“Queremos celebrar esta Semana Santa como la gran victoria de la Vida sobre la muerte, del Amor sobre el odio, de la Paz sobre la violencia”, manifestó el obispo.
Durante la noche del 10 de
abril, el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanc, presidió la Misa de Domingo de
Ramos en la Catedral Basílica y Santuario del Santísimo Sacramento y de Nuestra
Señora del Valle, que fue concelebrada por el capellán mayor, presbítero Ramón
Carabajal.
La ceremonia litúrgica, que
fue transmitida a través de las redes sociales con legua de señas, dio inicio
con la bendición de los ramos en el atrio del templo, tras lo cual se inició la
procesión por la nave central.
En su reflexionó sobre la
Palabra de Dios proclamada, Mons. Urbanc expresó que “San Lucas en su narración de la
Pasión pone el acento en la absoluta inocencia de Jesús y en la omisión de los
detalles ofensivos o crueles para invitar al discípulo a que también tome su
cruz y siga a Jesús por el camino de la Cruz, puesto que a la resurrección se
llega si antes se entregó la vida”.
“También el evangelista
destaca sobre todo la misericordia de Dios revelada en la persona de Cristo.
Las palabras de Jesús en la cruz son un claro ejemplo: *perdónalos porque no
saben lo que hacen, *la promesa del paraíso al ladrón compungido, *la confianza
y abandono al Padre. Por otra parte, resalta las actitudes de las personas ante
la Pasión de Jesús: *las lágrimas de Pedro, *el cirineo que ayuda a llevar la
cruz, *la compasión de las mujeres de Jerusalén, *la conmoción de la gente que
vuelve a sus hogares golpeándose el pecho”, destacó.
Al referirse a la escena del
Calvario dijo que “muestra que la cruz transforma al mundo de las almas,
produciendo la conversión y asegurándonos la misericordia”, luego afirmó que “en
el evangelio de Lucas Jesús comenzó su ministerio orando (3,21) y lo termina
también en oración. Esto muestra que Dios no está ausente, ni es sordo ni mudo,
sino que está cerca y Jesús se abandona a Él con confianza, sin suplicarle en
ningún momento un rescate urgente. Las palabras de Jesús confirman su certeza
en una verdad inquebrantable: Dios está de su lado y sigue siendo su Padre
amoroso”.
Hacia el final de su predicación
se dirigió a la Virgen María rogando: “Querida Madre de los Dolores, ayúdanos a
entrar decididamente como tu Hijo Jesús, al misterio, siempre incomprendido y
resistido, del dolor, la injusticia y la muerte en esta Santa Semana que
iniciamos y que queremos celebrar como la gran victoria de la Vida sobre la
muerte, del Amor sobre el odio, de la Libertad, sobre la esclavitud, de la
Verdad, sobre la mentira, de la Paz sobre la violencia, del Servicio sobre el
egoísmo, de la Misericordia, sobre la venganza, de la Esperanza sobre el temor.
Y que aprendamos, de una vez para siempre, la verdad sobre el Amor, ese Amor
que sólo procede de Dios, porque Él es el Amor”.
Antes de la bendición final,
el obispo invitó a los fieles a participar de la Colecta por Tierra Santa, que
se llevará a cabo en todo el mundo, el Viernes Santo.
Bendición
de las estaciones del Vía Crucis
Al concluir la celebración
eucarística, Mons. Urbanc procedió a la bendición de las estaciones del Vía
Crucis colocadas en el patio de la Catedral, donde los fieles podrán acercarse
para rezar durante la Semana Santa. Acompañó este momento especial un nutrido grupo
de personas.
TEXTO
COMPLETO DE LA HOMILÍA
Queridos hermanos:
El
fragmento del cántico que hemos escuchado en la primera lectura nos presenta a
un enigmático siervo que es fiel discípulo del Señor y víctima de la maldad de
los hombres. Su lengua pronuncia lo que el Señor le indica, su enseñanza
procura consolar al abatido (cf. Is 50,4). Acepta su misión sin resistencia,
conoce las dificultades que entraña, pero no se da por vencido pues tiene
puesta toda su confianza en el Señor.
Desde
la perspectiva cristiana, es evidente que se trata de una profecía en orden a
Jesús y su misión redentora. De hecho, en el Nuevo Testamento Jesús es
identificado con el Siervo sufriente en su bautismo (Mt 3,17; Mc 1,11; Jn
1,34); en sus milagros (Mt 8,17); en su decisión de ir a Jerusalén a morir (Lc
9,51) y en su humildad (Mt 12,16-21). Según Jn 12,37-43, Jesús asume en su
ministerio público las palabras del siervo sufriente de Is 53,1s. El tema del
siervo también se atribuye a Jesús en los Hechos de los Apóstoles (Hch 3,13.26;
4,27.30; 8,32) y en los himnos de la primitiva Iglesia (Flp 2,7; 1Pe 2,21-25).
Si bien no lo citan, los relatos de la pasión son una realización del tercer
cántico, en especial, por la referencia a los salivazos y golpes que recibe el
Señor (cf. Mc 14,65).
La segunda lectura (Flp
2,6-11) nos presenta a Jesús “existiendo en condición de Dios” (Flp 2,6a), pero
que se despoja de esos atributos, rechazando toda ambición y orgullo, adoptando
un actitud mansa y humilde (cf. Mt 11,29; Is 42,2-3; 53,7-9) y siendo obediente
hasta la muerte, y muerte en cruz (Flp 2,8), la más ignominiosa. Al contrario
de Adán, quien pretendió ser como Dios y así perdió su dignidad, Jesús, siendo
de condición divina, no ha hecho valer su privilegio de igualdad con Dios, sino
que ha asumido la condición propia del Siervo Sufriente, dando su vida como
expresión de su fidelidad total al Padre
San Lucas en su narración de
la Pasión pone el acento en la absoluta inocencia de Jesús y en la omisión de
los detalles ofensivos o crueles para invitar al discípulo a que también tome
su cruz y siga a Jesús por el camino de la Cruz, puesto que a la resurrección
se llega si antes se entregó la vida.
También el evangelista
destaca sobre todo la misericordia de Dios revelada en la persona de Cristo.
Las palabras de Jesús en la cruz son un claro ejemplo: *perdónalos porque no
saben lo que hacen, *la promesa del paraíso al ladrón compungido, *la confianza
y abandono al Padre. Por otra parte, resalta las actitudes de las personas ante
la Pasión de Jesús: *las lágrimas de Pedro, *el cirineo que ayuda a llevar la
cruz, *la compasión de las mujeres de Jerusalén, *la conmoción de la gente que
vuelve a sus hogares golpeándose el pecho.
En la escena del Calvario
muestra que la cruz transforma al mundo de las almas, produciendo la conversión
y asegurándonos la misericordia:
• Jesús en el Calvario nos da ejemplo de cómo
perdonar las ofensas, rogando por sus verdugos: "¡Padre, perdónalos, no
saben lo que hacen!"
• Nos da ejemplo de confianza y de abandono
filial: "¡Padre, en tus
manos encomiendo mi
espíritu!".
• Nos exhorta a la penitencia: "No lloren
por mí, lloren por ustedes".
• Convierte al ladrón, sin necesidad de
palabras: “hoy estarás conmigo
en el paraíso”.
• Lo mismo ocurre con la gente: muchos lo
contemplan crucificado y se
vuelven golpeándose el
pecho.
• El grito final de Jesús antes de morir no es
"Dios mío, Dios mío por
qué me has abandonado"
(Sal 22,2 en Mc y Mt), sino la súplica de confianza
del Sal 31,6: Jesús, con un
grito, exclamó: "Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu. Y
diciendo esto, expiró" (Lc 23,46). De este modo, indica que Jesús termina
su lucha seguro de la victoria de Dios. En el evangelio de Lucas Jesús comenzó
su ministerio orando (3,21) y lo termina también en oración. Esto muestra que
Dios no está ausente, ni es sordo ni mudo, sino que está cerca y Jesús se
abandona a Él con confianza, sin suplicarle en ningún momento un rescate
urgente. Las palabras de Jesús confirman su certeza en una verdad
inquebrantable: Dios está de su lado y sigue siendo su Padre amoroso.
Querida Madre de los Dolores, ayúdanos a entrar
decididamente como tu Hijo Jesús, al misterio, siempre incomprendido y
resistido, del dolor, la injusticia y la muerte en esta Santa Semana que
iniciamos y que queremos celebrar como la gran victoria de la Vida sobre la
muerte, del Amor sobre el odio, de la Libertad, sobre la esclavitud, de la
Verdad, sobre la mentira, de la Paz sobre la violencia, del Servicio sobre el
egoísmo, de la Misericordia, sobre la venganza, de la Esperanza sobre el temor.
Y que aprendamos, de una vez para siempre, la verdad sobre el Amor, ese Amor
que sólo procede de Dios, porque Él es el Amor. Amén
¡¡¡Viva la Pasión, Muerte y
Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo!!!
Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca