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24 diciembre 2009

LA LUZ BRILLÓ EN LAS TINIEBLAS, A LOS QUE LA RECIBEN LOS HACE HIJOS DE DIOS, DE LA LUZ, DEL DÍA, DE LA VIDA…

Una vez más nos preparamos para celebrar el Misterio del Amor, la ternura, la bondad y cariño del Dios que despojándose de su categoría divina se METIÓ EN NUESTRA HISTORIA, con rostro humano y cercano. Poniendo su carpa entre nosotros, mezclándose con nuestra naturaleza humana, “metiéndose en el barro”. Todo esto por el SÍ libre y consciente e María.
Para iluminar la oscuridad de la historia y de los hombres: “La luz brilló en las tinieblas”. Al aparecer el Emanuel (Dios con nosotros) para que el que crea en Él y lo acepte en su corazón pueda ser y vivir en la libertad de los Hijos de Dios, y no ser esclavo de nada ni de nadie, ni vivir en el temor ni en la desesperación, sino en la esperanza de que camina con nosotros y que somos portadores y herederos de las promesas.
Para los que creemos en Él y para todos los hombres de buena voluntad la celebración de la navidad nos invita cambiar las tinieblas en luz:
• Donde haya violencia verbal y física, ser constructores de paz, de diálogo.
• Donde se atropelle a la persona por su condición, su origen, o pensamiento distinto… poner la luz del respeto, el amor y la aceptación.
• Donde la vida se vea despreciada o atropellada en todas sus formas: del no nacido, del niño, del anciano, por la violencia delictiva, la droga, luchar por la vida.
• Donde haya hermanos excluidos, sobrantes, descartables, luchar por políticas públicas más justas, universales y equitativas para generar inclusión.
• Donde existan situaciones dramáticas y escandalosas de pobreza, no ser indiferentes y acostumbrarse a ello, sino buscar una distribución más justa y equitativa de los bienes, generar fuentes de trabajo.
• Donde exista corrupción, poner la luz de la transparencia, la participación, el servicio y compromiso ciudadano.
• Donde el liderazgo y el poder se aprovechen en beneficio propio, entender y utilizar el poder como servicio al prójimo, al bien común, a los más débiles, respaldado con el testimonio y la coherencia de vida.
• Donde haya individualismo, indiferencia, insensibilidad ante la pobreza, el sufrimiento y los problemas del otro, poner la luz de la cercanía, del compromiso y la solidaridad.
• Donde exista la ausencia de Dios, de lo trascendente, llenarlo con el anuncio de la buena Nueva de la vida del Evangelio.

Consciente de que para el creyente nada de lo humano le tiene que resultar extraño y que sin Dios en nuestros corazones y en nuestras vidas y en nuestros asuntos, andaremos desamparados, angustiados, quiero, como discípulo-misionero de Jesús y Pastor de esta Diócesis de Catamarca, ser portador de BUENA NOTICIA, de esperanza, de justicia y de Paz y no profeta de desventura (Doc. De Aparecida, nº 30).
A todos y a cada uno de ustedes les hago llegar mi cordial saludo navideño y los votos para un 2010, Año Jubilar Diocesano, de justicia, amor, unidad y paz.
Mons. Luis Urbanč
Obispo de Catamarca