Camino a la Beatificación

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30 septiembre 2017

La Iglesia catamarqueña recibió con gozo el don de un nuevo sacerdote

“Si quieres ser grande, conviértete en servidor de los demás. Aunque no lo creas o no te parezca, es el único camino para ser libre de verdad”, dijo el Obispo al flamante presbítero.

El viernes 29 de septiembre, la Diócesis de Catamarca celebró la ordenación sacerdotal del joven Carlos Alexis Alejandro Rodríguez, oriundo del departamento Andalgalá, jurisdicción de la parroquia San Francisco de Asís.
La ceremonia litúrgica se llevó a cabo en el altar mayor de la Catedral Basílica y Santuario de Nuestra Señora del Valle, siendo presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por sacerdotes de Capital y del interior, que durante la mañana participaron de la Asamblea del Clero; y el Rector del Seminario Arquidiocesano de Tucumán, Pbro. Marcelo Lorca. También se sumaron los seminaristas, que realizan su formación en la vecina provincia.
Una gran cantidad de familiares, amigos y fieles en general colmaron el Santuario Mariano, para participar de este importante acontecimiento en la vida del joven andalgalense y de la Iglesia que peregrina en Catamarca.
En el inicio de la celebración eucarística, el Vicario General de la Diócesis, Pbro. Julio Quiroga del Pino, leyó el decreto correspondiente, y luego de la proclamación de la Palabra de Dios fue presentado el candidato al Orden Presbiteral por parte del Pbro. Julio Avalos, responsable de las vocaciones consagradas en la diócesis catamarqueña.
En su homilía, luego de agradecer a todos los presentes “por haber venido a participar en esta hora de Gracia que el Señor concede a su pueblo peregrino, acompañado por la constante presencia de nuestra amada Madre del Valle”, Mons. Urbanc se dirigió al ordenando, manifestando que “de hoy en adelante la realidad en la que
te moverás” responde a ser “profeta, servidor, pastor, sacerdote, mediador entre Dios y los hombres, padre y maestro. Confía en Dios, no temas, no dudes, no te canses, no abandones la lucha, persevera hasta el fin”.
De la carta del apóstol san Pablo, que habla de los diversos carismas con los que el Espíritu Santo reviste a cada uno de los miembros de la Iglesia, el Obispo puntualizó algunos: “a) «El que tiene el don del ministerio, que sirva» (Rom 12,7): …recuerda que tu condición de servidor debe ser cada día más visible y ejemplar, a imitación de Jesucristo que no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida por todos, en obediencia al Padre. b) «El que tiene el don de enseñar, que enseñe. (Rom 12,7b): nos encontramos transitando el último trimestre
del año de la formación de los discípulos-misioneros. Recuerda que nadie da lo que no tiene. Para ti, hoy, se acentúa el arduo, pero reconfortante camino de la formación permanente. Jamás pierdas de vista que asumes la noble tarea de enseñar. Procura imitar a Jesús y serás bálsamo y luz para los analfabetos de la fe, que cada día son más. c) «El que preside la comunidad, que lo haga con solicitud» (Rom 12,8c): de aquí en más, serás siempre el que preside en la caridad, en estrecha unión al obispo y al presbiterio. Presidir es un altísimo grado del servicio.d) «El que practica misericordia, que lo haga con alegría» (Rom 12,8d): por la imposición de mis manos, la oración consagratoria y la unción de tus manos con el santo
crisma, recibirás el poder de perdonar los pecados (Jn 20,23) y así quedarás constituido ministro de la reconciliación. El Papa Francisco insiste permanentemente en este servicio eclesial por medio de la figura del hospital de campaña. Siempre has de representarte a cada ser humano como un herido, un enfermo, un desnutrido, un huérfano que necesita de tu amor, tu cariño, tu ternura, tu comprensión, tu cercanía, tu cuidado y tu paciencia. Ama siempre a cada pecador que el Señor pone en tu camino”, manifestó.
Luego expresó su deseo de que “el servicio alegre, creativo e incansable sea distintivo de tu ser y quehacer sacerdotal, a ejemplo del Hijo de Dios hecho hombre, que no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida por una multitud”.
En otro tramo dijo: “Querido Carlos, hoy no te unge el Espíritu Santo para ser un jefe dominante, poderoso y autoritario, sino un servidor de todos, en especial de los pobres, los débiles, los postergados, los descartados, etc. Si quieres ser grande, conviértete en servidor de los demás. Aunque no lo creas o no te parezca, es el único camino para ser libre de verdad. Así obraron Jesús, la Virgen María, san Pablo, san Pedro, los apóstoles y tantos santos a lo largo de estos dos mil años de presencia del reino de Dios en medio de la humanidad”.

Rito de ordenación
Finalizada la predicación, se llevó a cabo el rito del Sacramento del Orden durante el cual,
Carlos Alexis Alejandro Rodríguez fue interrogado por el Obispo acerca del grado de libertad, rectitud de intención y conciencia del paso que daba para toda la vida en el grado de presbíteros; y luego estrechó las manos del Pastor Diocesano, prometiéndole obediencia y respeto.
Seguidamente se postró humildemente para pedir la protección de todos los santos; mientras toda la asamblea cantó las Letanías, y el Obispo y los sacerdotes le impusieron las manos en señal de acogida del colegio presbiteral.
El rito siguió con la unción de las manos con el Santo Crisma, para significar que obrará desde ahora en la persona de Cristo, el Ungido por el Padre.
El nuevo presbítero fue revestido por sacerdotes y familiares que le colocaron la estola según el modo presbiteral y la casulla, pasando desde ese instante a formar parte del clero. También recibió la patena y el cáliz.
La celebración eucarística siguió según lo establece la liturgia, y al momento de la Comunión, Carlos Rodríguez distribuyó la Sagrada Eucaristía a los familiares directos y amigos, muchos de ellos llegados desde el interior de la diócesis catamarqueña, particularmente de Andalgalá, su pueblo natal.
Antes de concluir la ceremonia, el flamante presbítero se consagró a la Santísima Madre del Valle, junto con todos los presentes.
Luego se dirigió en procesión hasta el atrio de la Catedral Basílica, donde recibió muestras de afecto y de gratitud por su total entrega a Dios y al servicio de la Iglesia.


TEXTO COMPLETO DE LA HOMILIA
Nuevamente nuestra Iglesia de Catamarca se alegra con una nueva ordenación sacerdotal, la de Carlos Alexis Alejandro Rodríguez, acompañado de sus padres, hermano, familiares, amigos, formadores y compañeros del seminario, miembros de su comunidad de origen, la parroquia de san Francisco de Asís, en el departamento de Andalgalá, su párroco de origen y su actual párroco y el presbiterio de nuestra Diócesis, que hoy acude gozoso a acogerlo en su seno. Muchas gracias a todos por haber venido a participar en esta hora de Gracia que el Señor concede a su pueblo peregrino, acompañado por la constante presencia de nuestra amada Madre del Valle. Bienvenidos apreciados hermanos. ¡Paz y Bien!
Acabamos de escuchar la Palabra de Dios. Permítanme que continúe esta reflexión dirigiéndome a mi ordenando.
Carlos, también tú, en no pocas ocasiones, te habrás dirigido al Buen Padre Dios como el profeta Jeremías: «¡Ah, Señor! Mira que no sé hablar, porque soy muy joven» (Jer 1,6). Y Él siempre te respondió: «No digas: ‘Soy muy joven, ya que antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había consagrado, te había constituido profeta para las naciones, porque tú irás adonde yo te envíe y dirás todo lo que yo te ordene. No temas delante de nadie, porque yo estoy contigo para librarte, y pongo mis palabras en tu boca’ (Jer 1,5.7-9). De hoy en adelante ésta será la realidad en la que te moverás: profeta, servidor, pastor, sacerdote, mediador entre Dios y los hombres, padre y maestro. Confía en Dios, no temas, no dudes, no te canses, no abandones la lucha, persevera hasta el fin. Repite sin cesar: «El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. El me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre. Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden confianza. Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa. Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo» (Sal 22,1-6).
De la carta del apóstol san Pablo, que habla de los diversos carismas con los que el Espíritu Santo reviste a cada uno de los miembros de la Iglesia, querría puntualizar algunos:
a) «El que tiene el don del ministerio, que sirva» (Rom 12,7): en instantes pasarás del tercer grado del Orden Sagrado, el diaconado, al segundo grado, el presbiterado, pero recuerda que tu condición de servidor debe ser cada día más visible y ejemplar, a imitación de Jesucristo que no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida por todos, en obediencia al Padre (cf. Mt 20,28; Flp 2,8; Heb 5,8; Jn 4,34).
b) «El que tiene el don de enseñar, que enseñe. (Rom 12,7b). El que tiene el don de exhortación, que exhorte» (Rom 12,8a): nos encontramos transitando el último trimestre del año de la formación de los discípulos-misioneros. Recuerda que nadie da lo que no tiene. Para ti, hoy, se acentúa el arduo, pero reconfortante camino de la formación permanente. Jamás pierdas de vista que asumes la noble tarea de enseñar. Jesús era reconocido y habitualmente llamado por la gente, Rabí, es decir, Maestro. Además, veían en Él al maestro verdadero, auténtico y ejemplar. Tú procura imitarlo y serás bálsamo y luz para los analfabetos de la fe, que cada día son más.
c) «El que preside la comunidad, que lo haga con solicitud» (Rom 12,8c): de aquí en más, serás siempre el que preside en la caridad, en estrecha unión al obispo y al presbiterio. Presidir es un altísimo grado del servicio. Presidirás en el nombre de Jesucristo y a ejemplo de Él, que jamás se preció de ser superior a su Padre. Ten siempre bien presente la exhortación de san Ignacio de Antioquía a los Filadelfios: “Todo con el obispo, nada sin él” (Fil VII, 2).
d) «El que practica misericordia, que lo haga con alegría» (Rom 12,8d): por la imposición de mis manos, la oración consagratoria y la unción de tus manos con el santo crisma, recibirás el poder de perdonar los pecados (Jn 20,23) y así quedarás constituido ministro de la reconciliación (cf. 2Cor 5,18-19). El Papa Francisco insiste permanentemente en este servicio eclesial por medio de la figura del hospital de campaña. Siempre has de representarte a cada ser humano como un herido, un enfermo, un desnutrido, un huérfano que necesita de tu amor, tu cariño, tu ternura, tu comprensión, tu cercanía, tu cuidado y tu paciencia. Ama siempre a cada pecador que el Señor pone en tu camino; busca a los pecadores a ejemplo de Jesús; no sientas repulsa ante la humanidad débil y reticente del pecador. Pero detesta el pecado en ti y en los demás; huye del pecado como de la serpiente más venenosa y taimada.
La perla más fina de la Palabra de Dios escuchada la encontramos en el Evangelio… El servicio alegre, creativo e incansable sea distintivo de tu ser y quehacer sacerdotal, a ejemplo del Hijo de Dios hecho hombre, que no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida por una multitud (Mt 20,28).
Por el amor de Dios, querido Carlos, hoy no te unge el Espíritu Santo para ser un jefe dominante, poderoso y autoritario (cf. Mt 20,26), sino un servidor de todos, en especial de los pobres, los débiles, los postergados, los descartados, etc. Si quieres ser grande, conviértete en servidor de los demás; si el primero, hazte esclavo de todos. Aunque no lo creas o no te parezca, es el único camino para ser libre de verdad. Así obraron Jesús, la Virgen María, san Pablo, san Pedro, los apóstoles y tantos santos a lo largo de estos dos mil años de presencia del reino de Dios en medio de la humanidad (Mt 20,26-27).
En fin, hermanos, los invito a que invoquemos a la Madre del Sumo y Eterno Sacerdote para que acoja a su hijo Carlos y lo cuide de toda insidia del Maligno y de la nefasta mundanidad que asuela los campos de la Iglesia.

¡¡¡Nuestra Madre bendita del Valle, ruega por nosotros!!!