Los comunicadores sociales honraron a la Madre del Valle
“Que la Madre de Dios los sostenga en su delicada
tarea social y eclesial”, rogó el Obispo a la Virgen.
En la primera jornada de las fiestas en honor de la Pura
y Limpia Concepción del Valle, durante la noche de este lunes 29 de noviembre,
rindieron su homenaje los trabajadores de los medios de comunicación social estatales,
privados y eclesiales, y la Pastoral Diocesana de Comunicación Social.
La Santa Misa fue presidida por el Obispo Diocesano,
Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por sacerdotes del clero catamarqueño.
Representantes de distintos medios de comunicación
locales participaron en los distintos momentos de la Liturgia, guiando la celebración,
leyendo la lectura y acercando al altar las ofrendas del pan y del vino.
En la oración de los fieles, pidieron a Dios que la
comunicación social haga posible la cercanía entre todos los miembros de la
comunidad; que los comunicadores sociales tomen el ejemplo de nuestro Beato Mamerto
Esquiú quien no concebía que la prensa “sólo reboce enojo, ira y pasiones,
mientras la verdad, la justicia, lo bello y lo instructivo no hallan dónde
poner un pie”.
También se elevaron súplicas por todos los difuntos, especialmente
por los periodistas y demás trabajadores de los medios de comunicación que ya
partieron a la Casa del Padre.
En el inicio de su homilía, Mons. Urbanc rogó por los
alumbrantes, “que la Madre de Dios los sostenga en su delicada tarea social y
eclesial”, expresó.
Luego mencionó “la temática propuesta por el Papa
Francisco para el sínodo de los obispos del año 2023, a saber: ‘Por una Iglesia
sinodal: comunión, participación y misión’, que iremos profundizando a lo largo
de los días de la novena”.
En este sentido, dijo que “no debemos dejar de lado
las sabias orientaciones que nos indica el Papa. Éste, de la sinodalidad, nos
está invitando a revisar nuestro modo o estilo de ser la Iglesia fundada por
Cristo y animada por el Espíritu Santo”. Y se preguntó: “¿Estaremos siendo y
viviendo el sueño de Jesús cuando formó a la Iglesia de su costado abierto por
la lanza aquel Viernes Santo y la enviada por el Espíritu Santo en Pentecostés?”.
Y sugirió que “no respondamos apresuradamente la
pregunta con un ‘sí’ o un ‘no sé’, sino que debemos tomarnos tiempo para
abordarla, rezarla, dialogarla y confrontarla con la realidad, de manera que
lleguemos a la verdad que debemos descubrir con la ayuda del Espíritu Santo y
hacer los ajustes pertinentes, para que la única Iglesia que Jesús quiso y
soñó, preste su servicio evangelizador y salvífico para el que fue creada y
santificada”.
Luego invitó a que “dejémonos interpelar por el
mensaje del Evangelio que acabamos de escuchar, y que no quede en una mera
anécdota de las tantas curaciones obradas por Jesús. En primer lugar, tengamos
la fe y el amor al prójimo del centurión romano, que no profesaba la religión
de Jesús. Este pagano cree en el poder de Jesús y se ocupa de su esclavo
enfermo que sufre mucho. No pide nada para él, sino para otro, y éste un
esclavo, que valía tanto o menos que un animal en aquella sociedad”.
“Nosotros, como Iglesia, podemos estar siendo ese
esclavo paralítico y sufriente. Roguemos a la Madre de Jesús que Ella interceda
por nosotros para que seamos curados de nuestras faltas de amor, de compromiso,
de ardor misionero, de ansias de santidad y de fidelidad al amor de Dios”,
indicó.
Dirigiéndose a la Celestial Patrona expresó: “Querida
Madre del Valle, aquí nos tienes, a tus pies, llenos de gozo y de ilusiones.
Ayúdanos a tener una fe viva y auténtica, una fe que no exige, sino que
agradece, una fe como la tuya, siempre dispuesta a hacer la Voluntad de Dios,
sea cual fuere, una fe que nos lleve a ser constructores de una sociedad
fraterna, responsable, laboriosa, servicial, cercana a los más necesitados,
donde los niños y ancianos sean escuchados y amados, donde la vida sea cuidada
siempre, sin preguntarnos cómo viene o qué utilidad tiene, una fe que siempre
esté animada por la caridad (Gál 5,6)”.
“En este año en honor a tu esposo san José y en el año
inolvidable en el que tu intercediste para que tu dilectísimo hijo
catamarqueño, Mamerto Esquiú, fuera declarado Beato, te pedimos que nos ayudes
a superar tantos escollos que nos dificultan como sociedad e Iglesia
catamarqueña”, concluyó.
TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA
Queridos Devotos
y Peregrinos:
Bienvenidos a
esta celebración en el marco del Año de san José y de la Beatificación de fray
Mamerto Esquiú.
Hoy rinden su
homenaje a la Virgen del Valle trabajadores estatales, privados y eclesiales de
los medios de comunicación social. Que la Madre de Dios los sostenga en su
delicada tarea social y eclesial.
En este día se
nos propuso centrar la atención en la temática propuesta por el Papa Francisco
para el sínodo de los obispos del año 2023, a saber: “Por una Iglesia sinodal:
comunión, participación y misión”, que iremos profundizando a lo largo de los
días de la novena.
Por cierto que
no debemos dejar de lado las sabias orientaciones que nos indica el Papa. Éste,
de la sinodalidad, nos está invitando a revisar nuestro modo o estilo de ser la
Iglesia fundada por Cristo y animada por el Espíritu Santo. ¿Estaremos siendo y
viviendo el sueño de Jesús cuando formó a la Iglesia de su costado abierto por
la lanza aquel Viernes Santo y la enviada por el Espíritu Santo en Pentecostés?
No respondamos
apresuradamente la pregunta con un ‘sí’ o un ‘no sé’, sino que debemos tomarnos
tiempo para abordarla, rezarla, dialogarla y confrontarla con la realidad, de
manera que lleguemos a la verdad que debemos descubrir con la ayuda del
Espíritu Santo y hacer los ajustes pertinentes, para que la única Iglesia que
Jesús quiso y soñó, preste su servicio evangelizador y salvífico para el que
fue creada y santificada.
Ojalá toda la
gente, de cualquier raza, pueblo, nación o cultura, viendo y experimentando el
testimonio de fe de los cristianos, pudiera exclamar con las palabras de la
profecía de Isaías: «Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de
Jacob. Él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de
Sión saldrá la ley, la Palabra del Señor de Jerusalén. Juzgará entre las
naciones y será el árbitro de pueblos numerosos» (Is 2,3b-4a).
Parafraseando a
Isaías, aprovecho para invitar, a todos los que se reconocen hijos de la Virgen
del Valle: “Vengan; caminemos a la luz del Señor” (Is 2,5). No tengan miedo, la
Virgen nos acompaña siempre.
Y cómo no
exclamar, desde lo profundo de nuestros corazones, con el salmista: «¡Qué
alegría cuando me dijeron: ‘Vamos a la casa del Señor’!... Por mis hermanos y
compañeros, voy a decir: ‘La paz contigo’. Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien» (Sal 121,1.8-9).
¡Cuán patente
queda en estos textos bíblicos el tema de la sinodalidad, que necesitamos
abordar constantemente, a fin de lograr que seamos de verdad una Iglesia y una
sociedad sinodal!
Dejémonos
interpelar por el mensaje del Evangelio que acabamos de escuchar, y que no
quede en una mera anécdota de las tantas curaciones obradas por Jesús.
En primer lugar,
tengamos la fe y el amor al prójimo del centurión romano, que no profesaba la
religión de Jesús. Este pagano cree en el poder de Jesús y se ocupa de su
esclavo enfermo que sufre mucho. No pide nada para él, sino para otro, y éste
un esclavo, que valía tanto o menos que un animal en aquella sociedad.
Nosotros, como
Iglesia, podemos estar siendo ese esclavo paralítico y sufriente. Roguemos a la
Madre de Jesús que Ella interceda por nosotros para que seamos curados de
nuestras faltas de amor, de compromiso, de ardor misionero, de ansias de
santidad y de fidelidad al amor de Dios.
Creamos a Jesús,
como lo hizo el centurión que no necesita de signos visibles para reconocer la
acción del poder de Jesús, ni de su cercanía: “Basta que digas una palabra, y
mi criado quedará sano” (Mt 8,8b). Hasta Jesús quedó desconcertado con la
respuesta del centurión… ¿Seremos capaces de desconcertar a Jesús para que Él
pueda afirmar: ‘les aseguro que en Catamarca no he encontrado a nadie con tanta
fe’? (cf. Mt 8,10) … Y, ¡ojo! que vendrán de Santiago, Tucumán, La Rioja, San
Juan, etc., y se sentarán con la Morenita del Valle en el Reino de los Cielos
(cf. Mt 8,11).
Querida Madre
del Valle, aquí nos tienes, a tus pies, llenos de gozo y de ilusiones. Ayúdanos
a tener una fe viva y auténtica, una fe que no exige, sino que agradece, una fe
como la tuya, siempre dispuesta a hacer la Voluntad de Dios, sea cual fuere,
una fe que nos lleve a ser constructores de una sociedad fraterna, responsable,
laboriosa, servicial, cercana a los más necesitados, donde los niños y ancianos
sean escuchados y amados, donde la vida sea cuidada siempre, sin preguntarnos
cómo viene o qué utilidad tiene, una fe que siempre esté animada por la caridad
(Gál 5,6).
En este año en
honor a tu esposo san José y en el año inolvidable en el que tu intercediste
para que tu dilectísimo hijo catamarqueño, Mamerto Esquiú, fuera declarado
Beato, te pedimos que nos ayudes a superar tantos escollos que nos dificultan
como sociedad e Iglesia catamarqueña. Amén.
Fotos: Facebook Prensa Iglesia Catamarca