“Que proclamando la misericordia de Dios, cada uno se vea purificado, sanado, restablecido, renovado, y que el mundo pueda creer con esperanza que Dios está con nosotros”, dijo el Obispo.
Durante
la tarde del viernes 10 de enero, el obispo diocesano Mons. Luis Urbanč dio inicio
al Año Jubilar Ordinario 2025 en el histórico templo San José de Piedra Blanca,
tierra natal del Beato Mamerto Esquiú, al cumplirse el 142º aniversario de su fallecimiento.
Con
la apertura de esta Puerta Santa, para el Decanato Centro, se completó el
cronograma que arrancó en la Catedral Basílica y Santuario de la Virgen del
Valle, y continuó en la capilla San Maximiliano Kolbe del Servicio
Penitenciario Provincial y el Santuario de la Gruta de la Virgen del Valle,
para el Decanato Capital, el Santuario de Nuestra Señora de Belén, para el
Decanato Oeste, y El Suncho, para el Decanato Este, constituidos en los centros
de peregrinación dispuestos en el territorio diocesano para obtener las
indulgencias plenarias en este año de gracia y conversión.
Luego
de una leve llovizna que cubrió la cabecera departamental en las primeras horas
de la tarde, un sol radiante acompañó esta jornada en la que los fieles,
devotos y peregrinos de las parroquias del Decanato Centro, entre ellos jinetes
de agrupaciones gauchas, se congregaron en el predio del polideportivo vial,
para participar de esta gran celebración.
Allí
se desarrolló el rito inicial con la lectura del Evangelio y de un extracto de
la Bula de convocación del Papa Francisco, tras lo cual el Obispo exhortó a
vivir este Jubileo cuyo eje central es la esperanza.
Inmediatamente
se desplazó la alegre peregrinación con las imágenes de la Virgen del Valle y
del Beato Mamerto Esquiú, que se detuvo por un momento frente a la Casa Natal y
luego bordeó la plaza llegando al templo San José, donde el Obispo bendijo el
agua con la que roció a todos los presentes, y luego de la veneración de la Santa
Cruz en el umbral del templo dio apertura a la Puerta Santa, preparada especialmente
para esta ocasión.
La
Santa Misa siguió de la forma habitual, siendo presidida por Mons. Urbanč y
concelebrada por todos los párrocos del Decanato Centro: presbíteros Carlos
Robledo, San José (Fray Mamerto Esquiú); Javier Grosso, San Isidro Labrador
(Valle Viejo), Juan Olmos, Nuestra Señora de la Merced (Villa Dolores); Julio
Ávalos, Nuestra Señora del Rosario (Ambato); Domingo Chaves, Nuestra Señora de
Luján (Chumbicha); Eduardo Navarro, Santa Ana y San Joaquín (Miraflores) y
Martín Brizuela, Nuestra Señora del Rosario (Paclín); también se sumaron a esta
fiesta de la fe sacerdotes del Decanato Capital: Gustavo Flores y Ramón
Carabajal, rector y capellán del Santuario Catedral, respectivamente; Marcelo
Amaya, párroco de Santa Rosa de Lima; Víctor Vizcarra, párroco del Espíritu
Santo; Leandro Roldán, vicario parroquial de Nuestra Señora de Belén, Decanato
Oeste; el sacerdote franciscano Fray Pablo Reartes, el presbítero Francisco
Urbanč, de la Arquidiócesis de Tucumán, y el padre Antonio, de Azul, Buenos
Aires.
Participaron
de los actos litúrgicos autoridades municipales encabezadas por la intendenta
de Fray Mamerto Esquiú, Prof. Alejandra Benavidez, el concejal Néstor Nóblega y
directivos de escuelas. También se destacó la participación de representantes de
Vialidad Provincial de FME, agrupaciones gauchas, de la Policía de Catamarca y la
Escuela de Cadetes, quienes portaron y escoltaron las sagradas imágenes.
En
su homilía, el Obispo manifestó que “ésta es la última celebración que presido
con aperturas del Año Santo, en este caso en el templo parroquial de San José
de Piedra Blanca, al frente de donde nació y fue creciendo nuestro querido
Beato Esquiú. He comenzado abriendo la Puerta Santa de la Iglesia Catedral, el
29 de diciembre, el 30 lo hice en el Servicio Penitenciario, el 1 de enero en el
Santuario la Gruta de la Virgen, el 4 en el Santuario de la Virgen de Belén,
para el Decanato Oeste, hoy a la mañana en El Suncho, para el Decanato Este, y en
esta tarde, para el Decanato Centro. Así que tenemos en seis lugares la
posibilidad de que a lo largo de este Año Jubilar 2025, podamos de verdad experimentar
el júbilo interior de habernos reencontrado con Cristo Jesús Nuestro Señor,
quien hace 2025 años ha nacido en este mundo como uno de nosotros. Este Jesús
es el centro de nuestra vida”.
Además,
afirmó que “este Año Jubilar nos está preparando para llegar al otro punto de
inflexión de la vida de Cristo, que es su muerte y su resurrección, acontecimiento
del cual vamos a celebrar los 2000 años en el 2033”.
Luego
comentó que “el Papa San Juan Pablo II ha querido que el misterio del Nacimiento
del Hijo de Dios se lo celebre cada 25 años, que ocupe el centro de atención de
todos los cristianos y del mundo entero, porque si los cristianos ponemos en
evidencia que Jesucristo ocupa el centro de nuestras vidas, el mundo va a
conocerlo. Por eso hay un gesto muy importante que les pido que lo hagan,
háganse un pesebre, para que todo el año esté expuesto en nuestras iglesias, en
las oficinas públicas, en las escuelas”.
“La
Navidad es la fiesta del Hijo de Dios que ha nacido en el mundo, y los
cristianos no lo podemos ocultar”, afirmó, invitando a que “miremos con
humildad y dejémonos penetrar por ese misterio del Dios hecho hombre, ese Dios
que nos ama y que culmina toda esa entrega de amor muriendo en la cruz”.
En
otro tramo de su predicación dijo que “este Año Jubilar tiene la particularidad
de hacer peregrinaciones, fíjense que el lema propuesto es ‘Peregrinos de la
esperanza’, quiere decir que la palabra esperanza está en el centro. Y hay
verdadera esperanza en el ser humano porque el Hijo de Dios vino a este mundo y
está viniendo de vuelta para su segunda venida gloriosa. En la primera, vino en
la humildad de la carne, en la segunda vendrá como juez para darle a cada quien
lo que le corresponde”.
También
resaltó que éste “será un año en que tendremos que celebrar el sacramento de la
Reconciliación”, por ello consideró que será propicio para “hacer profundos
exámenes de conciencia, arrepentirnos de nuestros pecados”, para “iniciar el
camino de purificación, de arrepentimiento, de conversión. Aprovechemos este
año, es una oportunidad única, recién la vamos a tener dentro de 25 años”.
“Entremos con mucho ánimo a este Año
Jubilar”
Asimismo,
exhortó a que “entremos con mucho ánimo a este Año Jubilar, con mucha decisión,
con muchas ganas; les dejo la consigna de que hagamos pesebres permanentemente
a lo largo de este año”, porque “en el pesebre comienza la historia de amor de Dios
con nosotros y culmina en la cruz cuando Él muere y al tercer día resucita para
nosotros, y a los 50 días nos regala el Espíritu Santo para que nos vaya
recordando este plan amoroso de Dios”.
“Que
proclamando la misericordia de Dios, cada uno de nosotros se vea purificado,
sanado, restablecido, renovado, y que el mundo pueda creer con esperanza que Dios
está con nosotros… Que nuestra querida Madre, la gran peregrina que acompaña al
pueblo fiel, esté a nuestro lado para que este año sea muy provechoso para cada
uno de nosotros, para nuestras familias, para nuestra sociedad toda”.
Antes
de la bendición final, Fray Pablo Reartes, tal como lo hizo durante la mañana
en El Suncho, leyó la carta de Fray Emilio Andrada, Provincial de la Provincia
Franciscana de la Asunción, en la que destaca que “es muy propicio que se haya
decidido que, junto a la devoción a la Santísima Virgen María, Nuestra Señora
del Valle, estuviera la presencia del Beato Mamerto Esquiú, en el Año Jubilar de
la Esperanza, que se inicia en la tierra que lo vio nacer y morir, el año que se
conmemora el 142º Aniversario de su fallecimiento”.
En
otro párrafo afirma que “mientras esperamos el día glorioso de su canonización,
podemos hacer caso a su mensaje, dado en el sermón sobre la Eucaristía, en el
que nos anima a que vivamos del deseo y la esperanza en el Señor”.
“Dios
nos educa purificando y acrecentando nuestros deseos: ese modo de enseñarnos
consiste en saber esperar. Pues, aquellos que sinceramente buscan a Dios, guiados
por el deseo y el amor, terminan por hallarlo, aun cuando, en lo inmediato,
deban caminar sostenidos sólo por la fe y la esperanza. Así es, una
característica del deseo bien orientado es guiarnos en nuestro itinerario hacia
Dios, aun en medio de la oscuridad. De este deseo y esperanza, tenemos muchos
testimonios en los escritos y la vida del Beato Mamerto Esquiú”, expresa.
Citando
a “San Juan Clímaco, quien dice: ‘La esperanza es un tesoro hecho de otros
tesoros que todavía no han aparecido’”, manifiesta que “ojalá todos los que
miramos este Año Jubilar de la esperanza como promisorio, podamos ver al menos
algo de lo que todavía no ha aparecido, algo de los infinitos bienes y gracias
que el Señor nos tiene prometido. ¡Que el Señor no dé a todos la Paz y el Bien!”.
Hacia
el final, el Obispo entregó a los representantes de cada una de las parroquias
del Decanato Centro, un testimonio de este Año Jubilar 2025, consistente en el
logo y la oración de este tiempo especial marcado por la esperanza.
#Jubileo2025Catamarca
Fotos y videos: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat