La Sagrada Eucaristía se concretó en la Catedral Basílica, y fue presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por el Vicario Episcopal para la Pastoral Diocesana, Pbro. José Antonio Díaz, el Delegado Episcopal de la Catedral, Pbro. Domingo Chaves, y el Pbro. Bartolomé Zenteno.
En su homilía, Mons. Urbanc destacó que “los jóvenes son la esperanza de la Iglesia”, indicando que en esta celebración, “Dios les quiere hablar de un modo particular al corazón, para que se planteen qué es la fe. Esa fe que recibieron a través de sus padres cuando fueron bautizados”.
A semejanza de los apóstoles, quienes ante la prohibición que tenían de hablar de Jesús dicen: ‘No podemos callar lo que hemos visto y oído’, dijo que “los jóvenes no pueden callar lo que han visto y oído. Anuncien a Jesús y vivan como El, como María. Que los otros chicos descubran en ustedes que no tienen miedo”.En otro tramo de la predicación manifestó: “Qué lindo que los jóvenes puedan encontrarse con Jesús de la mano de María…, que todos los días puedan gozar de la dulzura de Jesús en sus corazones. Cuando están en la escuela, en la universidad, cuando practican algún deporte, que siempre puedan hacer presente a Jesús”.
“La Virgen María nos puede ayudar a llevar a Jesús. Todos podemos ser como María, que corre a dar una mano al hermano. Ustedes, chicas y chicos, tienen la tarea de llevarles a los otros chicos a Jesús”, expresó el Obispo.
Asimismo, exhortó a las chicas a que “amen a María, sueñen ser como María”; y a los chicos a tomar el ejemplo de José; para ir renovando nuestra sociedad con jóvenes que aporten su juventud, porque nuestra sociedad necesita rejuvenecer. Y esto lo harán si tienen como modelos a María y a Jesús”.
En el momento del ofertorio, los jóvenes y adolescentes de distintos movimientos, instituciones y parroquias brindaron un colorido particular a la celebración, iluminando la nave central de la Catedral con pequeños cirios portados en sus manos, mientras otros chicos acercaban los dones al altar.
Finalizada la Santa Misa, dos jóvenes llevaron la Imagen de la Virgen del Valle, desde el interior del templo catedralicio hasta la urna colocada en el escenario montado en el Paseo de la Fe, acompañados por el Obispo Diocesano.
Acto cultural
Ya ubicados en el Paseo de la Fe, se desarrolló el acto cultural, organizado por la Pastoral Juvenil, consistente en un recorrido histórico por la acción de los jóvenes en la vida eclesial catamarqueña. Este caminar fue presentado por décadas, desde 1960 hasta 2010, caracterizadas con vestimentas y música propia de cada período histórico; ensamblando en cada uno de ellos el nacimiento de las instituciones y movimientos juveniles que trabajan en la evangelización en la diócesis. Todo esto fue matizado con testimonios, de representantes de las distintas generaciones, quienes relataron brevemente su experiencia personal y comunitaria de la presencia de Dios en sus vidas.
Como corolario de esta velada, el joven diácono Ronan José Aguirre, oriundo de la localidad de Londres, departamento Belén, ofreció su testimonio de vida, a través del canto, siendo acompañado por todos los presentes. José y otros dos jóvenes: Eugenio Pachado (Belén) y Marcelo Amaya (Capital), serán ordenados sacerdotes en agosto de este año, y son una expresión real de la entrega generosa al Dios que nos ama y a su Iglesia.
Para cerrar este encuentro, el Pbro. José Antonio Díaz tomó en sus brazos la Sagrada Imagen, que nuevamente fue colocada en su Casa.
Fue un espacio que ayudó a muchos de los presentes a hacer memoria del paso de Dios por la vida de generaciones enteras, en este año en que nuestra Diócesis de Catamarca cumple 100 años como Iglesia particular.