En el octavo día de la
novena en honor a Nuestra Madre del Valle, los jóvenes le rindieron su homenaje
a la Madre en la misa central de las 21.00, presidida por el Obispo Diocesano,
Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por sacerdotes del clero catamarqueño y
tucumano.
Durante la celebración
eucarística fue admitido a las Ordenes Sagradas del Diaconado y el Presbiterado el seminarista Facundo
Segura, quien realiza su etapa preparatoria en el Seminario Arquidiocesano de
Tucumán.
La ceremonia religiosa dio
inicio con el ingreso de la Sagrada Imagen de la Virgen portada por los
jóvenes, en un marco de mucha alegría.
Tras la lectura del decreto episcopal,
se llevó a cabo el rito de Admisión, por el cual el joven seminarista Facundo
Brizuela fue admitido como candidato a las Sagradas Ordenes del Diaconado y
Presbiterado, siendo presentado en la oportunidad por el responsable de las
Vocaciones en la diócesis, Pbro. Julio Avalos.
En
su homilía, el Señor Obispo expresó: “Dirijo mi mirada hacia los jóvenes aquí
presentes para que con generosidad y sin miedo respondan con el mismo sí de María para sumarse a la más noble
de las causas que es la implantación del Reino de Dios, que es vida, verdad,
justicia, amor y paz. Como dice el mismo Jesús: ‘La mies es mucha, pero los
trabajadores son pocos’. Sí, queridos muchachos, el hambre de Dios, la búsqueda
de sentido, la sed de vida plena, el ansia por una auténtica felicidad son
enormes. Ustedes mismos son testigos de este drama actual. La solución se
encuentra entre ustedes mismos: ustedes son los que espontáneamente deben ser
los cirineos que ayuden a llevar la cruz de sus semejantes. ¿A qué otros se la
podemos pedir?... No tengan miedo al encuentro con Cristo, puesto que Él es su
mejor aliado, su mejor confidente, su mejor opción. Cristo jamás los
defraudará,… se los garantizo,… más aún se los garantiza la misma Virgen del
Valle”.
Construir la vida en
cimientos firmes
Asimismo,
exhortó a los jóvenes “a construir la propia vida sobre cimientos firmes, así
como simbolizaba el profeta Isaías los tiempos mesiánicos: ‘No son los que me dicen, Señor, Señor, los que
entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi
Padre que está en el cielo’. O sea que, ser cristiano no es mero sentimiento,
una idea, una filosofía, una ética, un modo de ver la vida, sino un escuchar a
Jesús y poner en práctica lo que nos dice. Quien ha acogido en su corazón al
Amor, no puede seguir viviendo si no Lo comparte con los demás”.
“Queridos
chicos y chicas, miren a María del Valle y decídanse ante ella a aprovechar
esta gracia particular que Jesús les ofrece para llenar sus vidas con el vino
nuevo del Amor de Dios, para ser sus heraldos en el mundo. Cristo los necesita;
el mundo los necesita; ustedes necesitan a Cristo; ustedes necesitan el mundo
para poder desplegar las alas y volar llevando amor y paz”, concluyó Mons. Urbanc.