Entre el lunes 23 y el martes 4 de junio se llevará a cabo en Roma el Jubileo de los Seminaristas.
Un seminarista es un
hombre que percibe el llamado del Señor al sacerdocio. En virtud de su
bautismo, es miembro del sacerdocio de todos los creyentes. Y cuando el Señor
lo llama a una participación más plena, descubre su vocación al sacerdocio. Si
bien éste tiene muchos elementos que lo asemejan a un trabajo, es
principalmente una vocación: un llamado del Señor.
El seminario es un
ambiente que se esfuerza por formar hombres cristianos caracterizados por una
vida de santidad, virtud humana y servicio generoso. Esta vida se nutre de una
profunda vida interior de oración y de piedad, devoción filial a la Santísima
Virgen María y un gran amor por la Iglesia. Se nutre además de una formación
intelectual en una obediencia fiel y amorosa al Magisterio y a las verdades
sagradas confiadas a la Iglesia. El seminario proporciona un ambiente que forma
hombres para ser discípulos comprometidos de Cristo, libres para responder al
llamado de Dios al sacerdocio, incluyendo el llamado al celibato.
Quien ingresa al
seminario no posee todas las respuestas. De hecho, se le plantearán muchas más
preguntas durante su formación y toda su vida. Los seminaristas provienen de
diversos ámbitos, experiencias educativas y orígenes familiares. Aportan
diferentes talentos, perspectivas y experiencias a su formación. Los aspirantes
deben dar testimonio de su convicción de que Dios los llevó al seminario para
discernir si están realmente llamados al sacerdocio, y deben comprometerse de
todo corazón a llevar a cabo ese discernimiento. Viven en comunidad. Esto significa que oran
juntos, trabajan juntos, comen juntos y estudian juntos. Si bien el seminario
es un lugar donde los hombres acuden individualmente para discernir lo que el
Señor les pide, después formarán parte de una comunidad eclesial en la que
servirán. Las semillas de esta vida comunitaria se siembran durante su
formación seminarística.
Nuestros
seminaristas
Los futuros sacerdotes
de la Diócesis de Catamarca se forman en el Seminario Interdiocesano Nuestra
Señora de la Merced y San José, de Tucumán. Allí se preparan los seminaristas
para las diócesis del NOA. Ofrece formación filosófica y teológica, además de
un espacio para la vida comunitaria y el discernimiento vocacional.
El cursado prevé un
año introductorio o propedéutico, tres años de discipulado para que
intensifiquen su relación con Jesús sabiéndose sus discípulos y ejercitando la
escucha y el aprendizaje de las enseñanzas de Jesús, Maestro; y cuatro años de
configuración, para que el candidato al sacerdocio conforme su corazón con el
Corazón de Cristo, Sacerdote, con el Corazón de Jesús, Buen Pastor.
Actualmente nuestra
Diócesis sólo cuenta con dos jóvenes que cursan estudios en ese Seminario.
Ellos son Facundo del Pino, que está en 3° año de Filosofía, y Octavio Juárez,
quien está realizando un año de experiencia pastoral en la parroquia San Roque
de Recreo, departamento La Paz.
“Les dijo: la cosecha
es abundante, pero los obreros son pocos. Por tanto, pidan al Señor de la
cosecha que envíe obreros a su campo” (Lc. 10, 2).
Recemos, por lo tanto,
para que tengamos abundantes y santas vocaciones.
Imagen: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat