Camino a la Beatificación

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07 diciembre 2014

Mons. Urbanc: “Tenemos que pedir perdón a Dios por no vivir en serio nuestra fe con todas sus consecuencias”

Durante la noche del sábado 6 de diciembre, los jóvenes homenajearon a la Virgen del Valle en el octavo día del novenario en su honor. Los hicieron en la misa central de las 21.00, presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por el Rector del Santuario Mariano, Pbro. José Antonio Díaz, el Responsable de la Pastoral Juvenil Diocesana, Pbro. Lucas Segura, entre otros sacerdotes de Capital  y del interior catamarqueño.
En su homilía, Mons. Urbanc expresó: “Cuánto nos tiene que preocupar y conmover la dolorosa situación en la que se encuentra la casi totalidad de nuestros jóvenes. Cuánto nos
hemos descuidado los adultos, esgrimiendo justificaciones de lo más arteras, ridículas y despiadadas, para dejar en la intemperie de la vida a miles de jóvenes que no tienen la más pálida idea de para qué existen y que ignoran supinamente que Dios, por medio de la irresponsable ligereza de sus padres y la complicidad de padrinos y la comunidad toda, incluidos los pastores, han recibido los preciosos dones de la FE, la ESPERANZA y la CARIDAD, que si los hubieran cultivado a la luz del ejemplo y la enseñanza autorizada y creíble de sus mayores, hoy ellos serían de verdad la ALEGRÍA, el ROSTRO y la ESPERANZA de Catamarca y de la IGLESIA… Pero no es así; y lo tenemos que reconocer; y tenemos que pedir perdón a Dios y a nuestra Madre del Valle porque no quisimos hacernos cargo de vivir en serio nuestra fe con todas sus consecuencias, a fin de no tener que dar testimonio ella delante de nuestros niños, adolescentes y jóvenes; hemos preferido fomentar la ignorancia para tener la cómica excusa del ‘no sabía’, ‘no me han dicho’, etc. Lo triste que el daño ya está y lo peor que no tiene arreglo, sólo nos quedará poner parches”.
En otra parte de la predicación afirmó: “Qué hermoso y esperanzador será para nosotros si le llevamos el apunte a Dios por medio de lo dicho por Isaías: ‘Cuando el Señor les haya dado el pan de la angustia y el agua de la aflicción (que es lo que estamos padeciendo), Él
mismo que los instruye no se ocultará más, sino que verán a su Maestro con sus propios ojos y pondrán en práctica su Palabra: ‘éste es el camino, síganlo, aunque se hayan desviado a la derecha o a la izquierda’. Y tendrán por impuros y repugnantes a sus ídolos recubiertos de plata y a sus estatuas enchapadas en oro; los arrojarán como inmundicia, y dirán: ¡Fuera de aquí! Sólo así el Señor les dará lluvia para la semilla que siembren, y el pan que produzca la tierra será rico y sustancioso. Aquel día, el ganado pacerá en extensas praderas y comerá forraje bien sazonado. En todo monte elevado y en toda colina, habrá arroyos y corrientes de agua, cuando el Señor vende la herida de su pueblo y sane las llagas de los golpes que les infligió’”.

TEXTO COMPLETO DE LA HOMILIA
Queridos Jóvenes, Devotos y Peregrinos:
                                                                                   En este octavo día de la novena en honor a nuestra Madre del Valle se nos ha propuesto reflexionar acerca de la necesidad que Jesús tiene de contar con numerosos voluntarios para trabajar en la instauración de su Reino de amor, verdad, justicia, unión y paz en medio de los hombres, por los que Él se encarnó, durante tres intensos años predicó con hechos y palabras, y culminó su misión muriendo en cruz y resucitando al tercer día, más aún, enviando al
Espíritu Santo dio vitalidad a la Iglesia, su cuerpo místico, aún peregrino en quien reside la responsabilidad de llevar hasta el fin del mundo la Misión que Dios Padre le encomendó.
            Hoy rinden su homenaje, en particular, los jóvenes. Están presentes jóvenes que integran la pastoral juvenil. Y debería estar atestado de jóvenes egresados de los niveles medios y universitarios… A ver, levanten la mano los que egresaron este año. En estas noches pasadas me encontré en esta plaza con dos grupos vistiendo ropajes carísimos, a algunos saludé y pregunté cuál era el motivo de estar aquí. Lacónicamente me dijeron que eran egresados. Lo que me interrogo es si en el horizonte de su vida está el agradecer y a Quién o quiénes, o si sólo responden sumisamente a las leyes del mercado que los fagocitó con pleno consentimiento y anuencia de sus padres o tutores. Con algunos que charlé les preguntaba si habían participado de la Misa en estos días de la novena para dar gracias. La respuesta espontánea fue que no y que ni sabían que había una novena en honor a la Virgen.
            Cuánto nos tiene que preocupar y conmover esta dolorosa situación en la que se encuentra la casi totalidad de nuestros jóvenes. Cuánto nos hemos descuidado los adultos, esgrimiendo justificaciones de lo más arteras, ridículas y despiadadas, para dejar en la intemperie de la vida a miles de jóvenes que no tienen la más
pálida idea de para qué existen y que ignoran supinamente que Dios, por medio de la irresponsable ligereza de sus padres y la complicidad de padrinos y la comunidad toda, incluidos los pastores, han recibido los preciosos dones de la FE, la ESPERANZA y la CARIDAD, que si los hubieran cultivado a la luz del ejemplo y la enseñanza autorizada y creíble de sus mayores, hoy ellos serían de verdad la ALEGRÍA, el ROSTRO y la ESPERANZA de Catamarca y de la IGLESIA… Pero no es así; y lo tenemos que reconocer; y tenemos que pedir perdón a Dios y a nuestra Madre del Valle porque no quisimos hacernos cargo de vivir en serio nuestra fe con todas sus consecuencias, a fin de no tener que dar testimonio ella delante de nuestros niños, adolescentes y jóvenes; hemos preferido fomentar la ignorancia para tener la cómica excusa del ‘no sabía’, ‘no me han dicho’, etc. Lo triste que el daño ya está y lo peor que no tiene arreglo, sólo nos quedará poner parches. Para muestra del vacío existencial de nuestros jóvenes y no tan jóvenes, vean que lo demuestran con esos pantalones llenos de agujeros (sepan que el agujero no existe, es sólo ausencia de tela) y deshilachados, no por el uso, sino que así se los venden y más caros como burlándose de que están huecos y carentes de sentido y valores. ¡Claro! De esto no tienen capacidad de darse cuenta y los adultos, si llegan a percibirlo, no se quieren hacer mala sangre, tomando el atajo de echarle la culpa a lo económico, a la falta de trabajo, o lo más cómodo a los mismos jóvenes, no queriendo aceptar jamás que son rehenes de nuestros divertidos experimentos por no querer escuchar las sabias y milenarias enseñanzas de Dios por medio de su Hijo Jesucristo, la Iglesia y los miles de elocuentes e irrebatibles ejemplos de los santos a cuya cabeza está la Virgen María.
            Qué hermoso y esperanzador será para nosotros si le llevamos el apunte a Dios por medio de lo dicho por Isaías: “Cuando el Señor les haya dado el pan de la angustia y el agua de la aflicción (que es lo que estamos padeciendo), Él mismo que los instruye no se ocultará más, sino que verán a su Maestro con sus propios ojos y pondrán en práctica su Palabra: ‘éste es el camino, síganlo, aunque se hayan desviado a la derecha o a la izquierda’. Y tendrán por impuros y repugnantes a sus ídolos recubiertos de plata y a sus estatuas enchapadas en oro; los arrojarán como inmundicia, y dirán: ¡Fuera de aquí! Sólo así el Señor les dará lluvia para la semilla que siembren, y el pan que produzca la tierra será rico y sustancioso. Aquel día, el ganado pacerá en extensas praderas y comerá forraje bien sazonado. En todo monte elevado y en toda colina, habrá arroyos y corrientes de agua, cuando el Señor vende la herida de su pueblo y sane las llagas de los golpes que les infligió” (cf. Is 30,21-26).
            Por su parte en el Evangelio se nos ha recordado la obra maravillosa de Jesús que “recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias, pues se compadecía de la multitud porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor” (Mt 9,35-36).
            Por eso, hoy, a todos nosotros y, en especial a ustedes los jóvenes, nos reclama: “La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Pidan al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha (Mt 9,37-38)… Vayan y proclamen por todas partes que el Reino de los Cielos está cerca. Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente” (Mt 10,6-7).
            En fin, queridos hermanos, si bien el análisis de la realidad ha sido escueto y sin muchos matices, porque el tiempo no lo permite, los invito a que miremos a nuestra Madre del Valle y le pidamos que como Ella acojamos en nuestro corazón la Palabra de Dios y la meditemos para que Ella nos vaya transformando desde dentro y así logremos cambiar esta realidad que nos agobia y que sabemos no la propició Dios, sino nuestro mal uso y abuso del don de la libertad y la falta de confianza y docilidad a la Gracia de Dios recibida en el bautismo y que deberíamos alimentarla con la asidua participación en la Eucaristía, la meditación personal y comunitaria de la Palabra de Dios, la oración fervorosa y constante en familia y la caridad operante y real con los más necesitados.
            Hermanos amados, ya basta de quejas y lamentos estériles, buscando puerilmente culpables. ¡Manos a la obra, porque Jesús, José y María están con nosotros!     ¡Así sea!

¡¡¡Nuestra Madre del Valle!!!    ¡¡¡Ruega por Nosotros!!!