“Que la Madre del Cielo los siga cuidando y guiando en su noble servicio”
Imploró para que reciban un salario digno, que sean valorados por la sociedad y las autoridades. Recordó a los enfermeros y enfermeras que ya tienen un santo protector, san Artémides Zatti, canonizado el pasado 9 de octubre.
En la noche del miércoles 30 de noviembre, día en que la Iglesia celebra a San Andrés y segundo del novenario en honor de la Pura y Limpia Concepción del Valle, rindió su homenaje el á mbito de la Salud estatal y privado: sanatorios, hospitales, Maternidad, Círculo Médico, Colegio de Profesionales en Psicomotricidad de Catamarca, farmacéuticos, odontólogos, kinesiólogos, anestesistas, psicólogos, bioquímicos; OSEP, SAME, ECA, EMICA, geriatricos, Lalcec, ONG Corazón con Agujeritos, Soles, Pastoral de la Salud y Pastoral de las Adicciones.
La Santa Misa fue presidida por el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč, y concelebrada por el rector y el capellán de la Catedral Basílica y Santuario mariano, los presbíteros Gustavo Flores y Ramón Carabajal, respectivamente.
“Que la Madre del Cielo los siga cuidando y guiando en su noble servicio que está particularmente indicado por el Señor Jesús: « Vengan benditos de mi Padre porque estaba enfermo y me visitaron»”, expresó el Obispo, citando el Evangelio de san Mateo, en el comienzo de su homilía, al dar la bienvenida a los alumbrantes de esta Misa.
En relación con el tema de meditación propuesto para esta jornada: “Escuchar para dar testimonio de la Palabra de Dios” , Mons. Urbanč pensó: “¡Qué importante es esto en un agente sanitario! No sólo para hacer un buen diagnóstico, sino sobre todo para lograr una empatía profunda con el enfermo. Todo ser humano necesita ser escuchado; y más, quien está pasando por algún problema, en nuestro caso, de salud”.
Entonces dije: “El camino sinodal lo comenzamos haciendo este gran esfuerzo de escuchar al otro, que es más que ver. Quien sólo mira, se queda fuera del problema. Quien escucha tiene que tomarse tiempo delante del otro, percibe su situación y puede llegar a la empatía. Ve la realidad, pero a través del aporte de la subjetividad del otro, que es parte importante de la realidad que se intenta comprender y amar”.
Santo Patrono
Luego recordó a los enfermeros y enfermeras que ya tienen un santo protector, san Artémides Zatti, canonizado el pasado 9 de octubre. Seguidamente pasó a realizar una breve biografía de este santo nacido en Italia, nacionalizado argentino.
“Don Zatti amaba a sus enfermos de manera conmovedora. Veía en ellos a Jesús mismo, de manera que cuando se dirigía a las monjitas para pedir algo para algún enfermo, decía: « Hermana, ¿tiene ropa para un Jesús de 12 años?»”, narró en un pasaje de la biografía de este tercer santo argentino, agregando más adelante: “Muchas veces pasó que los enfermos preferían que los atendiera don Zatti, el ' enfermero santo ' -como lo llamaban- y no el médico”.
“Con esta breve reseña pretendo motivarlos a conocer mejor el talante de este gran cristiano que no sólo sea un intercesor sino alguien que los motive a estar más cerca de Dios y de los enfermos a ejemplo de Jesús, el gran médico y enfermo de la humanidad ”, expresó.
un apostolado
Después, vinculando la fiesta
litúrgica del apóstol san Andrés con quienes homenajeaban a la Virgen en esta
celebración manifestó: “querría que ustedes vieran su servicio a los enfermos
como un apostolado, es decir, que habiendo hecho una profunda experiencia de
ser curados por Jesús tanto en el cuerpo como en el espíritu, acepten ser
enviados por Él a hacer lo mismo con quien se acerque a ustedes o que reciban
en sus lugares de trabajo, sabiendo ver en el hermano/a al mismo Jesús; y a
tratarlo con la mayor delicadeza, paciencia y pericia posible”.
Hacia el final pidió a la Virgen por todos los que la honran. “En especial te pido por todos los que trabajan en el ámbito de la Salud: que tengan los mismos sentimientos de Jesús respecto de los enfermos, que se capaciten cada día para prestar un mejor servicio a quienes sufren, que reciban un salario digno, que sean valorados por la sociedad y las autoridades, que sean humildes, generosos, empáticos, caritativos y disponibles. Cúbrelos con tu manto para que se vean libres de todo mal y que entreguen todas sus energías en el cuidado de los más débiles y vulnerables”.
Concluyó pidiendo a la Madre “por todos los que están viniendo a verte en estos días, para que los recibamos como al mismo Jesús y así aportemos lo nuestro para recrear la esperanza en nuestra sociedad, tan necesitada de amor, paz, justicia, salud, educación, trabajo y fraternidad”.
Al concluir la celebración eucarística, Mons. Urbanč se dirigió hacia el Paseo de la Fe donde bendijo las ambulancias en que se traslada a los enfermos, otros móviles sanitarios, ya quienes deben atenderlos.
TEXTO COMPLETO DE LA HOMILIA
Queridos devotos y peregrinos:
En este segundo día de la novena rinden su homenaje a la Virgen del Valle los que trabajan en el ámbito de la salud. Bienvenidos a esta celebración. Que la Madre del Cielo los siga cuidando y guiando en su noble servicio que está particularmente indicado por el Señor Jesús: “Vengan benditos de mi Padre porque estaba enfermo y me visitaron” (Mt 25,36).
Hoy la Iglesia honra de un modo especial al apóstol san Andrés, hermano de san Pedro. Propicia oportunidad para agradecer el don de la fe que nos llega gracias a la predicación y testimonio de quienes son los cimientos de nuestra fe. Nuestros principales intercesores ante Dios. Un saludo cordial y mi súplica por quienes celebran su onomástico.
La propuesta temática para profundizar en esta jornada es: “Escuchar para dar testimonio de la Palabra de Dios” .
¡Qué importante es esto en un agente sanitario! No sólo para hacer un buen diagnóstico, sino sobre todo para lograr una empatía profunda con el enfermo. Todo ser humano necesita ser escuchado; y más, quien está pasando por algún problema, en nuestro caso, de salud.
El camino sinodal lo comenzamos haciendo este gran esfuerzo de escuchar al otro, que es más que ver. Quien sólo mira, se queda fuera del problema. Quien escucha tiene que tomarse tiempo delante del otro, percibe su situación y puede llegar a la empatía. Ve la realidad, pero a través del aporte de la subjetividad del otro, que es parte importante de la realidad que se intenta comprender y amar.
Para ustedes, enfermeras y enfermeros, les tengo la buena noticia de que ya tienen un santo protector: san Artémides Zatti, canonizado el pasado 9 de octubre y declarado unánimemente por el episcopado argentino patrono de los enfermeros y enfermeras el 10 de noviembre, día del Señor de la Salud.
San Artémides Zatti nació en Italia el 12-10-1880, llegó a Argentina en 1897 y murió en Viedma el 15-3-1951 en olor de santidad, luego de una ardua y fecunda labor como enfermero y farmacéutico. El ícono con el que se lo recuerda es con delantal blanco y bicicleta. Se destacaba por su buen trato, simpatía y muy cerca con los más pobres. La gente lo tenía por 'hombre de Dios'. Un médico del hospital que dirigía don Zatti, como lo conocían todos, decía de él: ' cuando veía al señor Zatti, vacilaba mi incredulidad'. Y otro: 'Creo en Dios desde que conozco al señor Zatti'.
Don Zatti, al ingresar en la congregación de los salesianos como hermano coadjutor, fue asignado a cuidar un joven sacerdote con tuberculosis y se contagió gravemente. Hizo, por indicación de su director espiritual una promesa a María Auxiliadora de que si se curaba, dedicaría el resto de su vida a curar enfermos, y recibió el milagro de la curación. De allí surge su conocida frase: “Creí, Prometí, Curé” . Coherente con la promesa hecha a la Virgen se consagró inmediatamente y totalmente al hospital, primero en la farmacia y luego como enfermo y administrador del mismo. Y para estar más a disponibilidad de todos, eligió un dormitorio que estuviera sobre la calle para que cualquiera que necesite su servicio a cualquier hora pudiera llamarlo por la ventana.
Don Zatti amaba a sus enfermos de manera conmovedora. Veía en ellos a Jesús mismo, de manera que cuando se dirigía a las monjitas para pedir algo para algún enfermo, decía: “Hermana, ¿tiene ropa para un Jesús de 12 años?”.
Su servicio no se reduce al hospital, sino a toda Viedma y alrededores. A donde lo llamaban iba. Jamás convencido que le paguen. Muchas veces pasó de que los enfermos preferían que los atendiera don Zatti, el ' enfermero santo ' -como lo llamaban- y no el médico.
Con esta breve reseña pretendo motivarlos a conocer mejor el talante de este gran cristiano que no sólo sea un intercesor sino alguien que los motive a estar más cerca de Dios y de los enfermos a ejemplo de Jesús, el gran médico y enfermo de la humanidad.
Ya que hoy recordamos a san Andrés, apóstol, querría que ustedes vieran su servicio a los enfermos como un apostolado, es decir, que habiendo hecho una profunda experiencia de ser curados por Jesús tanto en el cuerpo como en el espíritu, aceptan ser enviados por Él a hacer lo mismo con quien se acerque a ustedes o que reciban en sus lugares de trabajo, sabiendo ver en el hermano/a al mismo Jesús; ya tratarlo con la mayor delicadeza, paciencia y pericia posible.
Querida Virgen del Valle, escucha la súplica de tus hijos que vienen a honrarte, a agradecerte y suplicarte. En especial te pido por todos los que trabajan en el ámbito de la salud: que tengan los mismos sentimientos de Jesús respecto de los enfermos, que se capaciten cada día para prestar un mejor servicio a quienes sufren, que reciben un salario digno, que sean valorados por la sociedad y las autoridades, que sean humildes, generosos, empáticos, caritativos y disponibles. Cúbrelos con tu manto para que se vean libres de todo mal y que entreguen todas sus energías en el cuidado de los más débiles y vulnerables.
También te pido, Madre amorosa, por todos los que están viniendo a verte en estos días, para que los recibamos como al mismo Jesús y asímos lo nuestro para recrear la esperanza en nuestra sociedad, tan necesitada de amor, paz, justicia, salud , educación, trabajo y fraternidad.
¡¡¡Viva la Virgen del Valle!!!
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Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca