“Que todos nos involucremos en la noble y gozosa tarea de educar. Que nadie quede excluido. Que brindemos lo mejor de nuestros recursos y energías a educar”, pidió el Obispo a la Virgen.
Durante la noche del sábado
2 de noviembre, rindió su homenaje a Nuestra Madre del Valle el Ámbito de la
Educación estatal, privado y municipal, docentes en actividad, docentes
jubilados, docentes jubilados autoconvocados, gremios docentes, Vicaría
Diocesana de Educación y Centro Educativo y Cultural Diocesano Virgen del Valle.
La Eucaristía fue presidida
por el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč y concelebrada por el padre Gustavo
Flores, rector del Santuario mariano.
Participaron autoridades educativas, entre ellas el Director de
Educación Pública de Gestión Privada y Municipal, Prof. Pablo Figueroa; los
integrantes del equipo de la Vicaría de Educación, diácono Sergio Colósimo,
Mgter. Ana María Brunás, Lic. Luis Herrera y el CPN Manuel Luna Clarasó, representantes
legales y directivos de instituciones educativas.
Luego de saludar a los
alumbrantes de esta Misa, Mons. Urbanč comenzó su homilía citando “un sabio
proverbio africano dice que ‘para educar a un niño, hace falta una aldea’, es
decir que se deben involucrar todos los miembros de la aldea”.
A continuación habló de la
corresponsabilidad en la educación que involucra, en primer lugar, a los
padres. “Luego viene el entorno en el que se desarrolla cada vida humana”,
señaló, para agregar a continuación: “En tercer lugar, en las sociedades más
organizadas están las diversas instituciones educativas, que deben acompañar
los procesos educativos que manan de la familia, la que por su naturaleza es
educadora”. Entonces afirmó: “En todo este proceso el Estado es subsidiario.
Acompaña y asegura que se destinen los recursos necesarios para la educación de
todos”. Así, advirtió: “La historia nos da pruebas del grave daño que ha
sufrido la humanidad cuando diferentes estados totalitarios se entrometieron,
manipularon e impusieron su ideología instrumentando los programas educativos
para someter y esclavizar a los ciudadanos a sus mezquinos y pérfidos
intereses. Peligro que siempre está latente y que tienta a los que ostentan el
poder, que no pocas veces degenera en abuso y opresión”.
Seguidamente remarcó
conceptos en relación con el derecho y el deber de los padres de educar a sus
hijos para sostener que “la razón humana entiende que el ámbito primario para
la acogida y el desarrollo de la vida del hombre es la comunidad conyugal y
familiar”.
Más adelante recordó que en
sus designios Dios “quiso elevar el matrimonio a la condición de sacramento,
llevándolo a su plenitud en el plan salvífico de la Providencia”, y pasó a
describir situaciones que viven hoy matrimonios por exigencias laborales. “En
cualquier caso, -expresó- el amor sabe anteponer la familia al trabajo, y es
imaginativo para suplir horas de dedicación con una mayor intensidad de trato.
Además, no se puede olvidar que los dos esposos han de estar implicados en la
construcción del hogar, sin caer en la idea equivocada de que el trabajo
fundamental del varón es ganar dinero, dejando en manos de la mujer las labores
de la casa y la educación de los hijos”.
Puso el ejemplo de la Sagrada Familia en la que se educó Nuestro Señor
hasta su edad adulta.
Pasó a detallar diferentes
aspectos que hacen a la persona, necesarios de atender en la misión de educar,
señalando por último que “la persona es un ser inquieto y abierto a la
trascendencia por eso en la pedagogía se provocan preguntas y se ofrecen
respuestas que ayudan a descubrir el sentido que tiene toda experiencia humana
y el significado último de la vida y de la muerte, según el proyecto de Dios
para todos y cada uno de los seres humanos”
Luego de reflexionar sobre la Palabra de Dios proclamada del profeta Daniel y del evangelio de Lucas, cerró su predicación elevando una plegaria: “Querida Virgen del Valle, Madre y Maestra, ayúdanos en la educación de nuestros niños, adolescentes y jóvenes. Que todos nos involucremos en la noble y gozosa tarea de educar. Que nadie quede excluido. Que siempre busquemos a los más necesitados y marginados. Que brindemos lo mejor de nuestros recursos y energías a educar. Que las instituciones educativas secunden con generosidad, respeto y excelencia la misión educativa de los padres. Que en medio de las vicisitudes de la hodierna vida no dejemos de recurrir a las saludables y sabias experiencias de nuestros antepasados y de ponderar con prudencia y confianza las novedades que se presentan. Que quienes gobiernan sean respetuosos y promotores de los valores humanos y cristianos que nos legaron nuestros mayores”.
TEXTO
COMPLETO DE LA HOMILÍA
Queridos
devotos y peregrinos:
En este tercer día de la
novena se propuso que reflexionemos si de verdad somos una comunidad que anima
y atiende las necesidades pastorales del pueblo. ¡Cuánto necesitamos de la
ayuda de la Virgen para que cumplamos con esta noble misión!
Hoy rinden su homenaje a la
Madre Celestial quienes trabajan en el importantísimo y vasto ámbito de la
educación. Bienvenidos a esta celebración. Ruego a Dios, Padre de todos, que
escuche sus plegarias.
Un sabio proverbio africano
dice que ‘para educar un niño, hace falta una aldea’, es decir que se deben
involucrar todos los miembros de la aldea.
Creo que por todos es
aceptado que los primeros y natos educadores son los padres, aquellos que,
colaborando con Dios, trajeron a este mundo los hijos. No perdamos de vista que
cada ser humano es resultado de tres voluntades: la de Dios, la de un varón y
la de una mujer. Nadie es producto del azar. Por tanto, esto nos habla de
corresponsabilidad en la educación.
Luego viene el entorno en el
que se desarrolla cada vida humana.
En tercer lugar, en las
sociedades más organizadas están las diversas instituciones educativas, que
deben acompañar los procesos educativos que manan de la familia, la que por su
naturaleza es educadora.
En todo este proceso el
estado es subsidiario. Acompaña y asegura que se destinen los recursos
necesarios para la educación de todos.
La historia nos da pruebas
del grave daño que ha sufrido la humanidad cuando diferentes estados
totalitarios se entrometieron, manipularon e impusieron su ideología
instrumentando los programas educativos para someter y esclavizar a los ciudadanos
a sus mezquinos y pérfidos intereses. Peligro que siempre está latente y que
tienta a los que ostentan el poder, que no pocas veces degenera en abuso y
opresión.
No resulta muy difícil
entender que «los padres son los primeros y principales educadores de sus
hijos» [Cat.Ig.C 1653]. Es un derecho–deber que tiene su raíz en la ley natural
y, por eso, todos comprenden, aunque en algún caso sea sólo de una manera
intuitiva, que existe una continuidad necesaria entre la transmisión de la vida
humana y la responsabilidad educadora. Además, produce un rechazo espontáneo
pensar que los padres se pudieran desentender de sus hijos una vez que los han
traído al mundo, o que su función se podría limitar a atender las necesidades
físicas de los hijos, despreocupándose de las intelectuales, morales, etc. Y la
raíz de este rechazo natural es que la razón humana entiende que el ámbito
primario para la acogida y el desarrollo de la vida del hombre es la comunidad
conyugal y familiar.
El misterio de la Redención
ofrece luces sobre la misión educativa de los padres en el designio de Dios.
Jesucristo, que con sus palabras y con sus hechos «manifiesta plenamente el
hombre al propio hombre, y le descubre la sublimidad de su vocación» [GS, n°
22], quiso encarnarse y ser educado en una familia. Además, quiso elevar el
matrimonio a la condición de sacramento, llevándolo a su plenitud en el plan
salvífico de la Providencia.
Es claro que el mundo ha
sufrido enormes cambios sociales y laborales que tienen su repercusión también
en la familia. Entre otros fenómenos, ha crecido el número de hogares en los
que ambos cónyuges tienen un trabajo profesional fuera del hogar, no pocas
veces muy absorbente. Cada generación tiene sus problemas y sus recursos y no
es forzosamente peor lo uno que lo otro, ni se puede caer en casuísticas.
En cualquier caso, el amor
sabe anteponer la familia al trabajo, y es imaginativo para suplir horas de
dedicación con una mayor intensidad de trato. Además, no se puede olvidar que
los dos esposos han de estar implicados en la construcción del hogar, sin caer
en la idea equivocada de que el trabajo fundamental del varón es ganar dinero,
dejando en manos de la mujer las labores de la casa y la educación de los
hijos.
A ejemplo de la Sagrada
Familia, los padres son cooperadores de la providencia amorosa de Dios para
dirigir a su madurez a la persona que se les ha confiado, acompañando y
favoreciendo, desde la infancia hasta la edad adulta, su crecimiento en
sabiduría, en edad y en gracia, ante Dios y ante los hombres [Lc 2,52].
La misión de educar parte
del valor fundamental y central de la persona y todas las acciones educativas
confluyen para ser una ayuda, un impulso y una guía para el desarrollo integral
de las capacidades que tiene cada educando en el desarrollo de su personalidad
única e irrepetible.
*La persona es un misterio,
guarda en su interior un tesoro oculto a la vista, su identidad no se agota en
el rostro, ni en la apariencia, ni en la exterioridad. A la pedagogía
corresponde ayudar a descubrir y sacar a la luz ese tesoro interior.
*Cada persona es única y
diferente y por eso la educación ha de ser personalizada, atendiendo a sus
características individuales y sociales.
*La persona es un ser
vulnerable y la pedagogía debe enseñar a afrontar la precariedad y a mirar de
frente el sufrimiento, las dificultades, la enfermedad y la muerte.
*La persona es un ser
sociable y con capacidad de comunicación, por eso el proceso de maduración se
realiza siempre en el seno de una comunidad humana. En la relación con los
demás descubre el ser humano quién es él y quiénes son los otros, la igualdad
de todos, las diferencias, la interdependencia, la corresponsabilidad y la
solidaridad.
*La persona es un ser
racional; es un ser libre, con una libertad limitada por circunstancias de tipo
biológico, cultural, social y económico. El proyecto educativo ha de poner la
atención en la educación de la libertad para hacer opciones fundamentales en la
vida.
*La persona es un ser
inmerso en la naturaleza con un derecho a participar de toda su riqueza y un
deber de respetarla, cuidarla y optar por un desarrollo sostenible. La
pedagogía debe contemplar esta dimensión.
*La persona es un ser
inquieto y abierto a la trascendencia por eso en la pedagogía se provocan
preguntas y se ofrecen respuestas que ayudan a descubrir el sentido que tiene
toda experiencia humana y el significado último de la vida y de la muerte,
según el proyecto de Dios para todos y cada uno de los seres humanos.
El mensaje de la Palabra de
Dios que escuchamos del profeta Daniel y del evangelio de Lucas lo podemos
sintetizar en la expresión “cielo y tierra pasarán, pero mis palabras no
pasarán” (Lc 21,35). Lo que no pasará es, precisamente el Todo, el Absoluto. La
Palabra de Dios. A una mentalidad relativista contemporánea, esto le puede
resultar insultante. Pero es lo que hay: Cielo y Tierra, es decir, todo lo que
conocemos, pasará. Parece un pensamiento muy sombrío; y, sin embargo, no lo es en
absoluto. Porque pasará eso, que, al fin y al cabo, es sólo cielo y tierra. Y
que no es todo. Pero permanecerá el Todo… La Palabra: Jesucristo, La Palabra
Encarnada.
Los problemas pasan, los
conflictos diarios pasan, los dolores de cabeza y las dificultades en el
trabajo o en la familia… pasan. Pero no pasa lo auténtico y verdadero: el amor
de Dios y el que nos profesamos unos a otros; las obras de servicio; la
generosidad; el bien que se haya podido hacer cada día; la verdad y los actos
de justicia. Todo eso no pasa porque está arraigado profundamente en la Palabra
de Dios, que es Vida.
Así se nos hace más luminoso el mensaje de
hoy. Se nos hace posible una alegre confianza. Podemos andar seguros y serenos,
a pesar de todo lo terrible que vemos a nuestro alrededor y todas las cosas que
pasan, y todos los seres queridos que aparentemente nos dejan. La Palabra no
pasará. Su poder es un poder eterno y su Reino no tendrá fin.
Querida Virgen del Valle,
Madre y Maestra, ayúdanos en la educación de nuestros niños, adolescentes y
jóvenes. Que todos nos involucremos en la noble y gozosa tarea de educar. Que
nadie quede excluido. Que siempre busquemos a los más necesitados y marginados.
Que brindemos lo mejor de nuestros recursos y energías a educar. Que las instituciones
educativas secunden con generosidad, respeto y excelencia la misión educativa
de los padres. Que en medio de las vicisitudes de la hodierna vida no dejemos
de recurrir a las saludables y sabias experiencias de nuestros antepasados y de
ponderar con prudencia y confianza las novedades que se presentan. Que, quienes
gobiernan sean respetuosos y promotores de los valores humanos y cristianos que
nos legaron nuestros mayores. Amén
¡¡¡Viva la Virgen del
Valle!!!
#FiestasMarianas2023
#VirgenDelValleCatamarca
Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat