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09 abril 2022

En la vuelta a la presencialidad y con gesto solidario

Multitudinario inicio de la Semana Santa con espíritu sinodal

 

“El misterio de la cruz debe ayudarnos a descubrir el sentido de nuestras cruces y darnos fortaleza para perseverar”, expresó el obispo.

 

Durante la tarde de este sábado 9 de abril, se llevó a cabo la tradicional Peregrinación del Pueblo de Dios, con la cual se inició la Semana Santa en la diócesis, luego de dos años sin presencialidad por la pandemia de Covid 19. En esta oportunidad, la manifestación pública de fe estuvo marcada por el espíritu de la sinodalidad, desafío al que nos convoca el Papa Francisco y que asume la Iglesia local. 

La caminata partió pasadas las 17.00 desde la Plaza del Maestro, donde se dieron cita el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanc, sacerdotes, religiosos y fieles de las parroquias del Decanato Capital, como también de Valle Viejo y Fray Mamerto Esquiú. También se destacó la presencia de estudiantes y responsables de la Escuela de Cadetes de la Policía de la Provincia.

La multitudinaria columna se desplazó por avenida Virgen del Valle, teniendo como punto de llegada la zona de ingreso a la Gruta de Choya, lugar del hallazgo de la bendita imagen de Nuestra Señora del Valle.

Como particularidad de esta edición, se contó con la participación del Grupo de Expresiones Artísticas de Fray Mamerto Esquiú, que está celebrando sus 30 años de misión evangelizadora a través del arte con la presentación de “La Pasión de Cristo”. Sus integrantes tuvieron a cargo las escenificaciones de las estaciones del Vía Crucis. Asimismo, para significar el camino que transitamos juntos como discípulos misioneros en salida, a lo largo del recorrido, se fueron sumaron grupos de personas convocadas para acompañar a Cristo desde las realidades que les toca vivir o acompañar. Entre ellos podemos mencionar a los ex Combatientes de Malvinas pertenecientes, representados por la agrupación 7 de Abril, miembros de Defensa Civil, Bomberos y Brigada de Lucha contra Incendios Forestales, personal de Salud, acompañado por la ministra Dra. María Manuela Ávila; personal del Centro Integral Humaraya, Asociación Catamarqueña de Sordos y miembros de la Pastoral de Adicciones que trabajan para la recuperación de chicos afectados por la droga, jóvenes y familias.

También se realizaron gestos y signos, como el despliegue de una bandera argentina, con los que se invitó a orar por la Patria y por la paz.

Mientras se avanzaba, entre oraciones, silencio para la reflexión y cantos de alabanza a Dios, los sacerdotes atendieron a quienes se acercaron a recibir el Sacramento de la Reconciliación.

En la rotonda de La Aguada, el obispo presidió la ceremonia de bendición de los ramos y desde este punto continuó la peregrinación hasta el lugar donde permanece la imagen de la Virgen del Valle, mientras se terminan los trabajos en la Gruta propiamente dicha. Allí se celebró la Santa Misa.

En parte de su homilía, Mons. Urbanc dijo que cada Domingo de Ramos “es la puerta de la Semana Santa y la liturgia de este día nos invita a entrar con Jesús en ella. En su ingreso a Jerusalén, Jesús es aclamado como rey que viene en el nombre de Dios”. Y afirmó que “no es un rey prepotente que hace alarde de su poder; sino un rey manso, humilde, pacífico y pacificador”.

“Jesús está contento de la expresión de afecto de la gente, y cuando los fariseos lo invitan a que haga callar a los niños y a los otros que lo aclaman, responde: «Si estos callan, gritarán las piedras» (Lc 19,40). Nada pudo detener el entusiasmo por la entrada de Jesús; que nada nos impida encontrar en Él la fuente de nuestra alegría, de la alegría auténtica, que permanece y da paz; porque sólo Jesús nos salva de los lazos del pecado, de la muerte, del miedo, la angustia y de la tristeza”, manifestó.

Luego de reflexionar sobre las lecturas proclamadas, se centró en el relato de la pasión, señaló que “el misterio de la cruz debe ayudarnos a descubrir el sentido de nuestras cruces y darnos fortaleza para perseverar. Pero, por sobre todo, debe enseñarnos lo que es amar de verdad o la verdad sobre el amor”.

Luego citó al Papa Francisco en su homilía del 14-4-2019, quien decía que “Jesús nos muestra cómo hemos de afrontar los momentos difíciles y las tentaciones más insidiosas, cultivando en nuestros corazones una paz que no es distanciamiento, no es impasividad o creerse un superhombre, sino que es un abandono confiado en el Padre y en su voluntad de salvación, de vida, de misericordia”.

Más adelante invitó a que “le pidamos a la Santísima Virgen del Valle que nos ayude a ser humildes como Ella, lo que nos enseña con el gesto de haberse dejado encontrar en un hueco de la montaña, en este lugar que, gracias a Dios y a la voluntad de muchas personas, se está mejorando para poder recibir, como se merecen, a tantos peregrinos y devotos, que, día a día, aumentan en número, buscando en la Madre un encuentro con Dios, para agradecer y pedir. Que Ella nos ayude a terminar las obras que se están ejecutando y así poder encontrarnos a futuro en un solar más acorde para celebrar nuestra fe y honrar a nuestra Madre Celestial, protectora de este Valle”.

 

Campaña solidaria y transmisión radial

También haciendo realidad el gesto de caridad hacia el hermano en este tiempo de penitencia, se realizó la campaña solidaria consistente en la recolección de alimentos no perecederos. Para este propósito, Cáritas Diocesana dispuso de voluntarios y canastos para recibir las donaciones, que luego serán destinadas a nuestros hermanos más necesitados.

Las personas que no pudieron participar de manera presencial, enfermos, ancianos, privados de la libertad, lo hicieron a través de la transmisión de radio Valle Viejo, en el 104.3 de su dial, y de las emisoras que tomaron la señal.

De esta manera, la Iglesia que peregrina en Catamarca vivió con profunda fe, piedad y devoción este acto penitencial que adentra en el misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.


TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA

Cada Domingo de Ramos celebramos la entrada de Jesús en Jerusalén donde va a sufrir su pasión y su muerte en cruz. Es, por tanto, la puerta de la Semana Santa y la liturgia de este día nos invita a entrar con Jesús en ella. En su ingreso a Jerusalén, Jesús es aclamado como rey que viene en el nombre de Dios. Pero hace su ingreso como "un rey humilde, montado en una burra" (cf. Zac 9,9) como lo había profetizado el profeta Zacarías. Y la otra aclamación de los discípulos “¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!” nos recuerda el canto de los ángeles al inicio del evangelio de Lucas (cf. Lc 2,14) y refuerza la misión de traer la paz propia de Jesús Mesías. No es, por tanto, un rey prepotente que hace alarde de su poder; sino un rey manso, humilde, pacífico y pacificador.

Jesús está contento de la expresión de afecto de la gente, y cuando los fariseos lo invitan a que haga callar a los niños y a los otros que lo aclaman, responde: «si estos callan, gritarán las piedras» (Lc 19,40). Nada pudo detener el entusiasmo por la entrada de Jesús; que nada nos impida encontrar en Él la fuente de nuestra alegría, de la alegría auténtica, que permanece y da paz; porque sólo Jesús nos salva de los lazos del pecado, de la muerte, del miedo, la angustia y de la tristeza.

La primera lectura nos invita a la escucha, actitud propia del discípulo, pero incluye la aceptación de los acontecimientos. El siervo no sólo habla y escucha, sino que también padece sin huir, confiando en la ayuda del Señor. Es una clara invitación, a involucrarse con la pasión de Jesús prefigurada en los sufrimientos del siervo.

La segunda lectura nos presenta el camino de Jesús, su abajamiento y su obediencia hasta la muerte, como modelo a imitar. Más puntualmente nos invita a involucrarnos con nuestro querer, pensar y sentir en la pasión de Jesús. La extrema pobreza y el extremo amor de Jesús manifestado aquí deben ser el motor de nuestra entrega al Señor en pobreza de espíritu y por amor.

En el relato de la pasión hay que prestar atención principalmente a los dos elementos que la conforman: un acontecimiento - padeció, murió – y la motivación e interpretación de este hecho - por nosotros, por nuestros pecados.

El misterio de la cruz debe ayudarnos a descubrir el sentido de nuestras cruces y darnos fortaleza para perseverar. Pero, por sobre todo, el misterio de la cruz debe enseñarnos lo que es amar de verdad o la verdad sobre el amor.

Al respecto decía el Papa Francisco en su homilía del 14-4-2019: “Jesús nos muestra cómo hemos de afrontar los momentos difíciles y las tentaciones más insidiosas, cultivando en nuestros corazones una paz que no es distanciamiento, no es impasividad o creerse un superhombre, sino que es un abandono confiado en el Padre y en su voluntad de salvación, de vida, de misericordia. Y, en toda su misión, pasó por la tentación de “hacer su trabajo” decidiendo Él, el modo, y desligándose de la obediencia al Padre. Desde el comienzo, en la lucha de los 40 días en el desierto, hasta el final en la Pasión, Jesús rechaza esta tentación mediante la confianza obediente a su Padre. También hoy, en su entrada en Jerusalén, nos muestra el camino. Porque en este evento el maligno, el Príncipe de este mundo, tenía una carta por jugar: la carta del triunfalismo, y el Señor respondió permaneciendo fiel a su camino, el camino de la humildad. El triunfalismo trata de llegar a la meta mediante atajos y compromisos falsos. Busca subirse al carro del ganador. El triunfalismo vive de gestos y palabras que, sin embargo, no han pasado por el crisol de la cruz; se alimenta de la comparación con los demás, juzgándolos siempre como peores, con defectos y fracasados. Una forma sutil de triunfalismo es la mundanidad espiritual, que es el mayor peligro, la tentación más pérfida que amenaza a la Iglesia. Jesús destruyó el triunfalismo con su Pasión”.

Le pidamos a la Santísima Virgen del Valle que nos ayude a ser humildes como Ella, lo que nos enseña con el gesto de haberse dejado encontrar en un hueco de la montaña, en este lugar que, gracias a Dios y a la voluntad de muchas personas, se está mejorando para poder recibir, como se merecen, a tantos peregrinos y devotos, que, día a día, aumentan en número, buscando en la Madre un encuentro con Dios, para agradecer y pedir. Que Ella nos ayude a terminar las obras que se están ejecutando y así poder encontrarnos a futuro en un solar más acorde para celebrar nuestra fe y honrar a nuestra Madre Celestial, protectora de este Valle.

¡¡¡Viva la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo!!!

¡¡¡Viva la Virgen del Valle!!!

 Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca