Queridos comprovincianos: El Señor nos regala un nuevo año, que para un creyente, para un ‘discípulo-misionero’ de Jesucristo es una gracia, un nuevo voto de confianza que Dios deposita en cada uno de nosotros a fin de llevar adelante su obra creadora.
Éste es, además, un año electoral, lo que implica más cuidado de parte de todos, ya que debemos poner más la mirada en Dios para discernir el camino que hemos de tomar para el mejor bien de todos. Desde la ‘Misión Diocesana Permanente’ propiciaremos el que todos conozcan las implicancias sociales que conlleva una auténtica vivencia de la fe.
De todo corazón les pido que, de la mano de nuestra querida Madre del Valle, nos aboquemos, con generosidad y creatividad, a vivir más a conciencia la fe y sus implicancias en lo cotidiano, especialmente en lo que al cuidado de la vida se trata. Dejemos de lado las falsas modestias, los criterios mundanos, los intereses egoístas, el ‘que dirán’, el orgullo, etc., y acerquemos a nuestro querido Padre Dios para escucharlo y poner por obra lo que Él nos pide. Por este camino no nos equivocaremos y tendremos la paz, el progreso, la equidad y la plenitud de vida que todos anhelamos.
Son los votos fervientes de un padre, hermano y servidor, Mons. Luis Urbanč.