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21 diciembre 2009

Mons. Urbanč: “Tenemos que mostrar nuestro original rostro mariano"

Los miembros de los movimientos, instituciones y áreas pastorales diocesanas se reunieron en torno a altar para participar de la misa de acción de gracias, oficiada el domingo 20 de diciembre por la mañana en la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Valle, como cierre de las actividades del año. La misma fue presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanč, y concelebrada por el Vicario General, Pbro. Julio Quiroga del Pino, y el Vicario Episcopal de Pastoral, Pbro. José Antonio Díaz.
En su homilía, entre otros conceptos, Mons. Urbanč se refirió al ser discípulos misioneros de Cristo, con una fuerte impronta mariana.
“Queremos tener un rostro mariano. Esa es la identidad más profunda de la Iglesia catamarqueña. María tiene que estar transversalmente actuando en la vida de las instituciones”, manifestó el Pastor Diocesano, exhortando a cada uno de los integrantes de los movimientos, instituciones y áreas pastorales a que “no se encierren en sus propias reuniones”, sino que vayan en busca del hermano, a ejemplo de María que fue al encuentro de su prima Isabel.
“Que nos digan: ‘Tú eres bendito porque estás en este suelo, en esta ciudad, en este Santuario’, eso nos va a cambiar la vida, va a cambiar el rostro de esta Iglesia, porque será una Iglesia verdaderamente testimonial. Y cuánto nos falta para eso, llevamos cien años y ese perfil mariano no se nota. Me duele porque hay una excusa que se ha inventado, que cuando es la fiesta de diciembre, los catamarqueños no podemos ir porque damos lugar a quienes vienen de otro lado. Todos tenemos que estar en torno a nuestra Madre porque es la única Madre de todo este pueblo de Dios. Tenemos que mostrar nuestro original rostro mariano”.



Comprometidos con el bien común
En otro tramo de su predicación, el Obispo expresó: “Queremos comprometernos con el bien común. No estamos ajenos a nuestra sociedad, en esta ciudad, en los distintos pueblos, donde tenemos que ser luz, sal, fermento en la masa, con nuestros valores cristianos transformar la realidad, las interrelaciones personales en los distintos ámbitos de la cultura, del empresariado, de la política, de la economía, de la salud, de la educación. Ahí tenemos que estar metidos, comprometidos con el bien común. Debo entregar mi vida por el bien de todos. Cuando me corto solo, cuando no me interesa mi barrio, mi escuela, mi posta sanitaria, el centro vecinal, es un pecado grave. El cristiano no se debe evadir de sus compromisos sociales, porque el cristiano que se evade no entendió esto que dijo el Padre: ‘Quiero que vayan a trabajar en mi viña hoy’”.
“Celebrando nuestro centenario diocesano estaremos estrechamente vinculados a los festejos y al deseo del cambio que queremos para nuestra Patria bicentenaria, en 2010-2016. Los católicos tenemos un desafío de 6 años para meternos de lleno en la transformación de la sociedad, para darle un nuevo rostro a nuestra Argentina, para que rija su destino con los valores que dignifican la vida humana. Eso lo tenemos que hacer nosotros, siendo sal, luz, fermento”.