“El
Espíritu Santo nos ayuda a ser justos y a juzgar con equidad, veracidad y misericordia”
Durante la noche del martes
3 de diciembre, día en que la Iglesia celebró a San Francisco Javier, rindieron
su homenaje a la Madre del Valle, en el quinto día del novenario, los
Ejecutivos Provincial y Municipales.
La Santa Misa fue presidida
por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por el Pbro. Santiago
Granillo, párroco del Espíritu Santo.
El Obispo comentó a la
asamblea que la Gobernadora Lucía Corpacci comunicó que no iba a poder estar presente,
debido a su viaje a Buenos Aires, para la asunción en el Congreso Nacional.
Participaron de la ceremonia
litúrgica, el Intendente de Fray Mamerto Esquiú, Dr. Guillermo Ferreyra, y miembros
de su Gabinete, la diputada nacional Verónica Mercado y algunos funcionarios
provinciales, quienes acercaron al altar las ofrendas particulares junto con
los dones del pan y del vino.
En su homilía, Mons. Urbanc
se refirió a la figura de san Francisco Javier, patrono de la tarea misionera
de la Iglesia, a quien recordó la liturgia de ese día. Dijo que “fue un joven
brillante en la universidad de la Sorbona, en París; el mundo se postraba ante
él; triunfador, cautivador, elocuente, altivo. Sin embargo, Dios le puso entre
sus compañeros a un hombre maduro, convertido, quien comenzó a ver en Javier un
potencial hombre de Dios”.
“Como era inteligente y se
hacía preguntas a fondo, terminó por rendirse ante el Señor, decidiéndose por
la vida sacerdotal y misionera para ayudar a otros a hacer bien los
cálculos
para encarar correctamente la corta vida que tenemos en la tierra. No me cabe
la menor duda que ayudaron en la conversión de Javier las oraciones de muchas
personas y, por cierto, la infalible intercesión de la Virgen María”, manifestó
el Obispo.
Por ello, pidió a San
Francisco Javier y a la Virgen del Valle, “que tengamos la claridad para ver lo
que no vemos y que orientemos nuestros esfuerzos en la consecución de la vida
verdadera, feliz y eterna”, continuando, en otro tramo, dijo que “para poder
vivir según las enseñanzas de Jesús, necesitamos ser dóciles al Espíritu Santo,
quien nos capacita para la tarea de cada día con sus dones. Él nos ayuda a ser
justos y a juzgar con equidad, veracidad y misericordia”.
Tomando el texto del
evangelio, señaló que “San Lucas consignó una oración de Jesús en la que
expresa la alegría que lo inunda al ver cómo los humildes y sencillos van
reconociendo la presencia del Reino de Dios y son capaces de vivir con fuerza
su fe en medio de tantas inequidades, atropellos, violencia, miseria y
carencias”. En cambio, aquellos “donde la prosperidad en lo económico,
científico, tecnológico y académico ha crecido, la vida según las coordenadas
de la fe casi ha desaparecido, sólo se encuentran muy pocas personas que están
dispuestas a ir contracorriente y a buscar en Dios el sentido profundo de sus
vidas y a testimoniarlo en sus ambientes. Es decir han optado por ser de los
humildes y sencillos, que ciertamente no quedarán defraudados, sino eternamente
consolados”.
Finalmente, dirigiéndose a
la Madre del Valle, le pidió: “Haz que vivamos de tal manera que podamos oír
que Jesús nos dice: ‘¡Bienaventurados los ojos que ven lo que ustedes ven!, ya
que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; y
oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron’. Ayúdanos a ser humildes, dóciles y
sencillos como Tú, a fin de que un día lleguemos a estar contigo en la
eternidad y gozar de la infinita bondad de Dios”.