Acompañamos a todo el Pueblo
Argentino que ante esta Pandemia ha sido llamado al cuidado y a la
responsabilidad.
Cuidarnos a nosotros mismos
de un modo responsable es la mejor manera de cuidar a los demás.
Creemos que la
responsabilidad y el cuidado se oponen al miedo y al pánico.
El miedo nos lleva a
ocuparnos solo de nosotros mismos y a tener actitudes antisociales sin pensar
en los demás.
El cuidado y la
responsabilidad para con los hermanos y hermanas nos llevan al amor, a la
solidaridad y al servicio.
Nos parece clave vivir esta
crisis como una oportunidad para crecer como personas y como sociedad.
El Papa emérito Benedicto
XVI nos llamaba a una nueva “imaginación de la caridad”, la caridad y el
servicio al prójimo son creativos.
El distanciamiento social
como medio de prevención puede estar acompañado de una gran cercanía espiritual
de modo que aunque físicamente asilados, nadie se sienta solo.
El uso de las redes sociales
puede ayudarnos aportando nuestra creatividad para comunicarnos y sostenernos
en la esperanza, generando nuevos modos de ayuda mutua y de compañía.
Otro modo de crecimiento
surge de nuestra capacidad de mirar la situación de tantos hermanos que están
lejos de ciertos niveles de vida en la Argentina. En los más de 4.400 barrios
carenciados del país viven varios millones de personas. A estas personas no les
va a resultar muy fácil quedarse en sus casas ya que necesitan salir para ganar
el pan para sus familias día por día.
Nos veremos obligados en
este tiempo a cambiar estilos de vida y hábitos de consumo. Tal vez viviendo
con mayor austeridad podamos redescubrir nuevos modos de vínculos entre
nosotros, más simples y sencillos y nos permita reflexionar sobre cosas en las
que habitualmente no pensamos.
Los cristianos viviremos una
Cuaresma muy especial apoyados en la gran fuerza de la oración pidiendo por los
enfermos y sus familiares.
Queremos agradecer
especialmente a quienes están sirviendo a los enfermos y a los más pobres: al
personal sanitario, médicas y médicos, enfermeras y enfermeros, voluntarios de
la pastoral de la salud presentes en esta hora compleja y apremiante, a todos llegue
nuestro aliento y la seguridad de nuestra oración.
Encomendamos particularmente
a nuestros sacerdotes que iluminarán este momento con la fuerza de la Palabra
de Dios y buscarán caminos para una mayor cercanía pastoral.
Miremos a María, Nuestra
Madre de Luján que permanece al pie de la Cruz y pongamos bajo su mirada a todo
nuestro pueblo que en esta crisis pondrá a prueba su fibra más íntima, que el
Señor lo bendiga para que pueda vivir en estos tiempos una autentica
fraternidad evangélica.
Buenos Aires, 19 de marzo de
2020
Comisión Ejecutiva
Conferencia Episcopal
Argentina