La comunidad de Valle Chico vivió con alegría y gratitud la inauguración del templo
El templo se concretó con un gran esfuerzo
de la diócesis, “ahora ustedes acepten el desafío de seguir trabajando,
involucrando a los niños y jóvenes”, dijo el Obispo.
Durante la tarde del domingo
12 de diciembre, se llevó a cabo la inauguración oficial y bendición del templo
puesto bajo el patrocinio de Nuestra Señora de Guadalupe, en el complejo
urbanístico Valle Chico.
En el cierre del triduo en
honor de la Santa Patrona, los actos dieron inicio con la procesión desde la
plaza hasta la capilla, en cuyo atrio se realizó el acto protocolar. El mismo
contó con la presencia del Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc; el párroco de
San Pío X -a cuya jurisdicción pertenece esa comunidad-, Pbro. Héctor Salas; el
comisario Walther Espilocín y personal de la Comisaría 11°; abanderados y
escoltas de la escuela primaria N° 193, agrupaciones de scouts, miembros de
instituciones eclesiales y barriales y vecinos del lugar.
Luego de la entonación de
las estrofas del Himno Nacional y el Himno a Catamarca, se escuchó el mensaje
del anterior párroco, Pbro. Sergio Chumbita, quien recordó a quienes trabajaron
en los comienzos de la labor evangelizadora en la zona, especialmente
catequistas, y felicitó a toda la comunidad y al actual párroco por este logro.
Una representante de los
fieles reseñó cómo en los inicios “los niños y los catequistas utilizaron
diferentes lugares, como la escuela del barrio, y realizábamos las misas dominicales
en casas de familias”.
Luego agradeció al Obispo
por la decisión de apoyar este proyecto concretado en su primera etapa,
indicando que “el anuncio, hace un año, de la construcción del templo
financiado por la diócesis, nos llenó de esperanza en los tiempos difíciles que
estábamos viviendo”, y dirigiéndose al Obispo agregó: “Usted nos miró con
ternura y se interesó por nosotros, hoy con su presencia paternal nos sentimos
bendecidos y acompañados por Jesús”. También agradeció a las autoridades
provinciales en la persona del gobernador Raúl Jalil por la construcción de la
casa parroquial.
Tras la entrega de diplomas
al Pastor Diocesano y al párroco, se procedió al descubrimiento de la placa que
registra este momento histórico para Valle Chico, y después al tradicional
corte de cintas dejando inaugurado el edificio sagrado.
Construir
“una comunidad viva, creativa, misionera”
Inmediatamente, los
presentes ingresaron al templo para participar de la Santa Misa presidida por
Mons. Urbanc y concelebrada por el padre Salas, con lengua de señas.
En el comienzo de la
Eucaristía, Mons. Urbanc bendijo el agua con la que roció a los presentes y el
templo.
Durante su homilía, mencionó
que “este tercer domingo de Adviento está caracterizado por ser una invitación
a la alegría, y hoy tenemos una doble alegría: haber concluido el templo que
hoy he bendecido y quedará para más adelante la consagración del altar y la
dedicación del mismo”. Y rogó: “Quiera Dios que puedan seguir consolidando el
camino de evangelización en Valle Chico”, en orden a ello anunció que “dos
hermanas de Camino Neocatecumenal van a habitar la casa que se ha construido”.
“La otra alegría es que
estamos más cerca de celebrar la Navidad, que es la primera venida de Jesús, que
nos lanza a estar bien preparados para la segunda y definitiva venida”,
expresó, resaltando que “la alegría tiene que ser el distintivo de la vida del
cristiano”… “y si vivimos con alegría se tiene que notar la bondad hacia todas las
personas”.
En otro tramo de su
predicación destacó que “hoy estamos recordando los 490 años de la aparición de
Nuestra Señora de Guadalupe en México” y “en el 2031 estaremos celebrando los
500 años de la presencia de la Virgen”. En este sentido, dijo a los fieles que “tienen
diez años para hacer un hermoso regalo a la Santísima Virgen María con todo el
proyecto que tienen; diez hermosos años para poder trabajar con las
comunidades, los hogares que tienen que ser esas iglesias domésticas, para ser una
Iglesia misionera, en salida, una Iglesia que hace presente a Jesús, bajo la
protección y la guía de Nuestra Madre del Guadalupe”.
El Obispo hizo alusión “al
gran esfuerzo que hizo la diócesis para que tengan este templo, ahora ustedes
acepten el desafío de seguir trabajando, involucrando a los niños y jóvenes”.
Y enfatizó que “hemos iniciado
el camino sinodal, juntos como hermanos tenemos que caminar; lo que afecta a
todos, lo tenemos que pensar entre todos y resolver entre todos. Y aquí hay
muchas cosas que nos afectan a todos, la educación de los chicos, la
transmisión de la fe, la construcción de una comunidad viva, creativa,
misionera. Y así vamos a llevar adelante esta hermosa tarea evangelizadora que
Dios nos confía a todos, desde los niños hasta los ancianos”.
Finalmente, puso “todo esto bajo
la protección y la intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe, y también vamos
a pedir a San Juan Diego que fue el gran mensajero de la Virgen. Ojalá que la Virgen
nos otorgue la gracia de que tengamos plasmado en nuestro corazón a Jesús”.
En el momento del ofertorio,
miembros de la comunidad acercaron un mantel, candelabro con velas encendidas,
un Crucifijo y flores para revestir el altar, junto con los dones del pan y del
vino.
Luego de la Comunión y antes
de la bendición final, el padre Salas expresó su gratitud a todas las personas
que trabajaron para la concreción de esta primera etapa de la obra, pidiendo un
fuerte aplauso para todos.
Fotos: Facebook Prensa Iglesia Catamarca