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08 diciembre 2011

Multitudinario lanzamiento del Año de la Familia en el cierre de las fiestas marianas

El Padre José Díaz, Rector del Santuario, porta la Sagrada
Imagen para que presida la procesión.
En la soleada tarde del jueves 8 de diciembre se concretó la Solemne Procesión con la Sagrada Imagen de la Virgen del Valle, marcando el epílogo de nueve días de gracia plena, iluminados bajo el lema “A tu familia Dios la ama”, y la apertura del Año Diocesano de la Familia, que constituirá el eje de la acción pastoral de la Iglesia de Catamarca en 2012, en el contexto de la Misión Diocesana Permanente. Miles de fieles y peregrinos marcharon junto a la Sagrada Imagen, acompañada por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, sacerdotes del clero local, religiosos, seminaristas y autoridades provinciales, encabezadas por el Señor Gobernador, Ing. Eduardo Brizuela del Moral, quien estuvo acompañado por su señora esposa y miembros de su gabinete; los Señores Intendentes de Capital, Dr. Ricardo Guzmán, y de Fray Mamerto Esquiú, Dn. Humberto Valdez; la Señora Presidenta Provisoria del Senado, Lic. Marta Grimaux de Blanco; autoridades policiales y militares.
El Señor Obispo traslada la Sagrada Imagen para dar
inicio a la Solemne Procesión.

La fiesta comenzó con la salida de la prodigiosa Imagen desde la Catedral Basílica en brazos del Rector del Santuario y Catedral Basílica, Pbro. José Antonio Díaz, quien la entregó al Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, ante los aplausos y vivas de los devotos apostados en el Paseo de la Fe, para partir hacia la Plaza del Maestro, desde donde dio inicio la caminata de la fe, que recorrió avenida Virgen del Valle y calles República, Rivadavia y San Martín, para arribar al Paseo de la Fe. En el trayecto de desgranaron los misterios del Santo Rosario, oración por excelencia de la Virgen María, y se entonaron cantos de alabanza. A lo largo de las 14 cuadras que abarcó el trayecto, se desplazaron delegaciones de peregrinos de diversas diócesis del país, particularmente de la Región NOA, de movimientos e instituciones eclesiales, entidades deportivas, escuelas de danzas, organismos públicos, entre otras instituciones del medio.
La marcha procesional recorrió varias cuadras de la
ciudad capital catamarqueña.

Un marco especial ofrecieron los integrantes del Ejército Argentino que prestan servicios en la Escuela de Tropas Aerotransportadas y Fuerzas Especiales y en la IV Brigada Paracaidista de la ciudad de Córdoba, quienes llegaron a los pies de la Patrona de los Paracaidistas, tras recorrer 440, a través de una prueba atlética, que unió las ciudades de Córdoba y de San Fernando del Valle de Catamarca, bajo el lema “Hacia Ella vamos”,

 

A su arribo al Paseo de la Fe, la Sagrada Imagen fue recibida con los acordes de la Banda de Música de la Policía de la Provincia, y una lluvia de pétalos de flores cayó desde lo alto, mientras flameaban los pañuelos y los aplausos se sentían con fuerza en la principal plaza de la ciudad capital.

Los fieles se sumaron masivamente para expresar
su amor a la Madre del Valle.

Apertura del Año Diocesano de la Familia

Tras el mensaje final del Señor Obispo (ver texto completo al pie de la crónica), se concretó la ceremonia de lanzamiento del Año Diocesano de la Familia, en el marco de la Misión Diocesana Permanente, el cual se extenderá hasta el 8 de diciembre de 2012.

En la ocasión, los párrocos y una familia representante de cada comunidad parroquial recibieron el material correspondiente a la primera etapa, consistente en la Oración de la Misión Continental, el Tríptico Diocesano, la Carta Pastoral del Obispo, con motivo del Año Diocesano de la Familia y un CD conteniendo material sobre el tema familia.

La urna es llevada por los empleados de Vialidad Provincial.


En un claro homenaje a la Patria en su Bicentenario, los presentes entonaron las estrofas del Himno Nacional, y luego se dio paso al arriamiento de la Enseña Nacional en el mástil ubicado en la Plazoleta de la Bandera, en la plaza 5 de Mayo.

Posteriormente, el Obispo Diocesano concedió a los asistentes a las Solemnidades Marianas una indulgencia plenaria; impartiendo luego la bendición final a todos los presentes y a quienes siguieron las diferentes instancias de las festividades a través de la radio y la televisión.

Niños aspirantes de la Acción Católica dijeron presente.
Con gratitud, pañuelos en alto y mucha emoción, la Imagen cuatro veces centenaria de la Virgen del Valle fue llevada hasta el Camarín, con una escolta de honor de la Policía de la Provincia. A su paso, tomaron gracia las autoridades presentes. Los aplausos estallaron en el interior del templo catedralicio cuando la Sagrada Imagen fue colocada en la urna que la guarda durante el resto del año.

Una vez más, se escribe una página de amor entre la Madre y sus hijos, que sorteando largas distancias llegaron a sus pies para expresarle su devoción sin límites.


La Imagem llega al Paseo de la Fe, donde fue recibida con
aplausos y vivas.

Texto completo de la alocución final de la procesión

Tierna Madre del Valle, una vez más nos pones en la encrucijada de la despedida. Es verdad que siempre estás con nosotros, pero estos días de la novena pasaron y este hermoso día también llega a su fin y a muchos de de lo aquí presentes les toca volver a sus hogares. Estoy seguro que regresarán reconfortados… y renovada su esperanza para sembrarla en el corazón de sus familiares, amigos y desconocidos. Sé que serán tus fieles embajadores. Ayúdalos, acompáñalos y concédeles la gracia de volverte a ver pronto. Y, a nosotros, concédenos prepararnos más para recibirlos mejor.

Las autoridades presentes saludan a la Madre del Valle.
Hoy, querida Madre del Valle, pongo a tus pies a todas las Familias de nuestra Patria, de nuestra Provincia y de nuestra Diócesis cuya celestial protectora eres Tú. Bendícelas, llénalas de Luz, Vida y Amor y hazlas discípulas-misioneras de tu amado Hijo Jesús. De un modo especial te confío a los responsables de animar la Pastoral familiar en toda la Diócesis. Ellos han asumido con alegría y disponibilidad la tarea de coordinar todo este año la Misión Diocesana Permanente. Haz que todos se sumen a este mandato de Jesús: el de anunciar la Buena noticia de la Familia. Que los sacerdotes, los consagrados, los seminaristas, los novicios franciscanos y los laicos, a través de instituciones y movimientos nos entreguemos generosamente a sanear tantas familias desarticuladas, a fortalecer las que están medianamente bien y a formar a los jóvenes en la correcta intelección de este bien precioso e imperecedero de la humanidad. Te necesitamos junto a san José y tu Hijo para que el ejemplo de Familia, unida, orante, laboriosa, misionera, solidaria, servicial, alegre, creyente, educadora, responsable, amorosa que ustedes fueron se multiplique en todos los rincones de la Diócesis, de modo que nuestras familias aporten aquellos ciudadanos que la Patria necesita para resurgir y ser un hogar para todos los que llegan a este mundo día a día. Queremos ser una Nación sin sobrantes ni excluidos, una Nación de hermanos acogedores y defenso-res de toda vida humana, y muy cuidadosos de las más débiles e indefensas, porque la Vida, es Dios mismo que se dona a nosotros, como se confió a ti en la persona de su eterno y amado Hijo… Queremos salvaguardar a la ‘célula básica de la sociedad’, ‘a la iglesia doméstica’, ‘al taller de las virtudes morales, sociales y cristianas’, ‘a la escuela del más sano humanismo’, ‘a la cuna de la vida, la cultura y el amor’, ‘a la institución anterior a todas las instituciones’ y por sobre todo ‘ícono de la Trinidad’.

Somos conscientes del rol irreemplazable que ella ocupa en las culturas de todos los tiempos y lugares como forjadora de personas libres, responsables, creativas y serviciales… Por eso, queremos como Tú, que las familias sean conscientes de la indelegable responsabilidad que le cabe en hacer de la tierra un hábitat adecuado para que la vida humana nazca, crezca y se desarrolle según el designio de Dios en este tiempo y en el futuro. Queremos decirle a cada hermano: ¡A tu familia, Dios la ama!

También pongo bajo tu cuidado la lectura, comprensión y divulgación de la Carta Pastoral que redacté para motivar a todos tus hijos a una reflexión sobre la situación en la que se encuentran sus familias, de manera que, a la luz de la Palabra de Dios y el Magisterio de la Iglesia, concreten acciones saludables que devuelvan el resplandor, que esta institución divino-humana debe tener según el proyecto eterno de Dios.

Además, hay otro material que voy a entregar a representantes de las 28 parroquias para que desde allí llegue a movimientos, instituciones, escuelas y pequeñas comunidades de modo que nadie quede sin interrogarse sobre lo que está sucediendo en esta realidad y consecuentemente comprometerse en la santificación de la misma.

No puedo dejar de agradecerte, Virgen amada, el regalo que nos hiciste, sin que lo pidiéramos formalmente, al enviarnos a dos sacerdotes redentoristas para realizar un servicio misionero por tres años, que hoy formalmente comienza, en el sector norte de nuestra ciudad, jurisdicción de la parroquia santa Rosa de Lima, con sede en el populoso barrio de las 500 viviendas, al que sería muy hermoso que lo pudiéramos ‘bautizar’ con el nombre de ‘Santísimo Redentor’, en atención a la congregación de estos misioneros. Te lo dejo en tus manos, Madre del Perpetuo Socorro. Toca los corazones de todos los bautizados para que acojan esta gracia que Tú les conseguiste para ellos y su felicidad.

Por último, Madre Celestial, te pido por las nuevas autoridades provinciales, municipales y comunales que administrarán en los próximos 4 años el erario público, para que no pierdan de vista el bien común, dando continuidad al camino recorrido y mejorando la calidad de vida de todos los ciudadanos, comenzando por lo más débiles; que estén libres de mezquindades y estrechos horizontes y que los valores cristianos, que ya por 400 años Tú vienes tutelando, inspiren cada decisión en bien de una sana y fraterna convivencia social. A la vez, que noten el apoyo y la comprensión de todos en el ejercicio del mandato recibido. Ayúdalos. Ilumínalos. Hazlos humildes y serviciales.

¡Madre del Valle, que todos los aquí presentes seamos cada vez más dóciles y fieles a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, en profunda comunión eclesial! AMÉN