Asumió el nuevo equipo de conducción del Centro Educativo y Cultural Diocesano
En la noche del miércoles 21
de diciembre, el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč, presidió la Santa Misa,
en la capilla del antiguo Seminario, en el transcurso de la cual asumió el
nuevo equipo de conducción del Centro Educativo y Cultural Diocesano Virgen del
Valle (Ceculd), integrado por el diácono Sergio Colósimo, Coordinador General,
el Lic. Nicolás Rojas, Director General; la Dra, Ana Verna, Vicedirectora Académica;
y la Prof. Gabriela Caamaño, Vicedirectora de Administración.
Durante la Eucaristía, que
fue concelebrada por el padre Oscar Tapia, Director General saliente del
Ceculd, y el padre Eduardo Navarro, los flamantes miembros del equipo de
conducción realizaron la Profesión de Fe y el Juramento de Fidelidad ante el
obispo.
Mons. Urbanč comenzó la
homilía saludando a las nuevas autoridades de este Centro Educativo y Cultural,
y a continuación pidió que “la Virgen del Valle y el Beato Mamerto Esquiú los
inspiren y animen”.
Más adelante meditó sobre el
Evangelio que se leyó. “Tras el encuentro con el ángel Gabriel, María se pone
en camino con prontitud a una ciudad de Judá y entra en casa de Zacarías. Ella percibe la invitación a salir de sí
misma, de su ciudad, de su paisaje conocido, para ser portadora de Gran Buena
Noticia: Dios se ha hecho uno de nosotros”. Después se refirió a Ella como la Bienaventurada
“icono de todo creyente, de todo discípulo, de todo aquél que se fía de la
Palabra del Señor. Por eso, en ese momento, María estalla de alegría y proclama
su Magníficat de acción de gracias al Señor”, expresó.
Entonces interrogó:
“¿Experimento gozo al sentir cerca la presencia del Señor? ¿Se me podría
también llamar “dichoso/dichosa” porque creo que la Palabra que Dios me dirige
cada día se va a cumplir?”
En otro momento de la
reflexión sobre el Evangelio, contrastó: “Isabel alaba a María por haber creído
de verdad en que las palabras de Dios se harían realidad, a diferencia de su
propio marido, Zacarías, que no pudo llegar a esa creencia inicialmente. Cuando
rezamos, ¿creemos realmente en su eficacia?”. Y narró una historia de ateos y
creyentes, en el que en la realidad se invierten los roles, para concluir
alertando: “¡Cuidado que seamos de los que dicen creer y no creen!... ¡Bendita
seas María!... ¡Benditos sean los que creen en las palabras de Dios!”.
Una vez concluida la Santa
Misa, la comunidad educativa compartió un brindis fraterno.
Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca