El lunes 2 de noviembre, el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanč, presidirá la misa por los fieles difuntos, especialmente por los sacerdotes del clero local ya fallecidos. La celebración eucarística se oficiará a las 9.00, en el Panteón del Clero, ubicado en el cementerio municipal.
Por la tarde, la Santa Misa se oficiará a las 18.00, en la capilla de la necrópolis local.
Base teológica de la conmemoración
La conmemoración de todos los fieles difuntos es celebrada por toda la Iglesia el 2 de noviembre.
La base teológica de la fiesta es la doctrina de que las almas, que al partir del cuerpo no están perfectamente limpias de pecados veniales o no han reparado totalmente las transgresiones del pasado, son privadas de la Visión Beatífica, y que el creyente en la tierra puede ayudarles con las oraciones, la limosna y sobre todo por el sacrificio de la Misa.
En los primeros días de la Cristiandad se escribían los nombres de los hermanos que habían partido en la díptica (n.d.t. Conjunto formado por dos tablas plegables, con forma de libro, en las que la primitiva Iglesia acostumbraba anotar en dos listas pareadas los nombres de los vivos y los muertos por quienes se había de orar). Después, en el siglo sexto, era costumbre en los monasterios benedictinos tener una conmemoración de los miembros difuntos en Pentecostés.
La tradición de asistir al cementerio para rezar por las almas de quienes ya abandonaron este mundo, está acompañada de un profundo sentimiento de devoción, donde se tiene la convicción de que el ser querido que se marchó y pasará a una mejor vida, sin ningún tipo de dolencia, como sucede con los seres terrenales.