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03 diciembre 2024

Homenaje del ámbito de la Salud a la Virgen

“A todos los que trabajan al lado de los enfermos, discapacitados, ancianos, adictos, etc., sostenlos y renuévalos con nuevos bríos para que sirvan a cada sufriente con amor, ternura y cristiana solicitud”, le pidió el Obispo a la Virgen.

 

Durante la noche del lunes 2 de diciembre, cuarto día de la Novena en honor de la Pura y Limpia Concepción del Valle, rindieron su homenaje el Ministerio de Salud con sus autoridades y empleados; el ámbito de la Salud pública y privada: Sanatorios, Hospitales, Maternidad, Círculo Médico, Colegio de Profesionales en Psicomotricidad de Catamarca, Colegio Profesional de Enfermería, Farmacéuticos, Odontólogos, Kinesiólogos, Anestesistas, Psicólogos, Bioquímicos, OSEP, Geriátricos, Pastoral de la Salud, Pastoral de las Adicciones, ONG Corazón con Agujeritos y Soles; SAME, ECA y EMICA.

Participaron la secretaria de Planificación y Gestión del ministerio de Salud, Dra. Daniela Ayala; el director de la Obra Social de los Empleados Públicos (OSEP), CPN Leopoldo Marchetti; la directora general de Salud de la secretaría de Salud de la Municipalidad de la Capital, Dra. Cintia Ripoll, entre otras autoridades del ámbito de la Salud.

Los alumbrantes participaron proclamando la Palabra de Dios y acercando al altar elementos para la atención de los peregrinos y las ofrendas del pan y del vino.

La Santa Misa fue presidida por el obispo diocesano Mons. Luis Urbanč y concelebrada por los padres Gustavo Flores y Ramón Carabajal, rector y capellán del Santuario Catedral, respectivamente.

En el inicio de su homilía, dio la bienvenida a los alumbrantes y rogó “que la Virgen Santa los siga cuidando y sosteniendo en la ardua labor de estar al servicio de los enfermos”, a la vez que los encomendó a san Artémides Zatti, “santo salesiano de nuestra Patagonia, patrono de los enfermeros y enfermeras, cuya fiesta la celebramos el 13 de noviembre pasado, para que interceda por todos ellos”.

“Para esta jornada -continuó- se nos propuso ver el Jubileo del 2025 como tiempo de encuentro y reconciliación. Qué bueno, que le pidamos a la Virgen del Valle que nos ayude a salir al encuentro de los demás, en especial con quienes más nos cuesta, y que tengamos la suficiente humildad para reconciliarnos con Dios y con quienes estamos enemistados y distanciados. Ésta es la gracia propia de un Jubileo”.

Luego se refirió al Adviento, tiempo litúrgico que “nos brinda un tiempo de gracia para contemplar de nuevo las promesas de Dios con viva esperanza y a preparar el corazón para recibir a Cristo, luz del mundo. Las lecturas de hoy, tomadas de Isaías y de Mateo, nos conducen a reflexionar sobre la esperanza escatológica, o sea, de la razón última de nuestra existencia, y la fe como respuesta a la venida del Señor”.

Tras profundizar en los textos bíblicos proclamados (Isaías 2,1-5 y Mateo 8,5-11), afirmó que “estas lecturas se entrelazan en el mensaje central del Adviento: Dios cumple sus promesas y nos invita a ser parte activa de su plan de salvación. El monte del Señor y el banquete escatológico prometido en el Evangelio son imágenes de la plenitud del Reino, donde se reunirán hombres y mujeres de todos los rincones del mundo. Este Reino, sin embargo, no es sólo una realidad futura, sino que empieza a mostrarse aquí y ahora, cada vez que nos abrimos al poder transformador de la fe, la esperanza y el amor”.

 

“Vivir una espiritualidad de esperanza activa”

Asimismo, señaló que “el Adviento nos desafía a vivir una espiritualidad de esperanza activa. Como el centurión, estamos llamados a confiar plenamente en el Señor, incluso en medio de nuestras incertidumbres y dificultades. Como familia de Dios, debemos caminar hacia la luz, comprometidos con la construcción de un mundo donde la justicia, la paz, la verdad y la reconciliación sean una realidad visible. Este tiempo litúrgico nos invita a preparar nuestro corazón para la venida de Cristo, permitiendo que su presencia transforme nuestras vidas y las del mundo entero”.

Dirigiéndose a la Virgen del Valle, le pidió “por tantos peregrinos que están caminando hacia ésta, tu casa, presta atención a sus necesidades, anímalos en sus angustias y ayúdalos a fortalecer la fe y la esperanza”.

“A todos los que trabajan al lado de los enfermos, discapacitados, ancianos, adictos, etc., sostenlos y renuévalos con nuevos bríos para que sirvan a cada sufriente con amor, ternura y cristiana solicitud, encontrando en Ti el ejemplo y la motivación para hacerlo”, rogó.

 

Testimonios y bendición de ambulancias

Antes de la bendición final, el pastor diocesano invitó a jóvenes de la Comunidad Cenáculo, que funciona en la casa ubicada en el ingreso a El Rodeo, departamento Ambato, a brindar su testimonio personal sobre el camino de recuperación de los problemas de adicciones que transitaron a través de la metodología de la oración y el trabajo en comunidad.

Luego de la celebración litúrgica, el Obispo se trasladó hasta el Paseo de la Fe, donde bendijo los móviles sanitarios que se usan a diario para la atención de los enfermos, como también al personal de Salud.

 

TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA

Queridos Devotos y Peregrinos:

En este cuarto día de la novena rinden su homenaje quienes trabajan en el ámbito de la salud. Bienvenidos a esta celebración; que la Virgen Santa los siga cuidando y sosteniendo en la ardua labor de estar al servicio de los enfermos. También nos encomendemos a san Artémides Zatti, santo salesiano de nuestra Patagonia, patrono de los enfermeros/as, cuya fiesta la celebramos el 13 de noviembre pasado, para que interceda por todos ellos.

Para esta jornada se nos propuso ver el Jubileo del 2025 como tiempo de encuentro y reconciliación. Qué bueno, que le pidamos a la Virgen del Valle que nos ayude a salir al encuentro de los demás, en especial con quienes más nos cuesta, y que tengamos la suficiente humildad para reconciliarnos con Dios y con quienes estamos enemistados y distanciados. Ésta es la gracia propia de un Jubileo.

Y, ahora, antes de la reflexión, los invito a cantar jubilosos con el Salmista: “¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor; ya están pisando nuestros pies tus umbrales Jerusalén»!” (Sal 121,1).

El Adviento, como todos los años, nos brinda un tiempo de gracia para contemplar de nuevo las promesas de Dios con viva esperanza y a preparar el corazón para recibir a Cristo, luz del mundo. Las lecturas de hoy, tomadas de Isaías y de Mateo, nos conducen a reflexionar sobre la esperanza escatológica, o sea, de la razón última de nuestra existencia, y la fe como respuesta a la venida del Señor.

El texto de Isaías 2,1-5, nos presenta una visión profética cargada de esperanza: el monte del Señor será el centro de atracción para todas las naciones. Este monte simboliza la soberanía de Dios y su promesa de instaurar un reino de justicia y paz. La imagen de las “espadas forjadas en arados” y las “lanzas convertidas en tijeras de podar” nos invita a soñar con un mundo transformado por la paz, donde las relaciones humanas no estarán marcadas por el conflicto, sino por la cooperación y la armonía. Es un llamado a caminar a la luz del Señor, dejando atrás la oscuridad del egoísmo, la envidia y la violencia, para abrazar el camino de la conversión personal y comunitaria.

En cambio, la perícopa de Mateo 8,5-11 nos muestra un ejemplo concreto de fe y esperanza en la figura del centurión romano. Este hombre, un pagano y representante del poder opresor, reconoce en Jesús la autoridad divina y deposita en Él una fe sincera y humilde: “Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanar”. Su confianza en el poder de la palabra de Jesús nos enseña que la fe supera las barreras religiosas, culturales y sociales, abriendo las puertas del Reino de los Cielos a todos los que, como él, se acercan con corazón sincero. ¡Qué bueno que pidamos ser curados de las parálisis de amor, de perdón y de servicio que padecemos!

Estas lecturas se entrelazan en el mensaje central del Adviento: Dios cumple sus promesas y nos invita a ser parte activa de su plan de salvación. El monte del Señor y el banquete escatológico prometido en el Evangelio son imágenes de la plenitud del Reino, donde se reunirán hombres y mujeres de todos los rincones del mundo. Este Reino, sin embargo, no es sólo una realidad futura, sino que empieza a mostrarse aquí y ahora, cada vez que nos abrimos al poder transformador de la fe, la esperanza y el amor.

El Adviento nos desafía a vivir una espiritualidad de esperanza activa. Como el centurión, estamos llamados a confiar plenamente en el Señor, incluso en medio de nuestras incertidumbres y dificultades. Como familia de Dios, debemos caminar hacia la luz, comprometidos con la construcción de un mundo donde la justicia, la paz, la verdad y la reconciliación sean una realidad visible. Este tiempo litúrgico nos invita a preparar nuestro corazón para la venida de Cristo, permitiendo que su presencia transforme nuestras vidas y las del mundo entero.

“Vengan, caminemos a la luz del Señor” (Is 2,5). Con esta invitación, Isaías nos anima a dar pasos concretos hacia la conversión, a vivir el Adviento como un tiempo de renovación personal y comunitaria. Que la fe humilde del centurión y la visión profética de Isaías sean una guía en este camino de espera activa y profunda. Y podamos rezar con el salmista: “Por mis hermanos y compañeros, diré: «La paz contigo». Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien” (Sal 121,9).

Querida Virgen del Valle, te pido por tantos peregrinos que están caminando hacia ésta, tu casa, presta atención a sus necesidades, anímalos en sus angustias y ayúdalos a fortalecer la fe y la esperanza.

A todos los que trabajan al lado de los enfermos, discapacitados, ancianos, adictos, etc., sostenlos y renuévalos con nuevos bríos para que sirvan a cada sufriente con amor, ternura y cristiana solicitud, encontrando en Ti el ejemplo y la motivación para hacerlo.

Y, al igual que Tú corriste presurosa a ayudar a tu prima Isabel, que cada uno de nosotros también vaya con alegría y generosidad al encuentro de los hermanos necesitados y que nos empeñemos con paciencia y perseverancia a ser promotores de reconciliación. Amén.

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Fotos y videos: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat