19 abril 2010
Multitudinaria y conmovedora muestra de fe a la Virgen del Valle
Catamarca se vistió de fiesta para vivir en plenitud la procesión en honor a la Virgen del Valle, marcando el epílogo del Septenario en su honor, que en esta oportunidad tuvo un acento particular por la celebración del Año Jubilar con ocasión del Centenario de la Diócesis de Catamarca, en el 119º aniversario de la Coronación Pontificia de la Sagrada Imagen, y en el Bicentenario de la Patria. Una vez más, la presencia de la Reina de este Valle, bendecido por sus gracias desde hace cuatrocientos años, movilizó a miles de almas que peregrinaron desde distintas provincias y desde el interior catamarqueño, para llegar a sus pies; a quienes se unieron los hijos que la tienen cerca suyo siempre.
La marcha procesional se inició en la Plaza del Maestro hasta donde fue trasladada la Sagrada Imagen por el Señor Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, quien presidió los actos litúrgicos de la jornada, acompañado por el clero diocesano y religioso de Catamarca.
Precedieron a la centenaria Imagen delegaciones de peregrinos, movimientos e instituciones eclesiales, educativas y del Estado provincial. Fueron los trabajadores de Vialidad Provincial, quienes tuvieron el privilegio de portar en sus hombros la urna con el Tesoro más preciado de los catamarqueños, escoltado por efectivos de la Guardia de Honor de la Policía de la Provincia, y representantes de Agrupaciones Gauchas.
Las autoridades provinciales y municipales estuvieron encabezadas por el Gobernador de la provincia, Ing. Eduardo Brizuela del Moral; y el intendente de San Fernando del Valle de Catamarca, Dr. Ricardo Gaspar Guzmán. También dijeron presente autoridades legislativas, judiciales y de las fuerzas de seguridad.
Durante el trayecto se elevaron súplicas y cantos, mientras los guías motivaron a la reflexión a la luz de la Palabra de Dios.
Aplausos y pañuelos en alto saludaron el paso de la Reina del Valle de Catamarca, que recorrió la avenida que lleva su nombre, hasta el Paseo General Navarro (La Alameda), desde donde descendió por calle República hasta la plaza 25 de Mayo, donde fue recibida por una multitud de fieles, bajo los sones de la Banda de Música de la Policía de la Provincia y con una suelta de globos blancos y amarillos.
Posteriormente, los presentes entonaron las estrofas del Himno Nacional Argentino y acompañaron en silencio el arriamiento de la Bandera, en el mástil de la plazoleta ubicada en el principal paseo público de la ciudad.
Mensaje del Obispo
En su mensaje final, el Señor Obispo confió a la Virgen del Valle “nuestra Diócesis que celebra sus primeros cien años de servicio evangelizador. Te hemos pedido por nuestros sacerdotes en el marco del Año Sacerdotal, y te hemos suplicado por nuestra Patria, que se apresta a iniciar sus actividades en torno al Bicentenario 2010-2016”.
Al referirse a los fieles, dijo: “Cada uno de tus hijos, hijas, que han llegado a verte y a tocarte, te han contado sus cuitas, te han confiado sus pesares, te han encomendado a un ser querido, te han rogado por la Patria, te han pedido que liberes con tu omnipotencia suplicante a quienes están oprimidos por el peso de sus culpas, de sus adicciones, de sus vicios, del odio, del rencor, de la depresión, del miedo. Te han pedido por trabajo, salud, paz, unidad, entendimiento y diálogo en la familia. Pero no sólo esto, sino que te han alegrado dándote gracias por innumerables favores recibidos por tu intercesión a favor de tantas necesidades, que sólo Tú conoces, y que has ido resolviendo del modo y en el tiempo más provechoso para cada uno”.
Pedido por la Patria
Asimismo, pidió que “acompañes en su regreso a todos los que han venido de otras provincias o del interior de la nuestra, confórtalos con el bálsamo de tu ternura maternal, para que sean testigos de tu Hijo Resucitado para la salvación del mundo. Muchos de ellos vienen año a año desde hace mucho tiempo, y otros es la primera vez que han llegado para conocerte y agradecerte. Colma a todos de paz, esperanza y amor”.
En otro tramo suplicó a la Virgen por “nuestra Patria, es decir, por todos los que habitamos esta bendita tierra, legado de nuestros mayores, que seamos fieles a los valores que nos engendraron y que los sepamos hacer fructificar en bien de las futuras generaciones”.
Finalmente, expresó: “Madre, que si nosotros nos olvidamos de Ti y de tu amado Hijo, Tú no te olvides de nosotros”.
Luego, Mons. Urbanc impartió la bendición papal, que otorga indulgencia plenaria a quienes participaron con los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía en la misa dominical, y a quienes siguieron la transmisión de la fiesta mariana por los distintos medios de comunicación.
Inmediatamente, invitó a saludar a la Virgen y tuvo de su parte un cordial saludo a todos los presentes y a los peregrinos de un modo particular.
En la despedida, hubo pañuelos flameando, aplausos, vivas y lágrimas en rostros suplicantes y agradecidos de los hijos de la Morenita Virgen del Valle, que una vez más escribió una nueva página de esta historia de amor maternal.