El lunes 2 de diciembre, en
el cuarto día del novenario en honor a la Virgen del Valle, durante la Misa de
las 11.00, rindieron su homenaje el Ámbito Estatal, Provincial, Municipal y
Privado de Producción y Desarrollo, Sectores del Campo, Minería e Industria,
Federaciones y demás profesiones afines.
Durante esta celebración eucarística
se realizó la acción de gracias por los 25 años de ordenación sacerdotal de los
Pbros.
Reinaldo Oviedo, párroco de Nuestra Señora de Belén y Capellán de Gendarmería;
y Juan Ramón Cabrera, párroco de San Isidro Labrador.
La ceremonia fue presidida
por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por numerosos sacerdotes
del clero diocesano.
En su homilía, Mons. Urbanc se
refirió al “amor de Dios, quien envía su salvación a todos los pueblos, y
nosotros somos beneficiarios de ese amor salvífico de Dios. Y si hoy nos
alegramos por los 25 años del ministerio sacerdotal de los Padres Reinaldo y
Juan Ramón, es porque ellos han abrazado la vida sacerdotal, para ser los
difusores, los mensajeros de este amor de Dios, que en Cristo Jesús viene a
salvarnos”.
“Y si hablamos que es para
todos los pueblos, aparece la dimensión misionera, cómo nosotros, los
sacerdotes, vivimos esta dimensión misionera dentro de la Diócesis, yendo a una
parroquia y a otra. Uno está siempre en estado de misión y con esa disposición
de ser siempre un sacerdote en salida. Siempre con ese corazón grande dispuesto
al llamado de Dios. Cuántas veces le habrá tocado al Padre Juan Ramón y al Padre
Reinaldo tener que atender a los enfermos. A Jesús, en el pasaje de hoy, se le
acerca un centurión, un pagano que no tiene nuestra fe, y también nos pasa a los
sacerdotes, que se nos acercan las personas y nos
piden que le demos alivio a
un enfermo, a alguien que sufre”, expresó.
El Pastor Diocesano invitó a
que “recemos, queridos hermanos, por nuestros sacerdotes, por su salud física y
espiritual, recemos para que nunca pierdan la alegría de la misión, la alegría
de ser testigos de Jesús y de María, que eso es una nota característica de
nuestro presbiterio de Catamarca, el amor y la consagración a María. Los sacerdotes,
cuando se ordenan, lo hacen acá, en el Santuario, a los pies de María, y se
consagran ese mismo día a la Virgen. Esto es parte del estilo de esta piedad propia
de nuestro Presbiterio en Catamarca”.
Gratitud
y presencia de la Madre en la vida sacerdotal
Antes de finalizar la
celebración eucarística, el Padre Oviedo, en nombre suyo y del Padre Cabrera,
agradeció a las comunidades parroquiales donde se desempeñaron y desempeñan
actualmente su misión evangelizadora, como así también a sus respectivas familias y al clero,
por el acompañamiento en su servicio sacerdotal.
Personalmente, destacó la
importancia de la Virgen del Valle en su vida de consagrado, y dijo que siempre
estuvo ligado a Ella, trayendo a la memoria aquel día cuando siendo niño llegó
por primera vez a saludarla en su bello santuario.
Luego de la bendición final,
los sacerdotes recibieron el afecto de los presentes.