Camino a la Beatificación

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03 septiembre 2018

Misa y bendición de Biblias en el inicio del mes dedicado a la Palabra de Dios


Durante la noche del domingo 2 de septiembre, dio inicio oficialmente el Mes de la Biblia en la Diócesis de Catamarca, durante la Misa presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, en la Catedral Basílica y Santuario de Nuestra Señora del Valle, en cuyo Presbiterio se destaca un altar con la Biblia entronizada, que permanecerá allí durante todo el mes de septiembre.
La proclamación de las lecturas fue precedida con el ingreso del Libro Sagrado en forma procesional, mientras los fieles acompañaban este momento con cirios encendidos en sus manos.
Durante su homilía, Mons. Urbanc explicó que “septiembre es el Mes de la Biblia porque el día 30 se celebra la memoria de San Jerónimo, un gran Padre de la Iglesia, quien tradujo la Biblia de las lenguas originales al
latín, que era la lengua que hablaba el pueblo”. Para ello, “se tuvo que ir a vivir en Palestina en una las cuevas de Belén, donde pasó muchos años rezando y aprendiendo las lenguas originales, el hebreo, el arameo y el griego, para poder traducir la Palabra de Dios y que la pudieran entender los que hablaban el latín. La traducción que ofreció se llama Vulgata, y con ello ha hecho un gran servicio”.
También invitó a los fieles a leer, rezar y comentar la Palabra en familia, indicando  que “la Biblia tiene que estar en una mano y la Eucaristía en la otra, así es la Misa, por eso la primera parte se llama Liturgia de la Palabra y después de la proclamación del Credo y la Oración de los Fieles, viene lo que
llamamos la Liturgia de la Eucaristía. Es decir que todos los domingos tenemos dos mesas: la mesa de la Palabra y la mesa de la Eucaristía, las dos tienen la misma dignidad, en la dos está presente Dios. Eucaristía y Palabra siempre van de la mano. Dios viene al encuentro en la Palabra y nos alimenta con la Eucaristía”.
Tomando el texto del Evangelio del día, afirmó que “lo que sale de nuestro corazón es lo que nos mancha, de nuestro interior sale la deshonestidad, el desatino, el orgullo, la difamación, la envidia, los engaños, la avaricia; yo fabrico todo eso”. Por ello dijo que “si estamos unidos a Dios, entonces de mi corazón saldrá lo bueno. Y para eso necesitamos meditar la Palabra de Dios, para que nuestro corazón produzca lo bueno, lo que edifica, lo que construye, lo que une, lo que hace superar los problemas, eso tiene que producir nuestro corazón. Pero sólo podemos hacer esto si amamos de verdad a Dios y si nos unimos a Él”, enfatizó.

En otro tramo de su predicación señaló que “la Palabra me tiene que cuestionar, no sólo me tengo que conformar con escucharla, sino que tengo que poner en práctica lo que me dice Dios”. Y agregó que “el cristiano que viene el domingo a misa no debe conformarse sólo con oír la Palabra, la predicación, sino que su vida debe ser la fidelidad a Dios, y dejarse llevar por ese amor que experimenta. Por eso es tan importante la meditación de la Palabra, porque si conozco mucho a Dios más lo voy a amar, ya que nadie ama lo que no conoce”.
Al finalizar la ceremonia religiosa, el Obispo bendijo las Biblias que llevaron los fieles.