El miércoles 27 de febrero,
se llevó a cabo la asunción del Pbro. Rogelio Suárez como nuevo párroco de Nuestra
Señora del Rosario, con sede en Hualfín, departamento Belén.
Los actos se desarrollaron
en la localidad de Puerta de Corral Quemado, donde a primeras horas de la tarde
comenzaron a concentrarse los pueblos que componen la jurisdicción parroquial,
portando pancartas con mensajes de bienvenida al Padre Rogelio, quien arribó
alrededor de las 18.00 al ingreso de la localidad, acompañado por los gauchos
de la agrupación 4 de Febrero, de Puerta de Corral Quemado. Allí saludó a los
fieles reunidos en un clima de cercanía y mucha alegría.
La bienvenida fue engalanada
con la llegada de la imagen de la Santa Patrona, desde Hualfín, custodiada por jinetes
de esa localidad.
Durante el acto protocolar
se dio lectura al decreto municipal, declarando Huésped de Honor al Obispo Diocesano,
Mons. Luis Urbanc; tras lo cual se escucharon las palabras de bienvenida por parte
del Intendente de la Municipalidad de Hualfín, Dn. Marcelo Villagrán.
En la oportunidad, se contó
con la presencia de las banderas de ceremonia de la escuela N° 350 Puerta de
Corral Quemado y de la agrupación gaucha.
La Santa Misa fue presidida
por el Señor Obispo y concelebrada por sacerdotes del clero catamarqueño.
El Vicario General de la
Diócesis, Pbro. Julio Quiroga del Pino, leyó el decreto de designación del
nuevo párroco, y antes de la proclamación de la Palabra de Dios, el Padre
Rogelio recibió el Libro de los Evangelios.
En la homilía, Mons. Urbanc destacó
la disponibilidad de los sacerdotes para asumir estos cambios en la labor
pastoral diocesana, e instó al Padre Rogelio a seguir impulsando los
tradicionales misachicos, que el Padre Ángel Poggi supo encaminar y fortalecer
años atrás.
A la comunidad le pidió que
sepa acompañar, ayudar y comprender los tiempos y momentos de los sacerdotes, trabajando
juntos por el Reino de los Cielos.
Luego, el Padre Rogelio realizó
la profesión de fe, el juramento de fidelidad; renovó las promesas sacerdotales;
y recibió los Óleos Sagrados para la administración de sacramentos.
Después de la Comunión, el
Obispo le entregó las llaves del Sagrario, donde permanece el Santísimo
Sacramento.
Antes de la bendición final,
el Padre Guillermo Chanquía se dirigió a la comunidad que acompañó hasta ese
día, destacando la fe inquebrantable y la generosidad de la gente, como la
atención y predisposición que tuvieron en todo momento. “Me voy contento con la
experiencia vivida acá”, afirmó.
Por su parte, el Padre
Rogelio agradeció al Obispo esta oportunidad de volver a sus pagos y recordó a su
madre, a sus primeras maestras, de quienes tanto aprendió, y a los compañeros
de colegio, quienes estaban presentes en la ceremonia.
Asimismo, llamó a los fieles
a recurrir siempre al diálogo, a la vez que puso énfasis en la necesidad de
fortalecer el trabajo de los catequistas y la formación.
Finalmente, los presentes compartieron
un brindis preparado por la comunidad, matizado con expresiones artísticas, a
cargo de la Escuela de Folclore Puerto Viejo.