“Todas las dimensiones de la vida social deben estar ordenadas a servir a la dignidad de la persona humana”
En la tarde del miércoles 10
de abril se celebró la Santa Misa en la que rindieron homenaje a la Madre
Morena Cáritas Diocesana, la Pastoral Bíblica y la Pastoral Social, en el marco
de las Solemnidades en honor de la Virgen del Valle.
La celebración fue presidida
por el Pbro. Salvador Acevedo, asesor de la Pastoral Social, cuyo equipo emitió
días pasados un comunicado titulado “Que
a nadie le falte el pan”, solidarizándose con quienes están sufriendo
hondamente la actual crisis económico-social. En ese comunicado, además de
apelar “a las autoridades para que revisen sus decisiones políticas, de modo
tal que no paguen las consecuencias los que menos tienen”, la Pastoral Social
se comprometió a acompañar y orar por quienes atraviesan estas situaciones de
alta vulnerabilidad social. En consonancia con este compromiso, se invitó a
estas personas y a toda la comunidad a participar de esta Santa Misa, para
pedir por la pronta solución de sus graves dificultades, a los pies de la
Santísima Virgen.
El padre Acevedo comenzó su
homilía destacando que “hemos venido, queridos hermanos, en el contexto de
estas Fiestas en honor de nuestra Madre del Valle y del Misterio Pascual de la
Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor y Salvador a la casa de Dios, a
honrar a nuestra Madre del Valle, a poner nuestras oraciones en sus manos
juntas por todas nuestras necesidades espirituales y materiales”, señalando a
continuación: “de un modo especial hemos venido tres grupos de la vida eclesial
de nuestra Diócesis: Cáritas, la Pastoral Bíblica y el equipo de Pastoral
Social, para pedirle a la Mamá de Jesús que nos consiga de nuestro buen Señor,
las gracias, las luces, la fortaleza que necesitamos para cumplir en la Iglesia
la misión que se nos ha encomendado a cada uno de estos servidores de la vida
eclesial”.
Vivir
una vida nueva
Pasó luego a reflexionar
sobre sobre estos 50 días del Tiempo Pascual, en los que damos gracias a Dios
por lo que nos dio y para pensar en la manera en que lo estamos viviendo. “La
orientadora es la Palabra de Dios que nos ha conseguido por el Misterio Pascual
una nueva vida, un nuevo modo de vivir”, consideró. “En esta nueva vida, Dios
es lo primero y lo más importante. Una nueva manera de vivir que tiene dos
mandamientos que son fundamentales: el amor a Dios y el amor al prójimo como a
uno mismo”, expresó. “En esta nueva manera de vivir los bienes materiales son
medios y no fines. Por lo tanto -dijo- no los debemos endiosar o idolatrar”.
Afirmó que “vivimos caminando hacia la casa del Padre” y que “esta nueva manera
de vivir no se la vive aisladamente, sino comunitariamente en la Iglesia,
porque en la Iglesia nos da el Señor
todos medios para ayudarnos en esa manera nueva de vivir”.
“En esta manera nueva de
vivir el eje, que es principio y fundamento de la vida social, es la persona
humana y sus derechos. La vida social organizada tiene su fundamento y su fin
en la persona humana y en sus derechos. Y todas las dimensiones de la vida
social: la economía, la política, el trabajo, la empresa, deben estar ordenadas
a servir a la dignidad de la persona humana y sus derechos. En esta nueva
manera de vivir que el Señor nos ha enseñado, esta nueva manera de vivir que
está siempre guiada por la palabra de Dios”, indicó.
Habló entonces de la
especial importancia que tienen las obras de misericordia con el que está
experimentando todas las miserias, sean espirituales o corporales. “Porque lo
exige esta manera nueva de vivir, porque en esta nueva manera de vivir el Autor
de nuestra nueva manera de vivir nos
dice: porque tuve hambre, porque tuve sed, porque estuve desnudo...”.
Hacia el final de su
predicación, el padre Acevedo pidió que “el Espíritu Santo nos ayude a
comprender eso que hoy la palabra de Dios nos ha enseñado del fruto del
Misterio Pascual: el perdón de los pecados y la nueva vida, la vida de la
Gracia, la vida de Dios en nosotros, que la habíamos perdido por el pecado y
por la obra de Jesús la hemos podido recuperar; que nos ayude el Espíritu Santo
a creer en Jesús y a vivir esta vida nueva que Él nos ofrece a todos los
hombres”.
Posteriormente, durante la
Oración de los Fieles, junto con las peticiones que se elevaron en cada Misa de
esta jornada, se pidió “por nuestros hermanos que quedaron sin el empleo que
les permitía llevar el pan a la mesa de sus hijos, por los trabajadores
precarizados, por los jubilados y pensionados cuyos ingresos no les alcanzan
para vivir, y por todos cuantos están padeciendo esta crisis económico-social”.
Los alumbrantes de esta
Eucaristía acercaron a continuación alimentos no perecederos y agua mineral
para distribuir entre los más necesitados y asistir a los peregrinos, junto con
el pan y el vino que se convirtieron en el Cuerpo y la Sangre del Señor,
compartido luego en la Sagrada Comunión.
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Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat