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05 diciembre 2024

El ámbito de la Educación le rindió homenaje a la Virgen

El Obispo pidió a la Virgen por los educadores de Catamarca; también que “reconforte con su ternura materna a todos los damnificados de Telaritos”; y que acompañe a los peregrinos.

 

Durante la Santa Misa de las 21.00 del miércoles 4 de diciembre, sexto día de la Novena en honor de la Pura y Limpia Concepción del Valle, rindieron su homenaje autoridades y empleados del Ministerio de Educación, docentes en actividad y jubilados, Docentes Jubilados Autoconvocados, gremios docentes, Vicaría Diocesana de Educación, Centro Educativo y Cultural Diocesano Virgen del Valle (Ceculd) y Pastoral de Educación.

Participaron el ministro de Educación, Dr. Dalmacio Mera, entre otras autoridades del ámbito educativo provincial y municipal, representantes legales, directivos y docentes de instituciones educativas, fieles en general y peregrinos que desde el inicio de las festividades están llegando a la ciudad capital para honrar a la Madre Morena.

La Eucaristía fue presidida por el obispo diocesano Mons. Luis Urbanč y concelebrada por el vicario de Educación, padre Lucas Segura.

En su predicación, luego de dar la bienvenida a los alumbrantes, el Obispo pidió “que la gran Maestra de la Fe y de las buenas costumbres los siga cuidando y guiando en esta nobilísima tarea, para que podamos ser una sociedad justa, fraterna e inclusiva”.

En referencia a la Palabra de Dios proclamada, afirmó que “las lecturas de Isaías y del Evangelio de Mateo nos animan a adentrarnos con profundidad en el espíritu del Adviento, un tiempo en el que somos llamados a vivir la esperanza, reconocer la providencia de Dios y dejarnos llenar de su compasión y amor transformador”.

Más adelante expresó que “en el Evangelio de Mateo (15,29-37), esta promesa de salvación encuentra un eco en la compasión de Jesús hacia la multitud. En la escena del monte, Jesús no sólo cura a los enfermos y lisiados, devolviéndoles la salud y la dignidad, sino que también se preocupa por el hambre de la gente, ofreciendo alimento en abundancia. Este relato nos habla de un Dios cercano, que no sólo se ocupa de nuestras necesidades espirituales, sino que también se hace cargo de nuestras necesidades terrenales. Jesús, al multiplicar los panes, muestra que su Reino es un reino de comunión, generosidad y vida en plenitud, donde todo el ser humano cuenta (materia y espíritu), y debe ser cuidado”.

“En Adviento, este Evangelio nos desafía a vivir desde una fe activa y generosa. La compasión de Jesús hacia la multitud nos invita a preguntarnos: ¿de qué manera podemos ser instrumentos de su amor y cuidado en medio de las carencias del mundo? ¡Qué importante desafío en el ámbito educativo! Para el Año jubilar, esta invitación se vuelve aún más urgente: compartir el pan con los que tienen hambre, sanar las heridas de quienes sufren y, sobre todo, ser testigos de la abundancia de Dios en nuestras vidas. ¡Por favor que resuene esto en el corazón de cada educador de nuestra Provincia y en cada funcionario!”, indicó.

Continuando con su reflexión, dijo que “el Adviento es tiempo de preparación y de esperanza. Así como la multitud fue saciada por Jesús, nosotros somos llamados a acercarnos al banquete que el Señor ha preparado. Este tiempo litúrgico nos impulsa a vivir con la confianza de que Dios no sólo cumple sus promesas, sino que ya ha comenzado a actuar entre nosotros, llenando nuestras vidas de sentido, compasión y salvación”.

“Que este Adviento, iluminado por la esperanza del Jubileo, sea un momento para dejarnos transformar por el amor de Dios, abrir nuestras manos al necesitado, a los educandos, y proclamar con alegría: ‘Aquí está nuestro Dios. Celebremos y gocemos con su salvación’”, enfatizó.

 

Por los damnificados de Telaritos y los peregrinos

Dirigiéndose a la Madre, pidió “que reconfortes con tu ternura materna a todos los damnificados de Telaritos y que nos libres de las catástrofes naturales, pero, sobre todo, de las que vamos causando con nuestras faltas de responsabilidad y coherencia con la fe y amor recibidos en el Bautismo”.

También rogó por los peregrinos: “Acompaña, cobijados bajo tu Manto materno, a cuantos están caminando hacia aquí desde distintos puntos con sus corazones cargados de penas, angustias y sanos deseos de ser mejores cristianos”.

“Y, a todos los que estamos participando de esta celebración procúranos las gracias divinas que necesitamos para ser cada día verdaderos servidores del bien, la verdad, la justicia, el amor, la paz, la honestidad, la unidad, la fraternidad, el perdón y la reconciliación”.

En el momento de las ofrendas, los alumbrantes acercaron los dones del pan y del vino, y hacia el final se consagración a la Virgen y la alabaron con el canto.

 

TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA

Queridos Devotos y Peregrinos:

En este sexto día de la novena rinden su homenaje a la Virgen del Valle quienes trabajan en la Educación. Bienvenidos a esta celebración y que la gran Maestra de la Fe y de las buenas costumbres los siga cuidando y guiando en esta nobilísima tarea, para que podamos ser una sociedad justa, fraterna e inclusiva.

La temática propuesta para esta jornada, en sintonía con la preparación al Año Jubilar por el 2025 aniversario del Nacimiento de Jesucristo, nos invita a forjar una real comunión con Dios, a fin de que, cada uno, pueda mantener viva la esperanza, condición imprescindible para tener una voluntad firme de lucha y superación permanente.

Las lecturas de Isaías y del Evangelio de Mateo nos animan a adentrarnos con profundidad en el espíritu del Adviento, un tiempo en el que somos llamados a vivir la esperanza, reconocer la providencia de Dios y dejarnos llenar de su compasión y amor transformador.

El texto del profeta Isaías 25,6-10, anuncia un festín preparado por el Señor para todos los pueblos, una imagen de plenitud y salvación. Este banquete, que simboliza la vida en comunión con Dios, no es sólo un momento de abundancia material, sino un signo profundo de la acción de Dios en la historia: arrancará el velo que cubre a las naciones, enjugará las lágrimas de los rostros y aniquilará la muerte para siempre.

En Adviento, estas palabras resuenan con fuerza porque nos recuerdan que nuestra esperanza está en un Dios que no se olvida de su pueblo, que cumple sus promesas y nos invita a participar de su salvación. Este monte del Señor representa la cercanía de Dios, que viene a nuestro encuentro para llenarnos de vida y alegría.

Esta visión de Isaías también ilumina el significado del Adviento en el contexto de un Año jubilar. El jubileo nos llama a contemplar y experimentar la restauración que Dios quiere realizar en nuestra vida y en el mundo. En este tiempo, el Señor nos invita a dejar atrás el dolor y la opresión, y a proclamar con confianza: “Aquí está nuestro Dios, esperábamos en él y nos ha salvado”.

En el Evangelio de Mateo (15,29-37), esta promesa de salvación encuentra un eco en la compasión de Jesús hacia la multitud. En la escena del monte, Jesús no sólo cura a los enfermos y lisiados, devolviéndoles la salud y la dignidad, sino que también se preocupa por el hambre de la gente, ofreciendo alimento en abundancia. Este relato nos habla de un Dios cercano, que no sólo se ocupa de nuestras necesidades espirituales, sino que también se hace cargo de nuestras necesidades terrenales. Jesús, al multiplicar los panes, muestra que su Reino es un reino de comunión, generosidad y vida en plenitud, donde todo el ser humano cuenta (materia y espíritu), y debe ser cuidado.

En Adviento, este Evangelio nos desafía a vivir desde una fe activa y generosa. La compasión de Jesús hacia la multitud nos invita a preguntarnos: ¿de qué manera podemos ser instrumentos de su amor y cuidado en medio de las carencias del mundo? ¡Qué importante desafío en el ámbito educativo! Para el Año jubilar, esta invitación se vuelve aún más urgente: compartir el pan con los que tienen hambre, sanar las heridas de quienes sufren y, sobre todo, ser testigos de la abundancia de Dios en nuestras vidas. ¡Por favor que resuene esto en el corazón de cada educador de nuestra Provincia y en cada funcionario!

El Adviento es tiempo de preparación y de esperanza. Así como la multitud fue saciada por Jesús, nosotros somos llamados a acercarnos al banquete que el Señor ha preparado. Este tiempo litúrgico nos impulsa a vivir con la confianza de que Dios no sólo cumple sus promesas, sino que ya ha comenzado a actuar entre nosotros, llenando nuestras vidas de sentido, compasión y salvación.

Que este Adviento, iluminado por la esperanza del Jubileo, sea un momento para dejarnos transformar por el amor de Dios, abrir nuestras manos al necesitado, a los educandos, y proclamar con alegría: “Aquí está nuestro Dios. Celebremos y gocemos con su salvación”.

Querida Madre, Gran Educadora de los hijos e hijas de Dios, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos para que nos animemos a una nueva esperanza, con un corazón bien dispuesto a secundar la Gracia de Dios como lo hiciste Tú, Virgen de la paciente espera.

Te pido que reconfortes con tu ternura materna a todos los damnificados de Telaritos y que nos libres de las catástrofes naturales, pero, sobre todo, de las que vamos causando con nuestras faltas de responsabilidad y coherencia con la fe y amor recibidos en el Bautismo.

Acompaña, cobijados bajo tu Manto materno, a cuantos están caminando hacia aquí desde distintos puntos con sus corazones cargados de penas, angustias y sanos deseos de ser mejores cristianos.

Y, a todos los que estamos participando de esta celebración procúranos las gracias divinas que necesitamos para ser cada día verdaderos servidores del bien, la verdad, la justicia, el amor, la paz, la honestidad, la unidad, la fraternidad, el perdón y la reconciliación. Amén.

#FiestasVirgenDelValle2024

#VirgenDelValleCatamarca

Fotos y videos: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat