El domingo 20 de mayo, Día de la Ascensión del Señor, culminan las fiestas patronales en honor del Señor de los Milagros en La Tercena, departamento Fray Mamerto Esquiú.
Ese día se celebrará la Santa Misa a las 10.00, como es habitual, y por la tarde, la imagen será trasladada hasta el descanso de la Virgen, llegando a la localidad de la Carrera a las 15.45. Allí permanecerá hasta las 16.30 en que se iniciará la procesión hacia el Santuario, donde se oficiará la celebración eucarística. Invitamos a todos los fieles y devotos a participar de este acto de culto y manifestación de la fe en el departamento.
Historia de la Iglesia del Señor de los Milagros
El Curato de Piedra Blanca fue creado en 1793 y se designa parroquia a la Iglesia del Señor de los Milagros, o Parroquia de los Segura, quienes la hicieron edificar, los esposos José Luis Segura y Francisca Mariana Segura. En el dintel de la puerta principal hay una inscripción grabada que dice: “Alabado S. Sr. Año 1793”.
El matrimonio Segura – Cubas, fundadores de la iglesia, fueron padres de Don Pedro José Segura, quien fuera gobernador; Luis Gabriel Segura, bautizado y celebró su primera Misa en este Templo, fue Obispo de Paraná.
También recibieron el Sacramento del Bautismo Bienaventura Rizo Patrón, Obispo de Salta, y Fray Mamerto Esquiú, Obispo de Córdoba. Fue Cura Párroco José Eusebio Colombres, Diputado al Congreso de Tucumán, el 9 de julio de 1816, siendo luego nombrado Obispo de Salta, cargo que no pudo desempeñar ya que la muerte lo sorprendió el 11 de febrero de 1859.
Una reliquia de indudable valor se conserva en la Iglesia, llamada antiguamente, Parroquia Vieja o del Señor de los Milagros: La Pila Bautismal en la que fue bautizado Fray Mamerto Esquiú. Fue declarada Monumento Histórico Nacional, por Decreto Nº 98076 del 12 de agosto de 1859.
El sabio Germán o Hernán Burmeister en su libro “Viajes por los Estados del Plata” realizado a lomo de caballo, el 27 de enero de 1860 atravesando el Gracián desde Palo Labrado, en su relato dice: “Al llegar al bajo encontramos un camino ancho, bien trillado que iba a las poblaciones próximas, visibles entre los arbustos situados al pie de la sierra sobre una superficie bien inclinada. Al rato encontramos junto a las primeras casas, pero no tan pronto pasamos la población llamada Piedra Blanca las chacras se sucedían, el camino seguía encerrado entre tupidos setos y tapias de adobes y por encima de estos cercos asomaban frutales de toda clase, principalmente viñas cubiertas de espléndidas uvas. No creo haber visto nunca otro paisaje del país, una población más bien tenida y mejor cultivada como esta, lo que me rodeaba, me hacía recordar vivamente a Mendoza con sus extensas plantaciones; pero allá no encontré tanto cuidado ni aprovechamiento tan completo del terreno, como aquí en Piedra Blanca. Un rato después pasamos delante de la Iglesia. Esta también estaba cuidada y no tan ruinosa como generalmente suelen estar las iglesias del país; edificada con un tan poco consistente. Se estaba celebrando Misa porque era domingo, los fieles se hallaban de pie hasta afuera, delante de la puerta y en todas partes, alrededor, a la sombra de grandes árboles frondosos, se veían caballos con lindos aperos, que atestiguaban el bienestar de sus dueños, entre estos también se veían muchas monturas de muchas mujeres. La Iglesia consistía solamente de un edificio sin torre, construido con adobe. Entre tanto había llegado a las nueve (9) y ya marchamos cuatro horas consecutivas a caballo, habiendo recorrido tres leguas a contar de Palo Labrado. En vista de esto entramos a una de las chacras próximas y nos hicimos dar una canasta de uvas y un poco de pan para desayunarnos. Esta Iglesia es la del Señor de los Milagros, Parroquia Vieja o Parroquia de los Segura, como se le solía llamar antiguamente”.
Historia de la Imagen del Señor de los Milagros
Según la tradición, esta Imagen fue traída desde el Perú por un promesante, que ha causa de su enfermedad, había prometido a la Virgen del Valle donar la preciosa reliquia del Señor de los Milagros. Si conseguía su salud de esta Buena Madre y en cumplimiento de este voto, puso el crucifijo sobre el lomo de una mula y emprendió el largo viaje a Catamarca (también los octogenarios expresan que fue en una carreta tirada por una yunta de bueyes). El Cristo venía cuidadosamente acondicionado en una petaca de cuero, como era costumbre en esa época. La Capilla que existe actualmente no había sido edificada. Se celebraba el Santo Sacrificio en una pieza, que actualmente desapareció por la acción del tiempo. En esta modesta vivienda se veneraba un Cristo más pequeño, haciendo las veces de Capilla. El antiguo camino pasaba por frente de la Iglesia actual, el que después se abandonó, para transitar por la parte sur.
Los modestos viajeros, padre e hijo, con su preciosa carga a lomo de mula, al pasar por frente de la capilla ocurrió lo imprevisto, el pequeño corcel se “echó” en el camino. Se pensó que por el cansancio el animal no se ponía de pie para seguir la marcha. En vano fueron todos los intentos realizados, la mula no quería proseguir su viaje… ¡Cuál fue la sorpresa! Al no ponerse de pie el animalito. Padre e hijo decidieron sacar la preciosa carga de las petacas, previo permiso de los dueños, para colocarlo en una habitación hasta el día siguiente, en que reanudarían la marcha hasta la Ciudad.
Cuánta admiración causó al ver que la mula, una vez retirada la carga, se ponía de pie sin mayor esfuerzo y sin ningún auxilio. Al siguiente día, se repite lo mismo, el animal no quiere continuar la marcha llevando la Imagen, por lo que el dueño comprendió que era voluntad del Señor quedarse allí; resolviendo donarla a los vecinos del lugar para que le levanten una Capilla y que sea de la veneración de todos. La historia nos narra que una vez entregada la Imagen, desde lo alto del cielo se escuchó una voz que le decía: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. El viajero padre, estando sentado a la mesa al medio día, se sintió enfermo, ocasionando su muerte sorpresivamente. El hijo con sus animales, se volvió a su tierra, después de haber dado cristiana sepultura a su padre.
Desde ese día los pobladores trabajaron afanosamente para levantar la Iglesia en honor del Señor de los Milagros. Cumplido con la edificación del Templo en 1793, fue designada Iglesia Parroquial del extenso Curato de Piedra Blanca, que comprendía Paclín, Ambato y este departamento. Cuántos devotos del Señor han desfilado delante de Él, para implorar su protección y hacerle presente su agradecimiento por los favores recibidos. El Templo que guarda la bendita Imagen, como un tesoro de incalculable valor espiritual, estará siempre con los brazos abiertos para recibir a sus hijos, que buscan sus bendiciones.