Los fieles pertenecientes a
las distintas comunidades de la parroquia participaron de la ceremonia
respetando las medidas establecidas en el marco de la pandemia, y acompañaron
con emoción cada momento de la celebración.
Y seguidamente, el Obispo
bendijo el agua con la que el P. Amaya bendijo a los presentes, y le entregó el
Evangeliario para que proclame la Palabra de Dios.
En su homilía, Mons. Urbanc destacó el trabajo de los sacerdotes que pasaron por la parroquia y animó a los fieles a trabajar junto al P. Marcelo Amaya. También confió al nuevo párroco el sueño de poder construir un edificio para el colegio Juan Pablo II, que ha crecido junto a la comunidad con mucho esfuerzo y sacrificio.
Luego el P. Amaya realizó su
profesión de fe, renovó sus promesas sacerdotales y juró obediencia al Obispo y
sus sucesores. En el momento de las ofrendas, representantes de las comunidades
acercaron al altar los Óleos Sagrados, el Cáliz y la Patena y los dones de pan
y vino que el Obispo entregó al nuevo párroco.
Después de la Comunión,
también le hizo entrega de la llave del Sagrario. Antes de la bendición final,
el flamante párroco agradeció por el cálido recibimiento y se puso a
disposición de la comunidad.
