“Madre del Valle, queremos acogerte en lo más íntimo y querido de nuestro ser”
En la mañana del domingo 1 de mayo, el obispo
diocesano, Mons. Luis Urbanc, presidió la Misa Solemne conmemorando el 131°
aniversario de la Coronación Pontificia de la Imagen de la Pura y Limpia
Concepción del Valle.
las festividades en honor a Nuestra Madre del Valle,
en el altar mayor de la Catedral Basílica y Santuario Mariano, concelebrada por
sacerdotes de clero catamarqueño, tanto de Capital y como de parroquias del
Interior de la diócesis.
La ceremonia se llevó a cabo con la participación de
fieles devotos y peregrinos, que colmaron el Santuario mariano para tributarle
honores a la Madre Morena.
En su homilía, el Obispo expresó que “Nuestro Señor
Jesucristo en la sexta bienaventuranza proclama ‘dichosos a los que tienen el
corazón puro porque verán a Dios’ (Mt 5,8). No temo equivocarme que sobre los
que vienen a honrar a María recae esta bienaventuranza, ya que la Virgen María
estuvo presente en la Encarnación, en el Nacimiento, en el primer milagro en
Caná, en la Pasión y en la Muerte de Jesucristo, recibió con los apóstoles al
Espíritu Santo en Pentecostés, y hoy sigue activa llevando a todos los fieles a
su Hijo”.
Luego destacó “algunas razones para crecer en el amor
a la Madre de Dios, porque cuanto más recurramos a ella, más Ella podrá ayudar
al ser humano en su camino al Cielo”.
“Domingo del compartir”
En otro tramo reflexionó acerca del “Domingo del
compartir”, que se realiza en este tercer domingo de Pascua y lo será en los
años siguientes.
“Elegimos esta jornada para rezar, reflexionar y
concientizar sobre cómo se sostiene la obra evangelizadora de la Iglesia y
sobre cómo contribuye el aporte de los fieles a esta tarea”, manifestó, e
invitó a que “de un modo especial, este Domingo agradezcamos que, en medio de
las situaciones difíciles que estamos atravesando, hay mucha gente que, con su
aporte económico, sostiene la misión de la Iglesia. No es pecado hablar del
dinero en las comunidades y de cómo lo administramos”.
“En el contexto luminoso y esperanzador de la Pascua
-continuó-, triunfo de Cristo sobre la muerte y el pecado con su Resurrección,
es muy oportuno asumir que nuestras comunidades y la misión de la Iglesia se
sostienen con el aporte de todos los bautizados”.
En este sentido, detalló que el “Programa de
Financiación Eclesial (Programa FE) está compuesto por las 67 Diócesis, 2.906
Parroquias y los 34 Seminarios de nuestro país, siendo una plataforma digital
de donaciones donde, de diversas maneras, se puede sostener la misión de la
Iglesia Argentina en general, las diócesis y las parroquias en particular”.
Sinodalidad
“No querría dejar de mencionar, al menos, la tarea
sinodal en la que estamos embarcados desde el año pasado, que es todo un estilo
que debemos afianzar en nuestro modo de ser Iglesia y que, a su vez, nos está
ayudando a preparar a toda la Diócesis de Catamarca para la tan esperada
Asamblea Diocesana que finalmente pudimos fecharla para el 1/10/2022. ¡Que la
Santa Madre de Dios nos ayude a hacer bien los deberes y a preparar nuestros
corazones a participar con entusiasmo!”, señaló en alusión a este tiempo de
sinodalidad convocado por el Papa Francisco.
El trabajo, una bendición de Dios
“Antes de escrutar un poco en los textos bíblicos
proclamados, quiero saludar y comprometer nuestra oración por todos los
trabajadores y trabajadoras de nuestra Provincia”, afirmó, a la vez que rogó “a
san José Obrero, nuestro padre providente, que interceda ante el Buen Padre
Dios para que a todos nos guste trabajar y valorar el trabajo como una
bendición de Dios; que, quienes tienen la posibilidad de dar trabajo, lo hagan
con generosidad y justicia y que todos sepamos cuidar el trabajo que tenemos”
Hacia el final de su predicación se dirigió a la
Virgen: “Querida Madre del Valle, llamarte Madre es lo más grande y bello que
aprendimos para dirigirnos a Ti… Por eso queremos acogerte en lo más íntimo y
querido de nuestro ser. Recíbenos, Tú, como hijos, como hiciste con el Hijo de
Dios. Cuídanos, búscanos, guíanos, corrígenos, anímanos y enséñanos, junto a
José a amar a Dios y a nuestros hermanos, en especial, a los que más nos hacen
sufrir. Que seamos muy conscientes que Dios nos predestinó a ser sus hijos
adoptivos por medio de Jesús, para alabanza de la Gloria de su Gracia, conforme
a la Esperanza que tenemos en Cristo, según el previo designio del que realiza
todas las cosas conforme a su eterna y santa voluntad (Ef 1,11-12)”.
Antes de la bendición final, toda la asamblea rezó la
oración de Consagración a la Virgen del Valle y la alabó con el canto, vivas y
aplausos.
#VirgenDelValle
#FiestasMarianasCatamarca
TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA
Queridos Devotos y Peregrinos:
Bienvenidos a esta celebración de acción de gracias,
conmemorando el centésimo trigésimo primer aniversario de la coronación
pontificia de la imagen de la Pura y Limpia Concepción, por todos reconocida
como la Virgen del Valle.
N. S. Jesucristo en la sexta bienaventuranza proclama
‘dichosos a los que tienen el corazón puro porque verán a Dios’ (Mt 5,8).
No temo equivocarme que sobre los que vienen a honrar
a María recae esta bienaventuranza, ya que la Virgen María estuvo presente en
la Encarnación, en el Nacimiento, en el primer milagro en Caná, en la Pasión y
en la Muerte de Jesucristo, recibió con los apóstoles al Espíritu Santo en
Pentecostés, y hoy sigue activa llevando a todos los fieles a su Hijo.
Por eso, voy a destacar algunas razones para crecer en
el amor a la Madre de Dios, porque cuanto más recurramos a ella, más Ella podrá
ayudar al ser humano en su camino al Cielo:
1.- Quien ama a María, es grato a Dios, ya que nadie
la ama y honra más que Él, que la eligió para ser la Madre de su Hijo único, y
para ello la desposó místicamente con el Espíritu Santo.
2.- Es la más humilde servidora del Señor que está
‘llena de gracia’. María ha llegado a ser la creatura perfecta para la
ejecución del plan salvífico de Dios y la restauración de todas las cosas en
Cristo.
3.- Es una manera de imitar a Jesús en el cumplimiento
del cuarto mandamiento, quien honró a María desde su concepción y hasta el fin
de los tiempos. Nosotros sus hijos debemos hacer lo mismo.
4.- Es una forma de imitar a los santos, quienes la
han honrado y se han encomendado a Ella por medio de variadas devociones.
5.- María es la intercesora por excelencia. Jesús
realizó su primer milagro público porque su madre intercedió. María influye en
su Hijo.
6.- Jesús continúa confiándonos a su Madre. Numerosas
apariciones marianas, aprobadas por la Iglesia, muestran que Dios continúa
enviando a la Virgen María para que nos ayude. Suele pedir que recemos el
Rosario.
7.- La Biblia afirma que “La oración del justo tiene
gran poder” (Stgo 5,16) y que “Dios oirá las oraciones de los justos” (Prov
15,20). Por tanto, quién podría objetar que Ella no es la más justa, tanto por
su inmaculada concepción, como por su exquisito y prudente uso de la libertad.
Por otro lado, nobleza obliga, debo reflexionar con
ustedes acerca de lo que los obispos llamamos el “Domingo del compartir”, que
es hoy, tercer domingo de Pascua y lo será en los años venideros.
Elegimos esta jornada para rezar, reflexionar y
concientizar sobre cómo se sostiene la obra evangelizadora de la Iglesia y
sobre cómo contribuye el aporte de los fieles a esta tarea.
De un modo especial, este Domingo agradezcamos que, en
medio de las situaciones difíciles que estamos atravesando, hay mucha gente
que, con su aporte económico, sostiene la misión de la Iglesia. No es pecado
hablar del dinero en las comunidades y de cómo lo administramos.
En el contexto luminoso y esperanzador de la Pascua,
triunfo de Cristo sobre la muerte y el pecado con su Resurrección, es muy
oportuno asumir que nuestras comunidades y la misión de la Iglesia se sostienen
con el aporte de todos los bautizados.
Es así como se puso a disposición de cada Diócesis el
“Programa de Financiación Eclesial” (Programa FE) que está compuesto por las 67
Diócesis, 2.906 Parroquias y los 34 Seminarios de nuestro país, siendo una
plataforma digital de donaciones donde, de diversas maneras, se puede sostener
la misión de la Iglesia Argentina en general, las diócesis y las parroquias en
particular. Este programa FE consta de 3 tópicos:
1.- Necesidad de hacer catequesis sobre esta temática
junto al pueblo de Dios, que tiene que conocer y recordar permanentemente que
la Iglesia necesita sostenerse con el aporte de sus fieles. Más allá del aporte
económico o más allá de qué es lo que puedo colaborar, es primordial la
necesidad del compromiso y del sostenimiento como parte de la expresión de un
vínculo comunitario que nos da la Fe. Pero no se trata solo de dinero, sino de
tiempos y talentos.
2.- La Iglesia celebra esta jornada para concientizar
sobre la necesidad del sostenimiento de su misión en el tiempo pascual. Como
narra el libro de Hechos de los Apóstoles, las primeras comunidades compartían
lo propio y lo ponían en común. Todos los momentos donde aparece Jesús
resucitado son parte de una comida que se comparte. Lo celebramos en tiempo
pascual porque alrededor de la resurrección de Jesús comienza la experiencia
del compartir.
3.- El fortalecimiento concreto para posibilitar la
ayuda económica por parte de los fieles para llevar adelante la misión. En esta
jornada de concientización, volvemos a presentar la invalorable ayuda del
Programa FE, Programa oficial de la Iglesia para recibir donaciones. Éste nos
ayuda a tener una experiencia de transparencia, a poder tener un lugar donde
las comunidades pueden participar y generar un compromiso. Aprovechamos esta
Jornada para compartir una reflexión que nos ayude a acompañar a aquellos que
se comprometen; pues con el compromiso económico, la gente vuelve a expresar
que es parte de la Iglesia por el bautismo.
No querría dejar de mencionar, al menos, la tarea
sinodal en la que estamos embarcados desde el año pasado, que es todo un estilo
que debemos afianzar en nuestro modo de ser Iglesia y que, a su vez, nos está
ayudando a preparar a toda la Diócesis de Catamarca para la tan esperada
Asamblea Diocesana que finalmente pudimos fecharla para el 1/10/2022. ¡Que la
Santa Madre de Dios nos ayude a hacer bien los deberes y a preparar nuestros
corazones a participar con entusiasmo!
Y, antes de escrutar un poco en los textos bíblicos
proclamados, quiero saludar y comprometer nuestra oración por todos los
trabajadores y trabajadoras de nuestra Provincia. A la vez, rogar a san José
Obrero, nuestro padre providente, que interceda ante el Buen Padre Dios para que
a todos nos guste trabajar y valorar el trabajo como una bendición de Dios;
que, quienes tienen la posibilidad de dar trabajo, lo hagan con generosidad y
justicia y que todos sepamos cuidar el trabajo que tenemos.
¡Cuánta consolación nos da la Palabra de Dios cuando
nos asegura que ya tenemos “un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer
cielo y la primera tierra desaparecieron” (Ap. 21,1), no como algo acabado,
sino como una tarea en la que tenemos que poner lo mejor de nosotros, pero que
no la hacemos solos, “sino con Dios en medio nuestro, habitando con nosotros, y
siendo su pueblo”! (Ap 21,3).
¡Cómo no cantar “Bendito sea Dios, Padre de N. S.
Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes
espirituales en el cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación del
mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor”
(Ef 1,3-4)!
Y con Judit y María exclamar: “Cantaré a mi Dios un
canto nuevo: ¡Señor, tú eres grande y glorioso, admirable por tu poder e
invencible! Que te sirvan todas las criaturas, porque Tú lo dijiste y existen,
enviaste tu espíritu y se formaron. Nadie puede resistir a tu voz, porque Tú
siempre te muestras propicio con aquellos que te temen” (Judit 16,13-15).
Querida Madre del Valle, llamarte Madre es lo más
grande y bello que aprendimos para dirigirnos a Ti. En esa interminable y
dolorosa escena del Calvario cuando estabas junto a la cruz de Jesús, el
apóstol Juan, cuatro veces se refiere a Ti como madre. Sólo Jesús, que está por
encima de todo y es anterior a todo, te llamó Mujer, pero al dirigirse a los
creyentes en la persona del discípulo amado te nos entrega como Madre (Jn
19,25-27). Por eso, queremos acogerte en lo más íntimo y querido de nuestro
ser. Recíbenos, Tú, como hijos, como hiciste con el Hijo de Dios. Cuídanos,
búscanos, guíanos, corrígenos, anímanos y enséñanos, junto a José a amar a Dios
y a nuestros hermanos, en especial, a los que más nos hacen sufrir. Que seamos
muy conscientes que Dios nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de
Jesús, para alabanza de la Gloria de su Gracia, conforme a la Esperanza que
tenemos en Cristo, según el previo designio del que realiza todas las cosas
conforme a su eterna y santa voluntad (Ef 1,11-12). Amén.
¡¡¡ Viva la Virgen del
Valle!!!