Camino a la Beatificación

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02 diciembre 2014

Misa de la Salud: el Obispo llamó a orar y luchar contra los vicios que dañan a las personas y el tejido social

Con el templo catedralicio colmado de fieles, el lunes 1 de diciembre a las 21.00, se llevó a cabo la misa de homenaje del ámbito estatal nacional, provincial y municipal y privado de la Salud, en el marco del novenario en honor a la Virgen del Valle.
La ceremonia contó con la participación de las principales autoridades del sector, encabezadas por la ministra de Salud, Dra. Noemí Villagra, personal médico, de emergencia, enfermería de hospitales, postas sanitarias provinciales y municipales, sanatorios privados y representantes de colegios que aglutinan a profesionales de la medicina, PAMI, OSEP. También tributaron honores miembros de la Pastoral de la Salud, Pastoral de las Adicciones y Servicio Sacerdotal de Urgencia.
Distintos organismos y nosocomios de Capital portaron tres imágenes de la Virgen del Valle, que ingresaron antes del comienzo de la misa siendo saludadas con vivas y aplausos.

La Santa Misa fue presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc; y concelebrada por el Vicario General de la Diócesis, Pbro. Julio Quiroga del Pino; el Rector del Santuario Mariano, Pbro. José Antonio Díaz; el Responsable de las Pastorales de Salud y Adicciones, Pbro. Antonio Bulacio; y el Responsable de la Pastoral de la Niñez, el Pbro. Santiago Granillo.
La proclamación de la Palabra de Dios estuvo a cargo de representantes del sector de la Salud, en tanto que los jóvenes de la Pastoral de las Adicciones y de la Salud leyeron las intenciones.
También se acercaron ofrendas materiales y flores para la Madre, junto a  los dones eucarísticos, a cargo de representantes oficiales del mundo de la Salud tanto provincial como municipal.



"Oremos y saquemos un propósito real en orden a luchar contras los vicios"

En un tramo de su homilía, Mons. Urbanc pidió que “nos detengamos a pensar, a orar y a sacar un propósito real en orden a luchar contra los vicios que destruyen la integridad física y espiritual de muchísimas personas y por ende del mismo tejido social. La droga, el alcohol, el juego, la pornografía y el consumismo están haciendo estragos. Éstos forman un cóctel mortífero para los nuevos seres humanos que día a día se suman a nuestra sociedad. Son los contaminantes más letales que deterioran el entramado social y familiar. Su peligrosidad radica en que se los mira de reojo, con indiferencia y resignación”.
“Urge en nuestra diócesis, que todos, fieles laicos, consagrados y sacerdotes, tomemos conciencia de la gravedad de la situación y pongamos lo mejor de nuestros recursos y energías para erradicar las causas que propician la virulencia de estos vicios. Solamente la sinergia de todas las instituciones civiles, estatales, políticas y religiosas podrá derrotar este flagelo que ha echado profundas raíces en todo el mundo”, manifestó el pastor diocesano.
Asimismo, rogó “con especial fervor a la Santísima Virgen del Valle que nos acompañe en esta cruzada. A su vez, será necesario encontrar el antídoto y aplicarlo a fin de que no rebrote el mal. Ella nos tiene que guiar en esta lucha sin cuartel y darnos el valor para jamás claudicar ya que el demonio en los vicios ha encontrado una gran herramienta para su satánico obrar en contra de la felicidad y realización de la humanidad según el plan de Dios”.

Al finalizar la celebración eucarística, los fieles fueron invitados a asistir a la bendición de móviles, ambulancias y hospital móvil, que poblaron el Paseo de la Fe con las luces encendidas y  sirenas al retirarse.


TEXTO COMPLETO DE LA HOMILIA

Queridos Devotos y peregrinos:
                                                           En este tercer día de la novena se nos propuso reflexionar sobre el llamado universal a la Salvación. De esta tarea nos tenemos que hacer cargo todos los bautizados, por eso Jesús sigue diciendo: ‘vayan también ustedes a mi viña’ (Mt 20,4).
            En esta Eucaristía participan hermanos que trabajan en el mundo de la salud en hospitales, sanatorios, clínicas, CAPS, etc. Están representantes de los colegios médico, farmacéutico, odontológico, kinesiológico, psicológico, bioquímico, etc. Como también  servicios de emergencia, el PAMI, OSEP, etc. Además, miembros de la Pastoral de la Salud, de las Adicciones y el Servicio Sacerdotal de Urgencia. Bienvenidos. Que la Virgen del Valle los siga protegiendo y fortaleciendo en la delicada misión de estar junto al enfermo.

            Los textos bíblicos que nos han sido proclamados aluden con claridad a la voluntad divina de salvar a toda la humanidad, cuando a través del profeta Isaías afirma que “todas las naciones afluirán hacia Jerusalén y acudirán pueblos numerosos, que dirán; ¡Vengan, subamos a la montaña del Señor, a la Casa del Dios de Jacob! Él nos instruirá en sus caminos y caminaremos por sus sendas. Él será juez entre las naciones y árbitro de pueblos numerosos. ¡Ven, casa de Jacob, y caminemos a la luz del Señor!” (Is 2,2-5).
            Qué extrañas suenan estas palabras cuando hoy la ciudad más dividida es Jerusalén. Allí no reina la paz ni la concordia, si bien su nombre significa ciudad de paz. Pero con todo ‘de Sión a ha salido la Ley y de Jerusalén, la Palabra del Señor’ (Is 2,3). Esto se cumplió cuando el mismo Jesús dijo: “el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados” (Lc 24,46-47).
            ¿Dónde se encuentra Jerusalén, hoy? Ciertamente que en el corazón de cada creyente, en el tuyo y en el mío. ¿Cómo está, entonces, tu corazón y el mío? ¿Estará dividido por odios, rencores, mezquindades, violencia, mentiras, indiferencia, caprichos, críticas, etc.? O más bien ¿habremos convertido las espadas en arados y las lanzas en podaderas (Is 2,4) para ser cada uno un instrumento de paz y así llevar a cabo la misión de Cristo, que vino a derribar el muro de la enemistad y a hacer de las personas y los pueblos enfrentados una sola familia, un solo pueblo? (cf. Ef2,14).
            El hecho de curar al criado de un centurión romano, quien no se reconoce digno de recibir a Jesús en su casa, evidencia la voluntad de Dios, manifestada en Jesucristo, que quiere salvar a todos los hombres sin distinción de raza, condición social o religión. Todos fuimos creados a imagen y semejanza de Él; y por la salvación de todos se encarnó el Hijo de Dios, consumando su misión con su muerte y resurrección.
            La Iglesia, que somos todos los bautizados, tiene la misión de anunciar esta voluntad salvífica y de vivir como humanidad nueva para hacer creíble el mensaje que anuncia, puesto que todos los hombres tienen que llegar a formar un solo rebaño bajo un solo Pastor (Jn 10,16).
            Cabe que nos detengamos a pensar, a orar y a sacar un propósito real en orden a luchar contra los vicios que destruyen la integridad física y espiritual de muchísimas personas y por ende del mismo tejido social.
            La droga, el alcohol, el juego, la pornografía y el consumismo están haciendo estragos. Éstos forman un cóctel mortífero para los nuevos seres humanos que día a día se suman a nuestra sociedad. Son los contaminantes más letales que deterioran el entramado social y familiar. Su peligrosidad radica en que se los mira de reojo, con indiferencia y resignación. La sociedad en su conjunto se ha rendido anticipadamente, sin presentar batalla. En esto no significan nada aisladas escaramuzas, más aún se tornan fortalecedoras del dominio de los vicios. Se tiene miedo de tomar al toro por las astas.
            Urge en nuestra diócesis, que todos, fieles laicos, consagrados y sacerdotes, tomemos conciencia de la gravedad de la situación y pongamos lo mejor de nuestros recursos y energías para erradicar las causas que propician la virulencia de estos vicios. Solamente la sinergia de todas las instituciones civiles, estatales, políticas y religiosas podrá derrotar este flagelo que ha echado profundas raíces en todo el mundo.
            Vamos a rogar con especial fervor a la Santísima Virgen del Valle que nos acompañe en esta cruzada, que si la aviamos y perseveramos hasta la victoria, será recordada por la historia como uno de los logros más grandes de la humanidad. A su vez, será necesario encontrar el antídoto y aplicarlo a fin de que no rebrote el mal. Ella nos tiene que guiar en esta lucha sin cuartel y darnos el valor para jamás claudicar ya que el demonio en los vicios ha encontrado una gran herramienta para su satánico obrar en contra de la felicidad y realización de la humanidad según el plan de Dios.
            Roguemos también a san José, su castísimo esposo, que nos cuide en esta fragorosa contienda que demandará mucho dolor, sacrificio, renuncias y por sobre todo, verdadera confianza en la providencia de Dios, quien llevará a feliz término todo esfuerzo realizado con fe, esperanza y amor.

¡¡¡Nuestra Señora del Valle!!!    ¡¡¡Ruega por nosotros!!!