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14 abril 2024

Mons. Urbanč en la Misa Solemne

 “Que podamos encontrar en la Virgen cobijo, consuelo, esperanza”

 

El Obispo bendijo una imagen réplica de la Virgen realizada para el Presidente de la Nación, que fue entregada al Secretario de Culto de la Nación, presente en la Santa Misa.

 

En la mañana de este 14 de abril, tercer domingo de Pascua y Domingo del Compartir en Argentina, se celebró la Misa Solemne de las festividades marianas, presidida por el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč, y concelebrada por sacerdotes del clero catamarqueño, entre ellos el vicario general, P. Julio Murúa, y el rector del Santuario y Catedral Basílica, P. Gustavo Flores, y otros presbíteros peregrinos que llegaron a honrar a Nuestra Madre Morena.

La ceremonia litúrgica central de esta jornada contó con la participación del Secretario de Culto de la Nación Francisco Sánchez, quien estará presente también en la Solemne Procesión de esta tarde.

“Con esta solemne celebración eucarística en el ‘Domingo del Compartir’ agradecemos a Dios el don precioso que nos dejó desde hace más de 400 años en esta imagen de la Pura y Limpia Concepción para que millones de personas hayan podido cultivar la devoción a la Virgen María y con Ella amar y servir a Dios” comenzó expresando Mons. Urbanč, para recordar luego el 133° aniversario de la coronación pontificia de esta venerada Imagen “para que se enseñoreara aún más como Reina de todos sus hijos e hijas de este suelo argentino; y para que todos los atribulados por cualquier causa pudieran encontrar en Ella cobijo, consuelo, esperanza y un amor que acoge, fortalece y sana. La concurrencia de devotos y peregrinos crece día a día. Gracias a Dios, desde hace más de un año, ya está prestando un servicio cualificado el solar de la Gruta, ahora en calidad de Santuario. De manera que quienes nos visitan, viniendo al encuentro de la Madre Bendita del Valle, puedan tener más posibilidades de acrecentar su fe y amor filial a María Santísima”.

Pasó luego a meditar sobre las lecturas bíblicas proclamadas. Al referirse al Evangelio, repasó el pasaje leído, y a continuación manifestó: “A las pruebas sobre la veracidad de su resurrección como el hecho de verlo y escucharlo se añaden ahora la de tocarlo y la de verlo comer. Es una manifestación de la benevolencia de Jesús que no se cansa de ofrecer signos para su reconocimiento. Jesús hace estas cosas para despejar las dudas de sus discípulos y mostrar que el Crucificado es ahora el Resucitado”. Y acotó: “Como hizo antes con los discípulos de Emaús, Jesús les enseña que todo sucedió conforme a las Escrituras, esto es, al designio de Dios; y tal como ya lo había predicho en su vida pública. Luego les abrió la inteligencia para que comprendieran las Escrituras, en particular lo referente a la necesidad de la pasión y la resurrección para el Mesías (…) sólo Jesús resucitado puede darnos la clave correcta para la interpretación de las Escrituras”.

Más adelante sostuvo que “para ver a Cristo, es imprescindible que nos encontremos cada domingo, el día del Señor, en comunidad, escuchando su Palabra y compartiendo su Cuerpo y su Sangre; así, podremos sentir la experiencia del Resucitado en medio de nosotros. (…) Hoy, como en el tiempo de los Apóstoles, las condiciones no son las mejores para descubrir a Dios. Parece, como cuando en la barca en el lago, que hay muchas olas y que nos vamos a hundir. (…) Jesús nos invita a superar nuestros miedos, para, con su ayuda, ser nosotros mismos y a obrar como Él, porque Él se hizo hombre de verdad, hasta la muerte y para terminar resucitando”.

Y concluyó implorando: “Querida Madre del Valle, ayúdanos a reconocer a Jesús, a esperarlo siempre, y ver los signos de su manifestación; a hacer de nuestras manos unas manos como las de Jesús, siempre abiertas y serviciales; a superar nuestros miedos personales y a ser sus testigos auténticos con nuestra vida”.

 

Bendición de una imagen de la Virgen obsequiada al Presidente

Antes de la bendición final, el Obispo bendijo una imagen réplica de la Virgen del Valle para ser obsequiada al Presidente de la Nación Javier Milei, con un manto alusivo, que fue entregada al Secretario de Culto de la Nación para que sea llevada al jefe del Estado nacional.

Previamente, Mons. Urbanč explicó el sentido de este regalo comentando que fue iniciativa de “un grupo de mujeres que bordan estos mantos dedicándose horas a esta tarea, personas que donan materiales como la tela, los adornos y piedritas, la corona hecha por un señor acá, en Catamarca. Ellos han tenido la intuición, han sentido en su interior, ante las dificultades que vive nuestra Patria, hacer esta imagen réplica para donársela al señor Presidente de la Nación”.

“El señor Francisco Sánchez, Secretario de Culto, se la va a llevar en nombre del pueblo de Catamarca, y rezaremos para que encomendándose a Ella pueda tomar las decisiones que tanta falta hacen para nuestra Patria; que podamos superar los problemas, todas estas dificultades en las que vivimos, tantas inequidades. Recemos nosotros por el Presidente, que él rece delante de esta Imagen y piense que todos los argentinos tenemos una madre, la Madre del Cielo, y esta Madre quiere tener a sus hijos bien, y nosotros tenemos que ser intermediarios para que todos estemos bien”.

El Obispo invitó al Secretario de Culto para hacer la oración de consagración a la Virgen junto con toda la asamblea, y luego la alabaron con el canto interpretado por el Coro Cantus Nova, que solemnizó la ceremonia, que finalizó entre vivas y aplausos a la Reina y Señora de este Valle.

 

Descripción del manto

Los responsables de la confección del vestido y el manto de la imagen de la Virgen del Valle obsequiada al Presidente de la Nación Javier Milei dieron a conocer la descripción del mismo.

 

Manto

En el lateral derecho del manto está bordado el candelabro de Jánuca, uno de los elementos que estaba en el templo de Jerusalén, signo de luz, alegría, fiesta. Cristo se presenta como Luz del mundo, que viene a iluminar las decisiones de los hombres. En los Mandamientos está reflejado el camino a seguir para mantenernos en el bien y la verdad, ya que son la expresión de la conducta moral del ser humano. Jesús resume estos mandamientos en dos: Amar a Dios y al prójimo como a sí mismo. Si, en el amor se resume todo mandamiento. El amor que nos mueve a derribar al Goliat, el amor que empuja a dar más de lo que sentimos que podemos. El amor que nos descubre que por dentro somos infinitos como lo es Dios, y por ello Él  puede estar dentro nuestro guiándonos en cada momento.

En el lateral izquierdo, está representado San Rafael Arcángel, Tobías y el perro. Tobías debía encontrar una medicina para su padre, no sabía el camino y Dios le envía un arcángel para que le indique por dónde ir. En la imagen el Arcángel le indica ese camino. Tobías se deja acompañar y consigue la medicina y cura la ceguera de su papá. De nuevo la idea de la Luz que ilumina y guía. Dios nos guía a través de sus ángeles. También nos guía a través de las personas de bien que pone en nuestro camino, para ayudarnos a enfrentar los desafíos.

En la parte de atrás en el manto se bordó a Jesús de la Divina Misericordia: mano que bendice, corazón que perdona y su presencia en la Eucaristía. Dios se hizo Pan para que podamos comerlo y Vino para que podamos beberlo, y así estar unidos a Él. Ésta es la gran locura del Amor de Dios.

 

Vestido

En el vestido se bordó el encuentro del señor Presidente Javier Milei con el Papa Francisco, para recordarle que nuestro Santo Pastor está orando por él, un hermano y compatriota, para llevar nuestra Nación a la dignidad que merece.

Los escudos de cada una de las provincias colocados en el manto y la corona fueron hechas por el  orfebre Carlos David Correa, representa a todas las provincias de nuestra amada Nación.

Los cristales, piedras, hilos dorados, telas, galón y demás materiales fueron donados por fieles y devotos de la Virgen del Valle.

La peana o pedestal de la Imagen réplica fue hecha por el carpintero Luis Antonio Castro.

El diseño e idea fue de tres sacerdotes: Padre Juan Sebastián Vallejo Agostini, de Buenos Aires; Padre Oscar Bourlot, de Gualeguaychu; y Padre Mario Gustavo Molas, de Catamarca.

La Imagen réplica fue donada por el Comisario Santiago Limón.

Este trabajo fue confeccionado en el Taller de María, creado por Graciela de Carrizo, con la participación de las colaboradoras Estela Rodríguez, Laura Soria, Irene Pereyra y Mónica  Aragón.

#FiestasMarianas2024

#VirgenDelValleCatamarca

 

 

 

TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA

Queridos devotos y peregrinos:

Con esta solemne celebración eucarística en el ‘Domingo del Compartir’ agradecemos a Dios el don precioso que nos dejó desde hace más de 400 años en esta imagen de la Pura y Limpia Concepción para que millones de personas hayan podido cultivar la devoción a la Virgen María y con Ella amar y servir a Dios. Lo que en particular conmemoramos son los 133 años que transcurrieron desde aquel histórico 12 de abril de 1891, en el que el Papa León XIII coronó esta imagen para que se enseñoreara aún más como Reina de todos sus hijos e hijas de este suelo argentino; y para que todos los atribulados por cualquier causa pudieran encontrar en Ella cobijo, consuelo, esperanza y un amor que acoge, fortalece y sana. La concurrencia de devotos y peregrinos crece día a día. Gracias a Dios, desde hace más de un año, ya está prestando un servicio cualificado el solar de la Gruta, ahora en calidad de Santuario. De manera que quienes nos visitan, viniendo al encuentro de la Madre Bendita del Valle, puedan tener más posibilidades de acrecentar su fe y amor filial a María Santísima.

La Palabra de Dios que acabamos de escuchar nos deja hermosas enseñanzas, tanto para el compartir, como para acrecentar nuestra fe en Jesucristo y el amor a María Santísima.

Por un lado, la respuesta de Pedro a la admiración de la gente: "Israelitas, ¿de qué se asombran? ¿Por qué nos miran así, como si fuera por nuestro poder o por nuestra santidad, que hemos hecho caminar a este hombre?" (Hch 3,12).

La intención de Pedro con su discurso es unir el milagro de la curación del paralítico con la resurrección de Jesús. Además, en este discurso se contrapone la triple acción negativa de ciertos judíos con respecto a Jesús (lo entregaron, renegaron de él y lo mataron) con la acción de Dios, el Dios único de Abraham, Isaac, Jacob y Moisés, quien "lo resucitó de entre los muertos". Es decir, Dios ha glorificado a Aquél que esos judíos humillaron, ha aceptado a Aquél que rechazaron. Pero Pedro aclara que esos judíos, el pueblo y sus jefes, obraron por ignorancia y Dios se valió de esto mismo para cumplir lo que había ya anunciado por medio de los profetas: que su Mesías debía padecer. Más allá del error cometido por aquellos judíos al rechazar a Jesús, todavía hay oportunidad de salvarse por lo que Pedro exhorta vivamente al arrepentimiento y a la conversión para que los pecados sean eliminados. De este modo la curación milagrosa pasa a ser signo del perdón de los pecados, que obtenemos por la fe en el Resucitado.

Por otro lado, el evangelista Lucas nos presenta diferentes reacciones frente a Jesús Resucitado: *la primera reacción de los discípulos ante Jesús resucitado es de "temor y temblor" “atónitos y llenos de temor” (Lc 24,37), pues creen ver un espíritu. Jesús interpreta esta reacción como “turbación y duda” y la despeja mostrándoles sus manos y sus pies e invitándoles a ver y tocar. *La segunda reacción de los discípulos es la incredulidad, pero no como rechazo a creer, sino como dificultad para aceptar algo demasiado hermosos y sorprendente que les causa extrema alegría y asombro. Algo así como cuando decimos que “es demasiado lindo para ser cierto”. Ante esto Jesús realiza la acción de comer un trozo de pescado asado delante de ellos.

A las pruebas sobre la veracidad de su resurrección como el hecho de verlo y escucharlo se añaden ahora la de tocarlo y la de verlo comer. Es una manifestación de la benevolencia de Jesús que no se cansa de ofrecer signos para su reconocimiento. Jesús hace estas cosas para despejar las dudas de sus discípulos y mostrar que el Crucificado es ahora el Resucitado.

Como hizo antes con los discípulos de Emaús (cf. Lc 24,26-27), Jesús les enseña que todo sucedió conforme a las Escrituras, esto es, al designio de Dios; y tal como ya lo había predicho en su vida pública. Luego les abrió la inteligencia para que comprendieran las Escrituras (Lc 24,45), en particular lo referente a la necesidad de la pasión y la resurrección para el Mesías.

A veces tengo la sensación de que Jesús, durante la Pascua, tuvo que sonreír a menudo. Se presentaba a sus amigos, cumplía lo que les había prometido, y sus amigos, en vez de alegrarse, se asustaban. Creen que es un fantasma. Reaccionan de tal manera que el mismo Cristo los corrige: “De qué se asustan? ¿Por qué surgen dudas en su interior?” ¡Lentos para entender lo que pasaba en sus vidas hasta el final!

Por tanto, sólo Jesús resucitado puede darnos la clave correcta para la interpretación de las Escrituras.

Tener clara la imagen de Jesús es importante también para nosotros, cristianos del siglo XXI. Para toda la Iglesia, y para cada uno en particular. Hay tantas imágenes de Cristo, y tan distintas, que es muy fácil confundirlo con un fantasma. Se nos desvanece. Se nos olvida que hablamos de una persona de carne y hueso.

En efecto, para ver a Cristo, es imprescindible que nos encontremos cada domingo, el día del Señor, en comunidad, escuchando su Palabra y compartiendo su Cuerpo y su Sangre; así, podremos sentir la experiencia del Resucitado en medio de nosotros. Es que el Resucitado nunca se alejó de su comunidad, siempre ha estado con ellos. Eran los ojos de los discípulos los que no podían verlo. Hasta que sus ojos se abren a la luz de la Pascua, y pueden verlo como es realmente. Toman conciencia de que ciertamente ha resucitado, y que está en medio de ellos.

Una cosa podemos tener en común con los discípulos de la comunidad de Lucas. Les pasaba como a nosotros, no acababan de ver claro. Incluso después de resucitar, Jesús tiene que seguir catequizándolos. Antes, hablaba del Reino. Ahora, tiene que convencerlos de que les toca ser testigos de la resurrección. También ellos tienen que morir a sus miedos, y resucitar a la vida nueva. Convertirse en pregoneros de la Buena Noticia. Otra llamada para cada uno de nosotros: hablar de Cristo a las personas que nos encontremos. Para lo cual, primero nosotros necesitamos tener claro quién es Jesús para nosotros y ver nuestra vida a la luz del Resucitado; sólo así podremos ayudar a los hermanos a aclarar sus imágenes de Jesús.

Hoy, como en el tiempo de los Apóstoles, las condiciones no son las mejores para descubrir a Dios. Parece, como cuando en la barca en el lago, que hay muchas olas y que nos vamos a hundir. La oscuridad del mundo (las guerras de Ucrania y de Gaza, las dificultades de nuestra Patria, etc.) nos lleva a pensar que hay mucho mal y sufrimiento en nuestra tierra. Y, además, están nuestros miedos personales. Nos da miedo abrir las puertas, como a los discípulos. No dejamos que nos conozcan como somos, por si no satisfacemos las expectativas de los demás, o vean en nosotros cosas que nos avergüenzan, o se descubran nuestros miedos o errores pasados… Puede que se nos olvide cómo somos de verdad. Y una de las condiciones del testigo es ser auténtico y poner toda la confianza en Jesús Resucitado.

Jesús nos invita a superar nuestros miedos, para, con su ayuda, ser nosotros mismos y a obrar como Él, porque Él se hizo hombre de verdad, hasta la muerte y para terminar resucitando. A sus discípulos les ofrece pruebas muy humanas: comer con ellos y enseñarles las manos. Esas manos que habían repartido pan, habían expulsado demonios y acariciado niños. Manos que habían lavado sus pies, la señal de máximo amor y servicio, manos que se dejaron clavar en la cruz. Así deberían ser nuestras manos, orantes, religiosas, serviciales… Jesús ahora no tiene manos, tiene sólo nuestras manos. Hagamos de nuestras manos unas manos como las de Jesús. Manos que no empuñan armas, como creían los que veían a Jesús como un líder revolucionario, sino que son unas manos amables, siempre abiertas, libres para acariciar, consolar, perdonar y expresar amor.

Querida Madre del Valle, ayúdanos a reconocer a Jesús, a esperarlo siempre, y ver los signos de su manifestación; a hacer de nuestras manos unas manos como las de Jesús, siempre abiertas y serviciales; a superar nuestros miedos personales y a ser sus testigos auténticos con nuestra vida.

¡¡¡Viva la Virgen del Valle!!!

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Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat