“Nuestro corazón se vuelve hacia el cielo, donde sabemos que Mamerto Esquiú participa de la felicidad de los beatos alabando e intercediendo por nosotros”, manifestó el Legado Papal.
En El Suncho donde “perdía la tierra un hombre y un santo ganaba el Cielo”, como escuchamos en la zamba “Del Suncho a la Gloria” escrita por María Elena Barrionuevo, con música de Carlos Bazán, comenzó la tercera jornada de celebraciones por la Beatificación de Mamerto Esquiú.
Este lugar, donde falleció, rodeado del amor de personas
sencillas que lo atendieron, desde aquel 10 de enero de 1883, se convirtió en
destino de peregrinaciones para venerar al más ilustre hombre de Catamarca y
14° beato argentino.
En la madrugada de este domingo 5 de septiembre, una caravana con las imágenes de la Virgen del Valle, del Beato Mamerto Esquiú, la Virgen de la Merced, que llegó desde Tucumán, y de los Patronos
de las parroquias del Decanato Este y templos de la jurisdicción parroquial anfitriona, partió de la terminal de ómnibus de la ciudad de Recreo -cabecera del departamento La Paz- rumbo a la localidad de Esquiú para llegar desde allí a El Suncho. En el lugar donde estaba la Posta en la que murió este insigne hijo de San Francisco, fue recibida con la animación previa a la celebración de la Santa Misa en acción de gracias por la Beatificación.
Jubilosa bienvenida
En ese sitio hay un monumento en honor del Obispo Esquiú y una ermita. Para la ocasión se levantó un
altar a cuya derecha fueron colocadas las veneradas imágenes. El escenario y todo el predio fueron ornamentados con flores, tinajas y otros elementos que identifican la cultura catamarqueña.
Una marcha de bombos, protagonizada por integrantes de las academias de danzas nativas de Recreo, en el acceso al sitio, dio la bienvenida a la Madre del Valle y al Beato Esquiú que llegaban acompañados de promesantes del Este provincial. Entre los que esperaban la caravana, se encontraban niños vestidos con el sayal franciscano. Desde los altavoces se anunciaba con júbilo que este acontecimiento histórico tan esperado se había cumplido, lo que era motivo de alegría para el pueblo, no sólo de Catamarca sino de todo el país. Una multitud entonaba temas dedicados a
Esquiú y de gratitud a Dios. En este clima llegaron los misachicos, genuina expresión de la devoción popular, y delegaciones de otros departamentos de Catamarca y de Córdoba, San Juan, Mendoza, entre otras provincias.
“Hola, ¡Viva Fray Mamerto Esquiú!”, exclamó Doña Jovita, esa simpática y famosa anciana cordobesa que interpreta el actor José Luis Serrano. “Como si me hubiera enviado (el Cura Brochero) el Santo nuestro: si usted cruza de tras las sierras, orillando por Cruz del Eje, Deán Funes, Quilino, llegándose hasta Recreo para apersonarse en El Suncho, me le da un abrazo inmenso a Fray Mamerto Esquiú. Yo me figuro eso”, dijo y explicó cómo ella se figura situaciones. Después se refirió a este tiempo de pandemia y cantó a la Esperanza.
Más adelante se centró en Esquiú que es “un regalo para la patria”, sostuvo. “Que un prócer también sea santo, y si se empieza a hurgar y buscar los
fundamentos de los mensajes que ha ‘dejao’ ese chango nacido en Piedra Blanca
(…) más que las pilchas franciscanas, o aparte de las pilchas franciscanas,
llega con la Palabra que hace falta en este desparramo de desencuentros. Por
eso Fray Mamerto es «testimonio de unidad»…”. Así, doña Jovita fue llevando
adelante la animación con cantos y reflexiones sobre las experiencias de estos
tiempos de redes sociales y de pandemia.
En este clima de alegría, hicieron su ingreso al predio los prelados que iban a celebrar con todo el
pueblo la Eucaristía, con el acompañamiento de la Banda de Música del Regimiento de Infantería de Montaña 15 de La Rioja, a cargo del capitán Wilson Leguizamón.
A continuación se presentaron autosacramentales. Uno, de la
parroquia Santa Rosa de Lima -del departamento del mismo nombre- con danzas y
música nativas dedicadas al Padre Esquiú.
Después se narraron los últimos momentos de la vida de nuestro Beato con
representaciones escénicas de jóvenes vestidos con el sayal franciscano. A
continuación el equipo militar de paracaidismo del Ejército Argentino hizo un
vuelo de reconocimiento y numerosos paracaidistas se lanzaron sobre este
predio. Las telas de sus paracaídas lucían los colores de la bandera argentina.
Fueron recibidos con aplausos por los presentes. Finalmente autoridades
eclesiásticas y civiles izaron las banderas nacional, provincial y papal.
Un modelo a imitar
A continuación comenzó la Santa Misa, presidida por el Legado
Papal, el Cardenal Luis Héctor Villalba y concelebrada por el arzobispo de
Buenos Aires, el Cardenal primado de la Argentina Mons. Mario Poli; el Obispo
de Catamarca, Mons. Luis Urbanc, otros prelados y sacerdotes de la diócesis local
y de diócesis hermanas.
Asistieron a esta celebración el gobernador de la provincia Lic. Raúl Jalil con su esposa la diputada nacional Silvana Ginocchio; el secretario de Culto de la Nación, embajador Guillermo Rodolfo Oliveri; el director nacional de Culto Católico, Luis Saguier Fonrouge, el intendente de Recreo, Luis Alberto Polti; el intendente de Fray Mamerto Esquiú, Dr. Guillermo Ferreyra; los senadores provinciales de La
Paz, Ariel Salvador Espinoza, y de Fray Mamerto Esquiú, Prof. Oscar Vera; ministros del Poder Ejecutivo, concejales de Recreo, entre otras autoridades, además de Policías de la Provincia, Gauchos y el Pueblo de Dios en general.
Al inicio de la celebración eucarística se dio lectura a la
Carta Apostólica con la que el Santo Padre Francisco inscribió en el libro de
los beatos a Mamerto de la Ascensión Esquiú y Medina. Tal como sucedió en la
Misa de Beatificación, el Cardenal Villalba lo hizo en latín y, en esta
oportunidad, el párroco anfitrión, Pbro. Domingo Martín Chaves, la leyó en
español.
Más adelante, después de la proclamación de las lecturas bíblicas, el Cardenal Villalba dedicó el comienzo de su homilía a Esquiú, describiéndolo como “un fiel animador del Evangelio, un misionero”.
“La Iglesia está de
fiesta porque puede presentar a la veneración y a la imitación de sus hijos e
hijas, a un nuevo Beato: Fray Mamerto Esquiú”, comenzó expresando para agregar a continuación: “Nuestro corazón se vuelve hacia el cielo,
donde sabemos que Mamerto Esquiú participa de la felicidad de los beatos
alabando e intercediendo por nosotros”.
“En la Carta Apostólica
en la que el Papa Francisco declara beato a Mamerto Esquiú lo propone como un
fiel animador del Evangelio. Mamerto Esquiú fue un evangelizador, un misionero.
Se destacaba por ‘su afán evangelizador’. Mamerto Esquiú evangelizó, misionó no
sólo en Argentina, sino también en Bolivia, Perú y Ecuador. El beato es un
modelo a imitar, un ejemplo a seguir”, destacó.
“Estamos llamados a contemplar y a imitar a Esquiú como misionero. Mamerto Esquiú fue un misionero. Nosotros, también, debemos ser discípulos misioneros del Evangelio. ¡Que el Espíritu Santo
descienda abundantemente sobre nosotros para que no desfallezcamos en la misión de llevar a todos nuestros hermanos el Evangelio de Jesús!”, expresó vehementemente.
Luego, Mons. Villalba se refirió al pasaje de la parábola de
la oveja perdida y encontrada, del Evangelio de San Mateo. “El pastor toma sobre sí toda la solicitud y fatiga por cada animal
descarriado de su rebaño, como si no tuviera otro, como si no contaran las
otras noventa y nueve. Ninguna le es indiferente. No quiere perder ni uno
solo”, dijo. “La búsqueda sobre el
terreno montañoso -añadió- le impone
esfuerzos y fatigas. Pero todo lo olvida cuando recobra la oveja perdida. La
alegría es tan grande que no puede guardarla para sí y lo anuncia a sus amigos
y vecinos (Cfr. Lc.15, 3-7). Así es Dios, nadie le es indiferente. Dios es un
Dios que nos busca, que va en búsqueda del que se aleja”.
Más adelante se preguntó: “¿por qué tanto apuro y tanto amor por una persona? La respuesta es que él cuenta mucho delante del Padre, que no se resigna a que se pierda”.
“Esto es todo un
programa pastoral para nuestras comunidades: salir, caminar, ir en busca de la
oveja pérdida”, exhortó.
Después sostuvo que “para
el Papa Francisco la causa misionera debe ser la primera. Es la tarea
primordial de la Iglesia. Nos está diciendo que nuestra pastoral debe ser
misionera para llegar a todas las periferias de la sociedad: territoriales y
existenciales”.
Continuó describiendo a la Iglesia misionera e ilustró: “Jesús tomó la iniciativa. De la misma
manera la comunidad evangelizadora debe adelantarse, tomar la iniciativa sin
miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos, llegar a los cruces de los
caminos para invitar a los excluidos (…) La misión es fruto de la fe que nace y
se desarrolla de la escucha de la Palabra de Dios y de la centralidad de la
Eucaristía. Tenemos que unir estrechamente misión y fe; misión y escucha de la
Palabra de Dios; misión y Eucaristía. De aquí nace el impulso misionero”,
manifestó en otro momento de su prédica, acotando que “cuando se ha tenido una
verdadera experiencia del Resucitado, no se puede guardar la alegría para uno
mismo. El encuentro con Cristo suscita la exigencia de evangelizar”.
Hacia el final exhortó: “Pidamos
al Espíritu Santo que nos capacite para ser misioneros, viviendo la vida de
hijos de Dios y acompañando a nuestros hermanos para que lleguen a participar
de esa misma vida. ¡Que el Espíritu Santo descienda abundantemente sobre nosotros
para que no desfallezcamos en la Misión de llevar la Vida Nueva a todos
nuestros hermanos! Pidámosle al Señor su Espíritu Santo que reavive nuestro
ímpetu misionero y se lo pedimos por la intercesión del Beato Mamerto Esquiú”.
Entre las ofrendas, representantes de la escuela N° 74 Dr.
Arturo Matías Bass, de la localidad de Casa de Piedra, acercaron un cuadro con
el mapa del último viaje del Beato Mamerto Esquiú, fruto de un proyecto escolar.
Acto protocolar
Al término de la celebración Eucarística, se realizó un acto
protocolar. La Banda de Música del Regimiento
de Infantería de Montaña 15 de La Rioja interpretó el Himno Nacional Argentino
y el Himno a Catamarca.
A continuación, miembros del Concejo Deliberante de Recreo
entregaron al Obispo de Catamarca, Mons. Luis Urbanc, el decreto por el cual se declaró de Interés
Religioso y Parlamentario el acto de El Suncho. Por su parte, el intendente
municipal Luis Alberto Polti entregó a Mons. Villalba el decreto que lo declaró
Huésped de Honor. Un decreto similar le entregó al gobernador Lic. Raúl Jalil.
Como no podía ser de otra manera, el cantor y compositor lapaceño Carlos Bazán interpretó el tema que compuso, cuya letra escribió la también lapaceña María Elena Barrionuevo, “Del Suncho a la Gloria”, narrando antes que esa zamba la hicieron hace 40 años.
Después el gobernador Jalil y el intendente Polti entregaron
a Mons. Urbanc el proyecto de mejoramiento de ese predio que está previsto
realizar.
Como cierre de esta gran fiesta, se llevó a cabo un desfile
cívico y militar con la participación de agrupaciones gauchas y ciclistas.
Luego se sirvió un locro con la colaboración del Ejército Argentino.
La imagen de Esquiú volvió a Recreo para quedar en la sede
parroquial donde el Beato Mamerto Esquiú podrá ser venerado especialmente.
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