El miércoles 25 de diciembre,
en la mañana de Navidad, partió a la Casa del Padre, el Pbro. Carlos Aldo Nieva,
luego de permanecer internado a raíz de una prolongada enfermedad. Tenía 88
años de edad y 64 de sacerdocio.
Sus restos son velados en el
templo parroquial de San Nicolás de Bari, en el barrio La Viñita, una de las
comunidades donde ejerció su ministerio sacerdotal, que hoy le abre los brazos
para tributarle el último adiós.
La misa de cuerpo presente
se celebrará el jueves 26 de diciembre, a las 9.00, y el sepelio de sus restos
mortales, se efectuará a las 10.00, en el cementerio de Pozo El Mistol, departamento
Valle Viejo.
Su
trayectoria
El Padre Carlos nació en La
Viña, departamento Paclín, el 21 de noviembre de 1931. Era hijo de Ramona Rosa
Soria y Francisco Tobías Nieva. Tuvo siete hermanos: Navor Narciso, Leopoldo
Augusto, Francisco Héctor, Tobías Rigoberto, Nelly Nectarina, Oscar Honorio y
Nilda.
Según relató en uno de sus
escritos, ingresó en el Seminario “de una forma milagrosa”, a los 8 años de
edad; siendo alumno de la escuela de Choya, pasó al Seminario Humanístico. Terminó
sus estudios en el año 1955.
Fue ordenado sacerdote por el
entonces Obispo Catamarca, Mons. Carlos H. Hanlon, el 4 de diciembre de 1955.
Celebró su primera Misa
junto al Padre Pío Eulogio Murúa, entonces párroco del departamento Paclín, en
La Viña.
Su primer destino fue el
departamento Pomán, luego Andalgalá. Como tuvo muy enferma a su madre, pidió
venir a la ciudad capital, donde trabajó con los lustrabotas.
Sirvió en el Santuario de la
Virgen del Valle, en la Iglesia de San Nicolás de Bari y en la parroquia del Sagrado
Corazón de Jesús. “En todos los lugares donde desarrollé mi labor
espiritual,
mi principal objetivo era llegar al pueblo de Dios”, decía.
En este sentido, contaba que
“en Andalgalá estaba ocurriendo un raro caso de merma en la concurrencia de los
feligreses a la Misa. Junté con la ayuda municipal a varias reparticiones y las
uní, mediante la realización de un campeonato de papi fútbol. Comenzábamos a las
12.00 y terminábamos a las 4 ó 5 de la mañana. A bañarse, y todos a misa. A la semana
siguiente, sin que diga absolutamente nada, en la Misa de 10.00, el templo
estaba lleno de hombres. Allí veía a todos los que en la semana anterior nos habíamos
conocido en el campeonato”.
En San Nicolás de Bari, realizó
la celebración de la Fiesta de los Pobres en Navidad y Año Nuevo. “¡Qué hermosa
fiesta, con unidad, y Cristo con nosotros!”, escribió oportunamente.
Siendo párroco del Sagrado
Corazón de Jesús, se levantó el templo dedicado a San Cayetano, frente al
cementerio municipal, introduciendo la fuerte devoción al Santo del Pan y del
Trabajo en la zona sur de la ciudad capital. Allí trabajó estrechamente con Don
Rogelio Medina y Don Carlos Agüero, en el comedor destinado a los hermanos más
necesitados y asistiendo especialmente a las familias del barrio Virgen del
Valle (en otro tiempo llamado ‘Gran Chaparral’). “Íbamos con Carlos asistiendo
a la gente del barrio Virgen del Valle. El coche no pasaba por el agua que se
acumulaba en el sector. No le importaba que su auto fuera nuevo, porque
regresaba lleno de barro. También nosotros nos enlodábamos todo, calzado,
pantalones y sotana”, expresaba en sus relatos.
Otra obra que cristalizó con
la gente de ese barrio fue la Escuela de San Cayetano.
Era muy buen confesor y asistió
durante años a enfermos y familias de personas en su etapa terminal.
Muchos rescatan que era
reconocido por sus Citroen o Ami 8 en los medanales haciendo bloques de cemento
para familias humildes.
Sus hermanos, y demás
familiares compartieron sus ideales y proyectos sociales junto a los afectos.
Son sus familiares, junto
con el Obispo Diocesano, Mons, Luis Urbanc, y sus hermanos sacerdotes, quienes
lo recuerdan y elevan oraciones por el eterno descanso de su alma.
¡Descansa en paz, Padre
Carlos Aldo Nieva!