Camino a la Beatificación

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31 mayo 2021

En la Solemnidad de la Santísima Trinidad

 Mons. Urbanc dio gracias a Dios por sus 39 años de sacerdocio a los pies de la Virgen

 

Recordando a san Fernando, Patrono de la Ciudad, rogó “que batalle con nosotros para poder vencer el virus que tanto nos está afligiendo, que nos está recluyendo, pero que también nos tiene que ayudar a reflexionar”.

 

En la noche del domingo 30 de mayo, Solemnidad de la Santísima Trinidad, Mons. Luis Urbanc presidió la Santa Misa en la Catedral Basílica y Santuario de Nuestra Señora del Valle. Concelebraron el rector del Santuario Pbro. Gustavo Flores y el capellán Pbro. Luis Páez. En la ceremonia, el Obispo agradeció a Dios por sus 39 años de sacerdocio a los pies de la Patrona de Catamarca.

En su homilía, se centró en el misterio de esta Solemnidad, “un misterio que nos excede, que jamás lo podremos comprender porque, evidentemente, nuestro cerebro no puede albergar semejante infinitud que es Dios, pero sí podemos acercarnos. Como el agua


del mar inmenso se acerca a la orilla, no toda el agua del mar moja la orilla, algo así también nosotros podemos  acercarnos hacia la orilla y de alguna manera vislumbrar este misterio”, expresó.

“Es importante que sepamos que Dios nos da la fe, no tanto para comprender, sino para amar. El amor nos permite relacionarnos, porque hemos sido creados a imagen de un Dios comunión, de un Dios relación. Esto es lo importante. La fe se nos dio para amar”, señaló más adelante.

Entregando otro ejemplo para acercarnos al misterio de la Santísima Trinidad, el Obispo manifestó: “Ninguno de nosotros se puede adueñar del paisaje que nos da el Ambato o el Ancasti, o si nos vamos allá a la Cordillera para poder contemplar la belleza propia de las alturas, nadie puede agarrar para sí, sino solamente contemplar, nadie puede comprender a fondo esas bellezas que tiene la naturaleza; son para contemplar y contemplando poder amar, amar a Dios y amar al prójimo”.


Se refirió después al Credo en el que hacemos profesión de fe “en un solo Dios verdadero y en tres Personas distintas… sobre cada una de esas Personas, el Padre Creador, el Hijo que nos salva y el Espíritu que nos santifica, eso desglosamos en los artículos de la fe”, afirmó.

Luego, al referirse a la imagen de san Fernando, rey, patrono de la ciudad Capital, que había sido colocada junto al ambón, Mons. Urbanc dijo que en esta celebración litúrgica había quedado relegado porque “el ministerio central es la Trinidad, pero nosotros lo


vamos a recordar incluso en la Plegaria Eucarística y le vamos a pedir a él que nos ayude en esta lucha que estamos teniendo contra la pandemia; que san Fernando batalle con nosotros para poder vencer el virus que tanto nos está afligiendo, que nos está recluyendo, pero que también nos tiene que ayudar a reflexionar”.

Seguidamente exhortó: “Hay que ver qué tenemos que purificar en nuestras vidas, qué tenemos que hacer para estar más cerca de Dios, para recibir mejor su bendición y, seguramente, que de lo que estamos probablemente muy necesitados es de amar”, y agregó:


“Creo que el gran mal de los seres humanos es que no amamos de verdad, así como nos ama Dios, incondicionalmente. Que san Fernando rey nos ayude en esto también”.

Más adelante expresó: “Hoy agradezco al Señor porque estoy cumpliendo 39 años de vida sacerdotal, cuánto bien Dios ha hecho a través de este pobre servidor”, y “también le tengo que pedir perdón” porque “por nuestros miedos, por nuestras fragilidades, por nuestra ignorancia, Dios no pudo hacer el bien que hubiese querido. Pero bueno, así Dios me eligió como soy y me está ayudando para que día a día trate de cambiar, de asemejarme un poquito más a Él, ser mejor servidor, poder amar a todos, saber perdonar. Cuántas veces uno recibió ofensas y necesita perdonar, y


cuántas veces también uno tiene que pedir perdón porque ofende. Pues bien, todo esto lo vamos a poner en esta celebración, en el altar, pidiéndole a este buen Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo que nos ayude a ser siempre agradecidos”.

Por último se refirió a las lecturas proclamadas que giraban en torno al misterio Trinitario que se celebraba.

Debido a la pandemia, la celebración eucarística fue seguida por los fieles desde sus hogares a través de las redes sociales con lenguaje de señas.

Junto al altar, además de la imagen de San Fernando, Patrono de la Ciudad, se encontraba también en el Presbiterio la del Corazón de Jesús, que fue bajada del altar lateral norte, porque el martes 1 de junio comienza el mes dedicado en su honor.