Este jueves 21 de julio a las 9.00 estarán llegando, desde Santiago del Estero, a la Catedral Basílica y Santuario del Santísimo Sacramento y de Nuestra Señora del Valle, las reliquias de primer grado de Santa Margarita María Alacoque, traídas al país el 30 de junio desde el Santuario Paray le Monial. Desde ese día registran nuestro país en el marco de la llamada “Misión Corazón Ardiente”, que organiza la Misión Fátima Argentina, Guardia de Honor del Sagrado Corazón y la colaboración de la Sociedad de Peregrinos, con el lema “Al menos, tú, ámame ”.
El objetivo de la Misión, según expresa el equipo encargado de la misma, es “llevar a las almas al Sacratísimo Corazón de Jesús, para que Él reine en nuestra vida y sociedad, para que junto a María y con María podamos reparar y consolar a Nuestro Señor, porque Amor con Amor se paga”.
Se invita a todos los fieles a participar de este momento de gracia en el que por mediación de Santa Margarita María seremos conducidos a renovar nuestra fe y nuestro amor a Jesucristo nuestro Salvador que nos amó y se entregó por nosotros.
Cronograma
Jueves 21
9.00- Arribo a la Catedral Basílica y Santuario Santísimo Sacramento y de Nuestra Señora del Valle.
16.30- Traslado a la Parroquia del Espíritu Santo (Sede parroquial en barrio Los Ceibos - 500 Viviendas).
21.30- Retorno al Santuario mariano.
Viernes 22
7.00- Las reliquias serán expuestas para la veneración de los fieles.
15.45- Traslado a la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús (Sede parroquial enfrente de la plaza 25 de Agosto).
Breve reseña
Aunque fue el sacerdote francés San Juan Eúdes (601-80) quien inauguró el culto público y litúrgico del Sagrado Corazón, fueron las conocidas revelaciones de Santa Margarita María de Alacoque las que le dieron el impulso definitivo para instalarse y extenderse en toda la cristiandad católica .
En el año 1675, en el monasterio de la Visitación de Paray le Monial (Francia), Jesús en la Eucaristía se le aparece a la religiosa Margarita María de Alacoque más de 80 veces, revelándole los secretos de su Sagrado Corazón, que despidiendo llamas, coronado de espinas y con una cruz en la parte superior exclamaba: "He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres y que en cambio no recibe más que ingratitudes y afrentas".