Camino a la Beatificación

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06 mayo 2016

Música, color y procesión de antorchas en el cierre de los festejos por el Centenario del Camarín

Pablo Martínez en el homenaje de los jóvenes.
En el epílogo de los actos programados para celebrar los 100 años de la inauguración del Camarín y el 125° aniversario de la Coronación Pontifica de la Imagen de la Virgen del Valle, los jóvenes rindieron su homenaje a la Madre Morena con un recital de música cristiana en la Catedral Basílica, a cargo de grupos musicales católicos locales y con la presencia del cantante Pablo Martínez, quien llegó especialmente a nuestra ciudad para sumarse a esta celebración.
Todos los grupos y movimientos juveniles, los equipos de pastoral de los colegios, delegaciones de parroquias de la capital junto a gran cantidad de fieles se dieron
cita para vivir una celebración de amor y alabanza a Dios y a la Madre del Valle por medio del canto.
Con la animación del grupo Yanai, comenzó la celebración a los pies de la Imagen bendita de Nuestra Señora del Valle, que luego dio paso a la esperada presentación de Pablo Martínez, quien expresó en su saludo de bienvenida que “no quiero que nadie se confunda, lo que vamos a vivir no es un recital, sino un momento para rezar cantando. Todas las canciones serán una oración a Dios y a la Virgen”. Junto a una banda compuesta por tres jóvenes, su repertorio hizo estallar en aplausos el templo catedralicio, desbordado por una gran cantidad de jóvenes, que manifestaron su alegría por el encuentro con María.

A continuación, la música del joven cantautor catamarqueño Franco Rodríguez animó la preparación de la procesión con antorchas. Muchos se ubicaron en el Paseo de la Fe, desde donde se inició la procesión, presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, junto a sacerdotes del clero local, autoridades y miembros de las Fuerzas de Seguridad y fieles en general. La columna iluminada caminó junto a la Imagen casi cuatro veces centenaria de la Virgen del Valle alrededor de la plaza 25 de Mayo, cantando, alabando y recordando la
historia de la Coronación Pontificia y meditando en las obras de misericordia.  
Al finalizar la marcha procesional, las campanas anunciaban regreso de la portentosa Imagen a su Santuario, y fue llevada en brazos del Obispo hasta el Camarín, tal como ocurriera hace cien años atrás.