Camino a la Beatificación

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07 septiembre 2018

Por primera vez se aplicó la Ley que establece el Día del Milagro


A 14 años del sismo, los catamarqueños renovaron su gratitud a la Madre Protectora

Es de esperar que el significado de ‘El Día del Milagro’ se lo enseñe en el hogar y en las escuelas, colegios y universidades, al igual que la figura del Venerable Esquiú, de manera que las futuras generaciones no desconozcan sus raíces”, dijo Mons. Urbanc.

En una jornada agradable con un sol a pleno, los catamarqueños se convocaron en torno a la Eucaristía, para expresar su gratitud a la Madre del Valle por su maternal protección durante el movimiento telúrico ocurrido el 7 de septiembre de 2004.
A 14 años de aquel terrible acontecimiento, los habitantes de este suelo renovaron su amor y fidelidad a la Madre Protectora que camina a su lado desde hace cuatro centurias.
Este año la conmemoración se realizó en el marco del feriado provincial establecido por la
Ley Provincial N° 05525/17, que declara el 7 de septiembre como Día del Milagro.
Los actos litúrgicos dieron inicio a las 8.00 con la Santa Misa, presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por numerosos sacerdotes del clero diocesano.
El principal santuario mariano de Catamarca se vio desbordado por una gran cantidad de fieles, entremezclándose en la multitud había autoridades civiles, entre ellas el Senador Provincial, Prof. Oscar Vera, autor del proyecto aprobado por la Legislatura provincial declarando esta jornada como Día del Milagro.

Durante su homilía, Mons. Urbanc expresó: “Ya han pasado 14 años de esa dramática mañana del 7 de setiembre de 2004, que ha quedado grabada en la memoria de miles y miles de paisanos, a tal punto que algunos de ellos, en uso de sus facultades legislativas, han dispuesto que, a perpetuidad, se reconozca esa jornada como el ‘El Día del Milagro’, de manera que las actuales y venideras generaciones agradezcan de corazón la intervención maternal de la Morena Virgen del Valle, y la juren por celestial Protectora de cada ser humano que more en esta provincia
argentina, acudiendo a Ella en sus pesares y aprendiendo de Ella a conocer, amar y servir a Dios, creador, salvador y santificador de cuantos a Él se acercan con humilde fe, confiada esperanza y comprometida caridad para con sus semejantes”.
En torno a ello, dijo que “es de esperar que el significado de ‘El Día del Milagro’ se lo enseñe en el seno del hogar y en las escuelas, colegios y universidades, al igual que la figura del gran fraile catamarqueño, el Venerable Mamerto Esquiú, de manera que las futuras generaciones no desconozcan sus raíces y reciban alimento de ellas”.

En otro tramo afirmó que “además, Dios espera que sembremos ‘la paz de Cristo en nuestros corazones, que seamos agradecidos en toda circunstancia, que la palabra de Cristo habite entre nosotros con toda su riqueza, que nos enseñemos unos a otros con toda sabiduría, que nos corrijamos mutuamente, que cantemos a Dios dándole gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados’”.
Y apuntó: “Que nos quede claro que detrás de cada vida humana está Dios, fuente y razón de toda verdad y justicia. Este Buen Dios nos cuida con paternal solicitud y nos ha dado como tierna Madre, a la que se eligió como Madre de su Hijo, hecho hombre en sus purísimas entrañas. ¡Cuánta bondad, cuánta misericordia, cuánto Amor de Dios por la criatura humana!”.
Dirigiéndose a la Madre Morenita, suplicó: “Postrados ante tu imagen cuatro veces centenaria, queremos renovar nuestro amor a Ti, agradecer tu maternal protección y pedirte que nos sigas acompañando sobre todo en la educación de nuestros niños, adolescentes y jóvenes, presente y futuro de nuestra patria. Vuelve hacia tus hijos descarriados tu amor para que regresen al hogar de la Iglesia, casa y escuela de comunión, experimentando profunda y cabalmente la inagotable e inefable misericordia de Dios, de la que Tú eres la cara visible. Cuida de nuestros gobernantes; obtenles del corazón de tu amado Hijo la
sensibilidad hacia los más necesitados y la decisión de ser ejemplo de vida para los demás por medio del servicio desinteresado al bien común de todos los ciudadanos. Ayúdanos a luchar contra las inequidades, las adicciones, la corrupción, la miseria y la venta y consumo de sustancias que destruyen la vida de la gente. Fortalece y da esperanza a los enfermos, a los ancianos, a los abandonados, a los depresivos y a los moribundos. Líbranos de los azotes de la naturaleza a la que tanto hemos dañado. Concédenos la sabiduría que necesitamos para sabernos cuidar los unos a los otros y para dejar un mundo habitable a las futuras generaciones. Danos, en fin, la humildad necesaria para estar siempre con Dios y, con su ayuda e inspiración rehacer los vínculos que como sociedad hemos destruido”.


Tañir de campanas y peregrinación
A las 8.53, hora en que se produjo el terremoto de 2004, redoblaron las campanas del Santuario Mariano, como parte de los actos de este día de fiesta y agradecimiento a la Señora de este Valle, en el contexto de los 400 años de su hallazgo en la Gruta de Choya.
Finalizada la celebración eucarística, los fieles participaron de una alegre peregrinación con la Imagen de la Madre del Valle, llevada en andas por calle San Martín hasta las instalaciones del Centro Educativo y Cultural Diocesano Virgen del Valle, antiguo Seminario, donde se desarrolla la Asamblea del Decanatal con la convocatoria de las parroquias distribuidas en el territorio capitalino, por cuyos frutos se pidió durante la Misa, en unión con los hermanos del Decanato Centro, quienes hicieron lo propio.