El entonces Obispo de Córdoba, Fray Mamerto Esquiú, había llegado a Recreo en tren desde la ciudad mediterránea, el jueves 28 de diciembre, y aquí pasó la noche.
Al día siguiente, viernes 29
de diciembre de 1882, desde la estación Recreo, acompañado de su secretario, el
presbítero Pedro Anglada, a las 7.00, tomó la mensajería para emprender viaje
hacia La Rioja.
Recreo pertenece a la
provincia de Catamarca, y por eso el Obispo Esquiú, mientras cruzaba la región,
no llevó el pectoral. “No tengo jurisdicción aquí, aunque es mi país natal”, le
dijo a su secretario.
En las postas y donde veía personas
al paso de su carruaje, repartía libros de instrucción religiosa, el Catecismo
de Mazo y Rosarios de Astete, sugiriendo que “los lean con atención y
aprovechen sus enseñanzas”.
A medida que la mensajería
avanzaba por la polvorienta huella de tierra, los pobladores salían a saludarlo
y pedían por la lluvia. El "Santo Padre Esquiú" escuchó el pedido, se
internó en el agreste bosque y arrodillado con los brazos en cruz, pidió al
Altísimo por la lluvia. Ésta no se hizo esperar y llovió después de varios
meses de sequía.
La mensajería era una galera
tirada por dos yuntas de caballo, a veces tres, que llevaba el correo,
encomiendas y pasajeros, uniendo la estación de trenes El Recreo, con la capital
de La Rioja.
El Obispo de Córdoba, Mamerto
de la Ascensión Esquiú, partió desde Recreo, pasó por El Barrial, El Suncho,
San Miguel, La Horqueta, la Vieja Posta de La Guardia hasta llegar a Casa de
Piedra, en el extremo sur del Cerro Ancasti, todos parajes del departamento La
Paz.
Desde Casa de Piedra,
siguieron viaje rumbo a La Rioja. Era diciembre y hacía mucho calor. El viaje
duraba tres días.
Aporte: Prof. Roque Morales
Imágenes: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat
