Dios y Padre nuestro,
Impulsados por tu Espíritu
hemos llegado a nuestro Centenario,
jubiloso encuentro con Jesucristo,
tu amado Hjo y nuestro Señor.
Por Él, con Él y en Él,
te bendecimos y te damos gracias,
por el regalo de la fe cristiana,
por el anuncio continuo del Evangelio
y por la maternal presencia
de la Virgen del Valle.
Por Él, con Él y en Él,
imploramos que perdones,
nuestras dudas y nuestros miedos,
nuestras infidelidades y nuestras indolencias.
Por Él, con Él y en Él,
te suplicamos que renueves
nuestra condición de “discípulos-misioneros”,
nuestro original “rostro mariano”
y nuestro “compromiso con el bien común”.
Que esta Iglesia centenaria dé nuevo vigor
a la patria bicentenaria, y que la gracia y
la alegría de nuestra Iglesia
sea una esperanza para toda la nación.
En la maternal compañía de la Virgen del Valle,
te lo pedimos, Padre, por tu Hijo Jesucristo
que contigo vive y reina,
en la unidad del Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos.
Amén.