Camino a la Beatificación

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21 mayo 2009

Los jóvenes se preparan para recibir al Espíritu Santo con una vigilia


El sábado 30 de mayo, a partir de las 23.00, dará inicio el Pentecostés Diocesano para Jóvenes, que culminará el domingo a las 4.00 con una procesión de antorchas y celebración eucarística.
La vigilia se llevará a cabo en el Colegio Padre Ramón de la Quintana y está destinada a todos los jóvenes tanto de colegios privados como estatales, que deseen sumarse a esta propuesta, cuyo lema es “No tengan miedo, reciban al Espíritu Santo”.
Será una oportunidad para acercarse a Dios a través de la oración y la alabanza a través de los cantos, como así también un espacio para encontrarse y compartir con otros chicos.
Los organizadores, pertenecientes al Equipo de Pastoral del Colegio Padre Ramón de la Quintana, informaron que desde la 00.00 y hasta las 3.00 del domingo 31, las instalaciones del Colegio Quintana permanecerán cerradas, para resguardo de los jóvenes asistentes. De esta manera buscan llevar tranquilidad a los padres de los chicos.
Está previsto que alrededor de las 4.00 se concrete la procesión de antorchas por calles de la ciudad capital, que partirá desde el predio franciscano hasta la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Valle, donde se oficiará la Santa Misa, a las 5.00.
Se invita a todos los jóvenes que deseen participar de esta vigilia, quienes deberán llevar anotadores, mate y galletitas.
De esta manera, la juventud catamarqueña vivirá la Fiesta de Pentecostés.

Significado de la fiesta
Cincuenta días después de la Pascua, los apóstoles, que tenían miedo de salir a predicar, se encontraban reunidos con la Madre de Jesús. Era el día de la fiesta de Pentecostés. Repentinamente, escucharon un fuerte viento y pequeñas lenguas de fuego se posaron sobre cada uno de ellos. En ese instante el Espíritu Santo descendió sobre ellos y comenzaron a hablar en lenguas desconocidas. Por esos días, Jerusalén estaba invadida por muchos extranjeros que venían a celebrar la fiesta de Pentecostés judía. Cada uno oía hablar a los apóstoles en su propio idioma y entendían a la perfección lo que ellos hablaban. A partir de ese día, los apóstoles ya no tuvieron miedo y salieron a predicar a todo el mundo las enseñanzas de Jesús. El Espíritu Santo les dio fuerzas para la gran misión que tenían que cumplir: llevar la palabra de Jesús a todas las naciones, y bautizar a todos los hombres en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.