompañados por sus respectivos gabinetes. Bienvenidos a esta celebración y que la Reina del Cielo los siga ayudando en el servicio de administrar que les ha confiado la ciudadanía. El tema que meditamos hoy es “Jesucristo peregrino, Sabiduría eterna del Padre”. ¡Que inspirador para quienes gobernamos!

No está demás, recordar que gobernar es ponerse al servicio del bien común, velar por la dignidad de la persona humana y practicar las virtudes humanas y cristianas por parte de todos los ciudadanos.

El Magisterio de la Iglesia, a través de sus enseñanzas sociales, pone de relieve ciertas virtudes, obligaciones y responsabilidades esenciales respecto a los que ejercen la autoridad en cualquier ámbito.

          Amor al Pueblo: El gobernante debe amar a su pueblo y no solo mantener el orden. Gobernar se entiende como un servicio a la comunidad, y no como un ejercicio de poder personal.

          Humildad: Es indispensable para escuchar a todos, considerar diferentes opiniones y elegir el mejor camino para el bien de todos. Un gobernante que ama a su pueblo es, por naturaleza, humilde.

          Búsqueda del Bien Común: Este es el objetivo principal de todo gobierno. El bien común se define como "el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro, más pleno y fácil, de la propia perfección". Implica la paz, la justicia, la seguridad, la protección de los derechos y la provisión de las necesidades básicas.

          Justicia y Paz: Un gobierno ideal es aquél que defiende a los débiles y a los pobres, que son la presa fácil de los oportunistas, y trabaja incansablemente por establecer la justicia y la paz.

El Magisterio de la Iglesia también subraya que los ciudadanos, incluidos los católicos, tienen deberes cívicos, pues:

          Ser ciudadano fiel es una virtud, y la participación en la vida política es una obligación moral para los católicos, así lo enseñaba con palabras y con el ejemplo, el Beato Mamerto Esquiú. La política, según la Doctrina Social de la Iglesia, es una de las formas más elevadas de la caridad porque sirve al bien común.

          Los laicos bautizados tienen la responsabilidad de formar su conciencia y crecer en la virtud de la prudencia para aplicar los principios morales y la verdad de la dignidad humana a las complejas cuestiones políticas.

          Un cristiano debe rezar constantemente por las autoridades para que gobiernen bien, con amor y humildad, y para que busquen la paz y el bien común. La oración se considera lo mejor que los ciudadanos pueden ofrecer a sus líderes.

          Los cristianos deben dar al César lo que es del César, pero deben obedecer a Dios antes que a los hombres cuando las leyes o mandatos del gobierno intentan obligarlos a traicionar los principios básicos de la fe y la dignidad humana.

Concluyendo, gobernar es una vocación de servicio que debe estar anclada en la ética y la moral, priorizando siempre la dignidad inalienable de cada persona y el bienestar de toda la sociedad.

Ahora volvamos nuestra atención a las lecturas de este día, especialmente la del profeta Isaías (25, 6-10a), que nos conducen de lleno al tema de la esperanza y la vida eterna, en la imagen de banquete.

          Isaías describe una fiesta universal que Dios prepara para todos los pueblos, donde aniquilará la muerte, enjugará toda lágrima y alejará el oprobio. Este es un fuerte mensaje de esperanza mesiánica. En Adviento, recordamos que Jesús es el cumplimiento de esta promesa. Cada Misa se convierte, de hecho, en un anticipo de ese banquete.

          El pasaje nos llama a confiar en el Señor, la "Roca perpetua", una invitación a fortalecer nuestra fe en este tiempo de espera.

          El Evangelio (Mt 15,29-37): La curación de los enfermos y la multiplicación de los panes resuena con la promesa de Isaías. Jesús no solo sana las dolencias físicas, sino que sacia la necesidad más profunda (el hambre y el espíritu). Es un testimonio de que el Reino ya está presente, trayendo sanación y abundancia.

La enseñanza que nos debemos llevar es que Dios viene para dar la vida en plenitud. Y el Adviento es el Kairós para examinar qué miedos, preocupaciones, ataduras y preocupaciones debemos arrancar del corazón para poder participar de la salvación y el gozo que Cristo trae.

Y como, hoy, es la memoria de San Francisco Javier, patrono de las Misiones, su vida y misión nos muestra que la esperanza y la alegría que recibimos de Cristo no pueden guardarse. Al igual que el Evangelio describe a Jesús sintiendo "compasión de la gente", Javier se sintió impulsado a viajar miles de kilómetros para compartir el Evangelio con pueblos que nunca lo habían oído. Su ejemplo nos interpela sobre nuestra propia misión, o sea, evangelizar. Nos preguntemos, entonces ¿Cómo estamos haciendo presente a Jesús en nuestro propio entorno: la familia, el trabajo, las amistades, la comunidad eclesial?

En síntesis, la Liturgia, hoy, nos ofrece una rica convergencia entre la esperanza profética de Isaías, la misericordia sanadora y alimentadora de Jesús, y el impulso misionero de San Francisco Javier, todo ello en el marco de la alegre espera que nos promueve el Adviento.

¡¡¡Viva Jesucristo!!!    ¡¡¡Viva la Virgen del Valle!!!

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  Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat