La Iglesia de Tucumán se puso en las manos de la Patrona del NOA en sus 125 años
En la noche del domingo 4 de
diciembre, sexto día del novenario en honor de la Pura y Limpia Concepción del
Valle, la Santa Misa de las 21.00 fue presidida por el arzobispo de Tucumán, Mons.
Carlos Sánchez, y concelebrada por su obispo auxiliar, Mons. Roberto Ferrari, sacerdotes
del clero catamarqueño y tucumano.
Durante esta celebración,
Mons. Sánchez puso en las manos de la Patrona del NOA, la Virgen del Valle, a
toda la Iglesia Diocesana de Tucumán, que celebra gozosa el Año Jubilar por los
125 años de su creación como diócesis.
También rindieron su
homenaje los Servidores y Colaboradores del Santuario Catedral: Sacerdotes,
Seminaristas, Damas de la Virgen, Ministros Extraordinarios de la Comunión,
Equipo de Liturgia, Comunicadores de María, Sacristanes, Guardianes de la
Virgen, Colectores, Florería, Secretaría, Hospedaje del Peregrino, Sala de
Promesas, Servidores Marianos, Voluntarios de María Solidaria, Consagrados de
María, Servidores de la Salud (Cadena de
la Virgen), Equipo de Historia y
Redacción de la Revista Stella, Museo de
la Virgen, Músicos y Coros, Archivo, Grupos de Oración del Santo Rosario,
Santería Madre Morena, Custodios y Protocolo, Federación Gaucha, Servidores y
Voluntarios de la Gruta y Vicaría Diocesana de Asuntos Económicos.
“Qué alegría tenemos de
estar una vez más a los pies de nuestra Madre del Valle, de la Madre de Dios y
de todos. Hemos querido venir acá cerquita como peregrinos. Porque es un signo
de la vida el peregrinar, aunque sea una distancia corta”, expresó Mons. Ferrari
al comenzar la homilía y agregó: “Tenemos la alegría de ser recibidos por la
Madre, pero también por tantos servidores del Santuario que nos ayudan a
nuestro encuentro con la Madre, que prestan un servicio silencioso, por eso les
damos un fuerte aplauso a todos los servidores del Santuario”.
Luego se refirió al tiempo
del Adviento que estamos viviendo, preparándonos para el nacimiento del Hijo de
Dios, igual a nosotros menos en el pecado. Entonces habló de la Madre de este
Hijo. “María del Valle, la Madre de Dios, la Madre del NOA, también lo encarna
de la misma manera, en su mirada, en sus manitos, así (imitando las manos
juntas de la venerada imagen), en su color, en su corazón, ha encarnado
nuestros rostros, los rostros del NOA, de sus hijos. Se ha hecho una de
nosotros, ha querido parecerse a nosotros, tomar el color de nuestra tierra, de
nuestras raíces, de lo profundo de nuestro corazón. Por eso cuando hemos venido
entrando aquí a ponernos bajo su presencia nos ha conocido, nos ha identificado
a cada uno de nosotros. Porque sabe quiénes somos cada uno, cada uno”, repitió.
“Por eso qué valioso que es cada gesto que hemos tenido al llegar. Quien ha
venido de lejos, caminando, en su bicicleta, en su vehículo, alguien en silla
de ruedas, quien ha entrado de rodillas hasta aquí y se ha postrado delante de
la Imagen. Aquel que ha venido y la ha mirado, nada más. Aquel que le ha tirado
un beso. Aquel que ha venido con su hijito en brazos. Sobre todo cuando venimos
a expresarle todo lo que traemos en el corazón, porque la sentimos y la sabemos
Madre”.
Más adelante, sobre las
lecturas proclamadas, Mons. Ferrari manifestó que “Ella también se preparó para
recibirlo al Mesías; con qué alegría habrá leído la lectura del Profeta Isaías
que hoy hemos escuchado. Habrá dicho, qué tiempo hermoso va a ser ése”. Más
adelante dijo que “hoy nosotros también lo esperamos, y el último de los profetas
es quien aparece también: San Juan Bautista…”, de quien “la palabra de Dios dice que es la voz que
grita en el desierto. No solamente la voz de las palabras, toda su vida grita
que hay que prepararse: sus vestiduras de piel de camello, lo que comía, todo
grita, preparemos el corazón porque viene el Mesías, porque viene el Hijo de
Dios, y por eso invita a la conversión”.
Hacia el final señaló:
“Todos tenemos algo de lo cual convertirnos, algo de qué arrepentirnos, algo
que cambiar. Que esta hermosa Madre que tenemos, que nos conoce porque nos
identifica a cada uno, esta Madre que nos mira con ternura, con misericordia, que
nos conoce, nos ayude. Pongamos en el huequito de sus manos, este deseo de la
conversión. Pero también hoy depositemos todo lo que traemos en el corazón. Es
Madre, nos conoce, nos entienden, nos cuida, nos ama”.
“Nos
ponemos en las manos de Nuestra Madre del Valle”
Antes de la bendición final,
el arzobispo de Tucumán, Mons. Carlos Sánchez, expresó su gratitud porque “como
Iglesia Diocesana de Tucumán estamos cumpliendo 125 años, estamos en un Año
Jubilar”, y “queremos agradecer al padre Luis (Urbanč), obispo de esta Iglesia
vecina de Catamarca, por habernos recibido en el Santuario de Nuestra Madre”.
“Para nosotros es una dicha
compartir esta Eucaristía, que es una forma de crecer en comunión honrando a la
Madre y Patrona del NOA, la Virgen del Valle. Nosotros, con el padre Roberto (Ferrari)
y todo el presbiterio de Tucumán nos ponemos en las manos tiernas de Nuestra
Madre, y también a toda la Iglesia, a los consagrados, las consagradas, los
laicos, los agentes de pastoral, nuestros enfermos, nuestro ancianos, los que
más sufren, nuestros jóvenes, nuestros niños, las vocaciones, el Seminario,
todo lo ponemos en las manos de Ella”.
Bendición
de los ciclistas
Al concluir la celebración
eucarística, los obispos impartieron la bendición a los ciclistas que participaron
de la 12° edición de la biciperegrinación denominada Bajo Tu Manto Pedaleamos,
organizada por el grupo Bikers Maniakos, Ciclistas Aficionados Catamarca. La
misma había partido en horas de la tarde desde el ingreso a la localidad de
Santa Cruz, en el departamento Valle Viejo y en su recorrido unió lugares de
devoción mariana como la Ermita de San Isidro, la Gruta de Choya, el paseo
General Navarro, más conocido como La Alameda, pasando por el lugar donde está
ubicada la Corona gigantesca que recuerda la coronación de la Sagrada Imagen,
culminando en la Catedral y Santuario mariano.
Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca