El Apostolado de la Oración y las demás instituciones de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús invitan a toda la comunidad a participar de la novena a la Virgen de la Dulce Espera, cuya imagen será entronizada el 24 de diciembre (Nochebuena). La santa misa se celebrará a las 21.30.
Para estos días previos al nacimiento de Jesús, las instituciones de la parroquia quieren darle una impronta significativa al Niño por nacer y a la Virgen como la portadora y protectora de la Vida, que es Cristo mismo para el mundo.
• Desde el día 16 al 24 de diciembre a las 19.30, se realizará el rezo de la novena a la Virgen de la Dulce Espera, y a las 20.00 se oficiará la Santa Misa. Se invita a todas las madres embarazadas para el día 23 de diciembre, en que se les impartirá la bendición y se rogará por ellas.
• La Imagen de la Virgen de la Dulce Espera visitará los días 21, 22 y 23 los siguientes organismos:
21 de diciembre: 10.00- El hogar (geriátrico) María Eugenia.
22 de diciembre: 10.00- La cárcel de mujeres.
23 de diciembre: 10.00- IGOM.
A la Virgen de la Dulce Espera se la invoca como Patrona de las mamás gestantes que acuden a Ella pidiendo por el feliz término del embarazo y también como Protectora de las niñas y niños por nacer. Dada la grave amenaza del aborto, la devoción de la Virgen de la Dulce Espera adquirió una importancia capital en estos últimos tiempos.
Después de Jesús y como protagonista al lado de El, la figura más representativa de la Navidad es la Virgen María. Vale decir que de su “Sí” dependió la encarnación del Verbo de Dios, que se hizo visible ante nuestros ojos. Por eso, la Iglesia vuelve la mirada a aquella mujer, sencilla y humilde, elegida para ser la Madre de Jesús. De allí que todos los fieles cristianos debemos fijar la mirada en María, bajo la advocación de la Virgen de la Dulce Espera.
Después de Jesús y como protagonista al lado de El, la figura más representativa de la Navidad es la Virgen María. Vale decir que de su “Sí” dependió la encarnación del Verbo de Dios, que se hizo visible ante nuestros ojos. Por eso, la Iglesia vuelve la mirada a aquella mujer, sencilla y humilde, elegida para ser la Madre de Jesús. De allí que todos los fieles cristianos debemos fijar la mirada en María, bajo la advocación de la Virgen de la Dulce Espera.