El obispo celebró su cumpleaños bajo el amparo de la Virgen del Valle
El lunes 25 de julio, día en
que la Iglesia hace memoria del apóstol Santiago, el obispo diocesano, Mons.
Luis Urbanč, presidió la Misa de acción de gracias por sus 64 años de vida, en
la Catedral Basílica y Santuario del Santísimo Sacramento y de Nuestra Señora
del Valle. La Eucaristía fue concelebrada por su hermano Francisco Urbanč,
sacerdote de la Arquidiócesis de Tucumán, quien llegó a Catamarca para
compartir este feliz acontecimiento en la vida de nuestro pastor diocesano.
En su homilía, el obispo reflexionó
a la luz de los textos bíblicos proclamados, recordando la figura de Santiago, “el
primero de los apóstoles que muere martirizado”, dijo, enfatizando que “los
apóstoles enfrentan el sufrimiento, el dolor, la persecución, el hambre, la
misma muerte, porque tienen la certeza de que así como Cristo venció a la muerte
y resucitó, el que cree en él también va a participar de su triunfo”.
“Y así –continuó- vale la
pena dar gracias a Dios por la vida, porque mi vida no termina acá, porque
estoy de paso, ya llevo 64 años caminando en este mundo, pero mi vida continuará
en plenitud en el Cielo, no acá”.
Invitó a plantearnos en este
“día en que la Iglesia celebra la memoria de Santiago apóstol, su martirio, su
entrega, si tenemos la misma disponibilidad, las mismas convicciones, si estamos
dispuestos a sufrir a causa de la fe, a causa de que somos fieles a Jesús. El
mismo apóstol decía que nosotros llevamos ese tesoro en recipientes de barro. Por
eso necesitamos la oración, la gracia del sacramento de la Eucaristía, la
gracia del sacramento de la Reconciliación, para que esta vasija de barro no se
quiebre, para que podamos resistir en medio de las dificultades”.
Pidió al apóstol Santiago “que
interceda por nosotros para que impregnemos el mundo que nos toca vivir con los
valores y los criterios del Reino de los Cielos, no aquellos que nos marginan.
El papa Francisco no se cansa de decir cómo se descartan a las personas, en el Reino
de Dios no se descarta a nadie, siempre al más débil, al más necesitado, se lo
pone en primer lugar”.
En otro tramo señaló que “es
muy importante que tengamos una verdadera fe, que no sea un barniz; a veces nos
engañamos con prácticas piadosas y uno cree que está cumpliendo con Dios, eso no
sirve. La vida cristiana es la imitación de Cristo. ‘Aprendan de mí que soy
manso y humilde de corazón’, dice Jesús”.
Hacia el final de su
predicación agradeció a Dios por la vida transmitida por sus padres, quienes les
inculcaron a él y a sus hermanos -uno de ellos ya en el Cielo- “el amor a Dios,
que lo único importante en la vida es Dios”, enseñanza que lo impulsa a “ofrecer
esta vida del mejor modo posible al servicio de los hermanos en la Iglesia, en
esta comunidad creyente, para poder transformar este mundo”.
“Le pidamos a Nuestra Madre,
la Virgen, que siempre nos sostiene y nos anima, que podamos seguir a Jesús,
que nos siga entusiasmando en esta búsqueda de hacer en todo momento la
voluntad de Dios”, rogó.
Luego de la bendición final,
toda la asamblea reunida a los pies de la Virgen, le cantó el cumpleaños feliz.
Gesto que Mons. Urbanc agradeció de corazón.
Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca