El P. Antonio Bulacio, nuevo párroco, se dirige a la comunidad. |
El domingo 4 de marzo, el Pbro. Antonio Manuel Bulacio asumió como nuevo párroco de la parroquia Santa Rosa de Lima, en la ciudad capital, sucediendo de esta manera al Pbro. Dardo Olivera, quien comenzará a atender espiritualmente a la comunidad del Servicio Penitenciario Provincial.
La ceremonia religiosa tuvo lugar en el templo parroquial, ubicado en la intersección de avenida Virgen del Valle y calle Rojas, que fue colmado por numerosos fieles de las distintas comunidades que componen esa extensa jurisdicción parroquial, situada en la zona norte de San Fernando del Valle de Catamarca.
La Santa Misa fue presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por varios sacerdotes de los Decanatos Capital, Centro y Oeste de la diócesis catamarqueña.
En el inicio de la celebración, el Pbro. Héctor Salas leyó el decreto de nombramiento del Padre Bulacio como nuevo párroco, y en el que se agradece al Padre Olivera su servicio en la parroquia, quien desde ahora reemplazará al Pbro. Bartolomé Zenteno como capellán del Servicio Penitenciario Provincial.
Seguidamente, el Señor Obispo bendijo el agua que luego fue esparcida por el nuevo párroco entre los presentes. Gesto que fue acompañado con el canto.
En nombre de toda la comunidad, la señorita Daniela Cedrón brindó las palabras de agradecimiento al párroco saliente, expresando: “Queremos darle gracias, Padre Dardo, por ser ese buen pastor que, imitando al glorioso Pastor, nuestro Señor Jesucristo, ha sabido buscarnos, conocernos, amarnos, y entregar su vida por cada uno de nosotros, durante su paso por esta parroquia. Como comunidad agradecemos su cercanía, sus consejos, su comprensión, su preocupación, su consuelo y su oración, gracias por conducirnos por el camino que nos lleva a Jesús”.
En el momento de la Liturgia de la Palabra, el Señor Obispo entregó al Padre Bulacio el Evangeliario, instándolo a difundir la Palabra de Dios.
Durante su homilía, Mons. Urbanc agradeció al Padre Dardo la disponibilidad para ejercer su ministerio sacerdotal en esa comunidad parroquial y le pidió fuerzas para la nueva tarea que emprenderá en el Servicio Penitenciario, en reemplazo del Padre Zenteno, a quien también agradeció su labor pastoral.
El Pastor Diocesano dijo que “el sacerdote obra en la persona de Cristo y esta parroquia ha tenido grandes sacerdotes”. Ahora, ustedes “seguirán acompañando al Padre Bulacio, quien ya estaba en la parroquia atendiendo la capilla de Choya, alentando a los enfermos como capellán del Hospital San Juan Bautista, y llevando adelante el colegio Juan Pablo II, que forma a las niñas y a los niños más necesitados del sector”. Comentó que “estará acompañado por varios sacerdotes en esta extensa parroquia a la que hemos anexado parte de la parroquia Inmaculado Corazón de María. En Fátima, estará el Padre Angel Nieva; en Choya, el Padre Carlos Ibáñez, quien atenderá el templo del Señor del Milagro; también están los Padres Redentoristas, quienes junto con el P. Antonio irán preparando la zona norte de Capital”. A éstos se sumará el Padre Oscar Tapia, quien tendrá a su cargo la atención de la capilla del Perpetuo Socorro, que está frente al predio universitario. “Todo esto en el marco de la Misión Diocesana Permanente, que este año está dedicado a la familia, bajo el lema ‘A tu familia Dios la ama’, para que sea esa Iglesia doméstica”. Además, invitó a los laicos a ponerse al lado del párroco para llevar adelante la labor de la Iglesia.
Finalizada la predicación, se concretó la profesión de fe, el juramento de fidelidad y la renovación de las promesas sacerdotales por parte del flamante párroco, instancia que fue acompañada en silencio y oración.
En el momento de las ofrendas, el sacerdote recibió los óleos con los que administrará los sacramentos, y el pan y el vino, que consagrará en cada Eucaristía. Luego de la comunión, el Obispo Diocesano le entregó las llaves del Sagrario donde se reserva el Santísimo.
“Ustedes han sido mi familia”
El Padre Dardo se despidió muy emocionado, agradeciendo a la comunidad “el cariño, el cuidado hacia mi persona y mi ministerio. Ustedes han sido mi familia. Gracias por el silencio, la comprensión. Pido perdón si en algo los ofendí, y si alguien me ha ofendido ya lo olvidé. Muchas gracias por todo, y me confío a la oración de todos ustedes”.
“Vengo a acompañarlos”
Por su parte, el Padre Antonio agradeció al Señor Obispo “por haberme confiado una de las parroquias más grandes de la diócesis. No tengo experiencia como párroco por eso les pido que ustedes me ayuden en esta tarea”. Agradeció a las personas qu lo ayudaron en el hospital, en la comunidad de Choya y en el colegio Juan Pablo II, especialmente a los catequistas. También dio gracias a su familia y a quienes llegaron desde Belén, ya que es oriundo de ese departamento del Oeste catamarqueño. Destacó que “no vengo con grandes proyectos, vengo para compartir la fe con ustedes y acompañarlos”.
Finalmente, la señora Liliana de Herrera le dio la bienvenida manifestando que “esperamos que su presencia en esta parroquia tan amplia y numerosa, ayude a la comprensión y tolerancia, como la tuvieron sus antecesores… Humildemente le pedimos al Señor que nos ayude a dar ese testimonio de vida, de amor entre nosotros. Junto a usted esperamos formar una gran familia parroquial, que aumente el número de integrantes para cumplir el plan de Dios en esta vida. Esperamos responder con humildad a su voz de pastor”.